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lunes, abril 29, 2024

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De la universidad dependiente del poder trujillista, se mantuvo ligada con el Estado hasta el 31 de diciembre de 1961 cuando se le otorgó la autonomía, estando Joaquín Balaguer como presidente.

Esto abrió la aparición de organizaciones internas, de profesores, empleados y alumnos y desde luego aparecieron las ideologías. No es de extrañar que la revolución cubana que se había declarado socialista encontrara entre nosotros los dominicanos admiradores, en una época en que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), era un polo contra el capitalismo, dirigido por USA.

Trujillo había dado albergue al fugitivo Fulgencio Batista el 31 de diciembre de 1958, pero no tanto por simpatías ideológicas, como por el hecho de que la Armería, propiedad privada de Trujillo, le había vendido carabinas Cristóbal, por valor de 3 millones de dólares, para usarlas contra la invasión del Granma el 2 de diciembre de 1957, que encabezaba Fidel Castro, el Che Guevara, Camilo Cienfuegos, etc, desde México.

Batista parecía desconocer que los negocios privados de Trujillo estaban por encima de ideologías, de diplomacia y esas menudencias. Primero le dio alojamiento en el Palacio Nacional junto a su familia y lo envió a prisión por dos días, para presionarlo a que pagara la deuda. Tuvo el auxilio del abogado norteamericano Lawrence Berenson y también el presidente de Brasil, Kubitschek, interpuso su opinión para que Trujillo lo liberara de la prisión, cosa que logró.

En el hotel Jaragua donde se hospedó, Trujillo envió un emisario suyo, de origen italiano para compulsarlo al cobro según relata Alfredo Sadule, capitán del ejército cubano, asistente personal de Batista. Este no tuvo opciones y ordenó el pago de la deuda de los dineros que se llevó consigo, en su huida a República Dominicana. Francisco Franco le dio acogida y murió en Marbella en 1973.

Trujillo fue más lejos y le ofreció soldados y equipos militares para que Batista recuperara el poder en Cuba, pero este con el auxilio del equipo de huida residentes en RD, convencieron al dictador de no empeñarse en esa aventura.

Ese escenario, bien caliente, contribuyó en mucho a lo que fueron mis opiniones políticas en esos años, turbulentos en la región del Caribe y mi envolvimiento en las luchas estudiantiles. Mi creencia en lo que era el socialismo en ese periodo de mi vida, no fue caprichosa, porque en toda América, la revolución cubana fue un espejo a imitar. Tanto es así, que, hasta el propio Che Guevara, murió en Bolivia en la ingenuidad de que las cosas se pueden copiar. Ni los indígenas bolivianos actuarían como los campesinos de la Sierra Maestra, ni las condiciones político -sociales de Bolivia, se parecían a las de Cuba.

En adición, USA, no iba a permitir otra Cuba en su área de influencia e hizo todo para que no se repitiera. Así que el veterano guerrillero cayó en el error de que tener razón, en hacer algo, es suficiente para alcanzar el triunfo.

El Socialismo como ideología que guía a la formación de un Estado, que postula la desaparición de las clases sociales, y el establecimiento de un periodo de la dictadura del proletariado es una receta que, en 64 años, en Cuba no ha impulsado a los haitianos, que están a 77   km. vía marítima, a poner un bote en dirección de ese paraíso para los pobres.     Lo que se puede extraer de que el propio Lenin, postulaba: el análisis concreto de la situación concreta y sin embargo el llamado marxismo leninismo supuestamente practicante de ese principio ha provocado fracasos extraordinarios en materia política.

Cuando fui miembro, como secretario de Asuntos Internos de la Federación Estudiantes Dominicanos tuve vínculos muy estrechos con Amín Abel Hasbun, una persona extraordinaria, que se graduó de ingeniero civil con calificaciones de Sunma Cum Laude y que en coherencia con sus ideas se involucró con la organización de trabajadores y campesinos. Hoy la Facultad de Ingeniería de la UASD lleva su nombre. Fue asesinado en su hogar, el 24 de septiembre de 1970. Vigilado por los servicios secretos, lo asesinaron porque vino a ver su esposa Mirna Santos e hijos, desde el lugar donde realizaba actividades políticas. El mismo, menosprecio su importancia. Si se hubiera valorado, quizás hubiera tenido más cuidado.

 

 

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