Siempre he sido de la opinión de que un artista tiene que saber retirarse a tiempo, pero abundan los casos de intérpretes que han persistido en mantenerse en el escenario a pesar de no tener las más mínimas condiciones, porque su voz se ha deteriorado por diversas razones.
El mejor y más patético ejemplo fue el de José Rómulo Sosa, José José (1948-2019), que durante un tiempo insistió en subir a los escenarios, a pesar de que su voz se había convertido en un ronco gorjeo. Era penoso ver al otrora Príncipe de la Canción intentar modular uno de los temas que popularizó con aquella voz afectada por el abuso del alcohol y por parálisis de Bell.
Aunque el alcoholismo contribuyó, este trastorno fue determinante en la afectación de la voz de José José, ya que se extendió a la laringe y el estómago.
Esta situación empeoró con otra afección, conocida como enfermedad de Lyme, pero el artista mexicano insistió en subir a los escenarios, quizás por problemas de orden económico.
Lo mismo ocurrió o quizás ocurre con Odilio González, conocido como el Jibarito de Lares, que la última vez que lo vi cantar sentí gran pesar.
Además del problema que implica el deterioro de la voz de algunos artistas, está el deterioro físico, sobre todo, para aquellos que no se mantienen vigente y reaparece de repente.
Algunos boleristas han tenido la dicha de envejecer con cierta dignidad, sin que su imagen se vea tan mermada, y mantener cierta calidad en la voz. Este podría ser caso de Armando Hipólito Avellanet González, Chucho Avellanet, que conserva una figura regia y es agradable escucharlo cantar, lo mismo que nuestro Aníbal de Peña.
El difunto Vicente Fernández (1940-2021) fue también el mejor ejemplo de un artista que se mantuvo, físicamente y en la calidad inconfundible de su voz. Disfrutamos de Chente o El Charro de Huentitán hasta la última actuación en el escenario. La presentación donde Vicente canta en vivo la legendaria canción “A mi manera” es imperdible y demuestra el privilegio de tener una gran voz hasta el final de sus días. Oírlo cantar esta canción hace que a uno se le erice la piel.
Antes de la entrada en vigencia de sistemas de streaming como YouTube, a los artistas uno los veía en los programas de televisión, pero al ir perdiendo popularidad, vigencia, fueron desapareciendo de ese poderoso medio de comunicación. Ahora nada pasa desapercibido y si esos artistas se presentan en un lugar público o privado, cualquier usuario de las redes o YouTube sube de inmediato el video.
Por un video publicado en YouTube tuve el placer de conocer al admirado artista brasileño Milton Santos de Almeida, mejor conocido como Miltiño, cantando “Recuerdo”, uno de los boleros que más me gustan y que me trae gratos recuerdos.
Pero, además, pude ver en carne y huesos a Lía Reyes Toussentt Cedeño, la venezolana conocida como Lía Tuzent, que aún insiste en actuar en los escenarios.
Esta cantante femenina, popular en los años 60 y 70, fue durante mucho tiempo la artista exclusiva de los programas televisivos El Show de Renny” y “El Show de Víctor Saume”.
Tuzent fue conocida como “La Señora del Bolero” y también como “La Señora del Despecho”, en este último caso no me queda claro el motivo, porque ese título debería llevarlo Blanca Iris Villafañe o Francisca Viveros Barradas, más conocida como su nombre artístico Paquita la del Barrio.
Al verla con un vestido rojo, una flor en el pelo, arrugada por los años, al darme cuenta de que ya no era la artista juvenil de boca amplia, sonrisa expresiva, que popularizó los boleros “Tú sabes”, “Cuatro paredes y un retrato” y “Me da lo mismo”, comprendí que los años son muy crueles con algunos seres humanos. Pero por fortuna nos quedan sus maravillosos boleros y la imagen perenne que podemos llevar en la memoria.
