Para nada es necedad insistir, pregonar, que, para los gustos se hicieron los colores y, sobre todo, en lo relativo a la música, al bolero.
Esto a propósito del matiz, la entonación que cada artista le da a una misma canción, de tal manera que en ocasiones uno ni se percata que es el mismo tema. Podría afirmarse que todo depende del género musical o el estilo y estoy plenamente de acuerdo.
Y voy a empezar por “Cenizas”, la canción escrita por el mexicano Wello Rivas (Manuel Rivas Ávila, 1913-190). Que distintas las versiones del puertorriqueño Gilberto Monroig y la interpretada por la Sensación Jarocha, la mexicana Toña La Negra (Antonia del Carmen Peregrino Álvarez, 1912-1982). Y que decir de la versión cantada por Javier Solís (Gabriel Siria Levario, 1931-1966) un cantante con la capacidad de arrullarte el oído con su tono bajo y de elevarte hasta la gloria cuando sube la voz.
Por Toña La Negra escuché “Cenizas” por vez primera, una canción que elevó la popularidad de la Sensación Jarocha aquí y supongo en otros países de Latinoamérica. Podría afirmarse que ella es dueña de este memorable bolero.
Otro caso es “Tu voz”, escrito por el cubano Ramón Cabrera en 1952 y que popularizara La Guarachera de Cuba, Celia Cruz, quien le imprime ternura, y la otra versión a destacar es la interpretada por Vicente Fernández (1940-2021), el Charro de Huentitán, quien le aporta fuerza y pasión a esta melodía.
Por “Tu voz” y la intervención de un amigo cubano he tenido la suerte de conocer a Mayelín Naranjo, conocida como “La Vaguitera”, una extraordinaria interprete de Cuba, cuya voz me fascina.
En un homenaje a la Guarachera de Cuba, Ana Gabriel (María Guadalupe Araujo Yong) hace una magnífica interpretación de esta sentida canción, con sabor y sentimiento cubano.
Y que decir del tango “Uno”, escrito el maravilloso compositor, músico, dramaturgo y cineasta argentino Enrique Santos Discépolo. El Morocho del Abasto, Carlos Gardel, Julián Sosa, Roberto Goyeneche, Gilberto Monroig, Julio Iglesias, Luis Miguel y el propio autor le dieron su toque personal a este tango amargo.
“Bésame mucho”, la canción de Consuelo Velázquez Torres (1916-2005), fue escrita para ser cantada prácticamente del mismo modo, con esa ternura que encierran sus letras, pero resulta interesante escuchar todas las versiones sobre tema, que recorrido prácticamente el mundo.
Lo mismo puede decirse de “Balada triste de trompeta”, responsabilidad de Alejandro de la Iglesia Mendoza, que fue concebida para desafiar a ese instrumento de viento y todo aquel que se atreva a cantarla tiene que tomar ese derrotero. Felizmente así lo hicieron la argentina Estela Raval (Palma Nicolina Ravallo, 1929-2012), Miguel Rafael Martos Sánchez, Raphael de España, y Min-gyu Cho, cantante de ópera de Corea del Sur, el líder y tenor leggero del grupo vocal crossover Forestella.
“Verdad amarga”, compuesta de Velázquez, es otro de esos temas al que cada quien le imprime su propio estilo, su sentimiento, desde el famoso Trío Los Pancho, José Feliciano, Monroig, Víctor Yturbe, “El Pirulí”, Diego El Cigala hasta el cubano Pablo Milanés, uno de los padres de la Nueva Trova Cubana.
Es un ejercicio interesante escuchar esos boleros íconos en diversas voces, con distintos sentimientos y finalmente quedarse con todos, como lo hago yo. Salud.
