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martes, mayo 14, 2024

Hay episodios inolvidables por fatídicos de campaña electoral, como que acaba el tiempo

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Hay episodios de la campaña electoral ¿campaña electoral o carnaval? Campaña electoral, como todo el mundo la acepta.

Ver a un candidato, el presidente Luis Abinader, agarrado a lo que ha sido el terror de sus opositores, durante cuatro años: la cifra y las obras materiales de sus éxitos como única promesa indesmentible.

Ver a un montón de candidatos opositores obviados por grupos de Poder que entendían no valían la pena para su escenario de “debate” decisorio, cuando escogieron la escena del protagonismo. Escogieron a sólo dos opositores: uno desgastado. El otro sin trayecto suficiente, negándose a ser protagonista, ya que no es un intelectual, según propia confesión. Aunque los reiteren.

Nunca se olvidará, asimismo, que mujeres, tardías expositoras de lo que llevan en su mente convertidas en promesas, más que en planes, tienen que atragantarse cuando la protagonista durante cuatro años, junto a quien todos los números afirman que permanecerá, tiene que exclamar que siente vergüenza y asombro al verse enfrentada a especulaciones sin sustento estadístico.

En eso se basan quienes explican que, a su juicio, las campañas electorales al estilo de estos lares no son más que carnavales costosos que hacen más daño que bien al sistema de la democracia, por no estar precedidas de un proceso educacional social que sirva a las futuras generaciones.

Comoquiera que sea, estos “debates” no sirven para establecer comparaciones. Los tiempos cambian. Es lo que hace que Luis Abinader, en época renovada, luzca que comete un abuso frente a sus contendores. Habla con hechos recientes. ¿Quién más puede hablar de éxito frente a la pandemia del Coronavirus? Éxito frente al reto de salud pública y reto al tener que controlar y mantener la marcha de las variables económicas. Los otros no tienen marco de referencia en este asunto.

Sobre todo, porque Abinader tuvo un contrafuerte lo suficientemente robusto en su segunda al mando, Raquel Peña, a quien entregó la salubridad y todo el aparato estatal controlado exitosamente.

Abinader ha podido exhibir las variantes de los presupuestos durante varios años. Los demás pueden hacer propuestas, no es posible hacer comparaciones. El presidente Abinader habla todo el tiemplo pleno de confianza, como quien ve que todo está decidido para que se quede.

Tiene a su favor que viene parapetado en hechos frente a quienes están limitados a ofertas especulativas.

Tales debates hacen que la opción del que está ejecutando tenga a mano la única alternativa frente a las necesidades reales. Lo hizo y controla poder hacerlo, otra vez.

El éxito más sorpresivo para la oposición se vio reflejado en los resultados de las elecciones municipales. La oposición mostró una incapacidad superlativa al momento de exponer su capacidad para hacer que cada candidato de los pueblos hiciera uso de los medios de promoción a su disposición, que no fueran los mismos que los de los candidatos principales nacionales.

¿Dónde estuvo la huella de los políticos municipales para mostrar sus capacidades y sus bases de que son ciudadanos notables? ¿Por qué no utilizar los medios electrónicos locales, las aulas y salones de los clubes sociales, y culturales, las aulas de las escuelas para imbuir a los muchachos, previa coordinación con las autoridades? Gran desperdicio de parte de la oposición, sabiendo que el principal sindicato de maestros es controlado por esa oposición. Siendo así, dejaron todas las canchas a favor de la reelección de Abinader y Raquel Peña.

Luego, se quejan del éxito de la reelección con la posibilidad de restregar la realidad de las obras materiales completadas o en proceso. Estuvieron todo el tiempo quejándose del uso de los recursos del Estado, y llegado el momento, no hicieron nada para evitar que el uso de los recursos del Estado utilizado durante cuatro años, fuera exhibido como una realidad pueblerina en obras palpables.

El arma usual que ha sepultado a la oposición: críticas y condenas, promesas débiles más que planes factibles. Así no se convence a nadie. Y el paso irremisible del tiempo no se detiene. Se está acabando el tiempo. Y la desesperación es mala consejera.

El 19 de mayo del 2024 será la fecha de un episodio electoral inolvidable. Un fastidio de perdedores. No hay duda alguna.

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