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miércoles, mayo 8, 2024

Clara y José. Una insinuación

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Hace mucho tiempo atrás, una joven mulata llega a Ciudad Trujillo persiguiendo su sueño: convertirse en una gran artista. Hermosa mujer de cabellos alborotados, mirada curiosa y sonrisa pícara. ¿Quién no se enamoraría de esta flor caribeña? Curvas y alas; su sexapil y su libertad. Había una vez, en un tiempo muy lejano, un gallardo caballero que cursó miles de kilómetros para escapar de una pesadilla: vivir en el encierro.

Luego de tantos años entregado con convicción a su pasión y con un largo camino trazado en el modernismo catalán, de golpe, como un impulso salvaje, el amigo, colega, maestro y artista de la bohemia de Barcelona y París, debe huir para encontrar su libertad. Clara Ledesma (1924-1999) y Josep Gausachs (1889-1959), son dos grandes de la Historia del Arte Dominicana; juntos representan una dupla contradictoria y complementaria: lo femenino y lo masculino, la juventud y la madurez; lo amateur y lo paradigmático, la pupila lozana y el mentor veterano.

 El tiempo está de Fiesta. 1958. Mixta sobre madera 36" x 24". ( Foto Juan José Mesa)
El tiempo está de Fiesta. 1958. Mixta sobre madera 36″ x 24″.  (Clara Ledesma)( Foto Juan José Mesa)

Josep Gausachs i Armengol exiliado republicano español, llegó a este país casi por azar. Ya era un artista reconocido en su patria; estudió en La Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, conocida como Escuela de la Lonja, y donde él mismo fue profesor. Al terminar sus estudios viajó a París y se estableció en Montparnasse. Vivía por temporadas entre Francia y España, codeándose con los grandes artistas e intelectuales de principio del siglo XX: Joaquín Torres García, J.V. FOIX, Carles Ribas, Picasso, Modigliani, Marinetti, Tristán Tzara, André Breton, Ernest Hemingway, quien coleccionaba su obra.

Su estilo en la pintura corría parejo con las vanguardias, era fresco, libre, limpio, de colores puros y vivos, rondaba entre el realismo y la abstracción, jugaba con las formas, le daba un guiño al surrealismo y en sus retratos se acercaba a la caricatura. Transitó por todos los ismos, desde el impresionismo pasando por el fauvismo, hasta llegar al Neoexpresionismo, sin dejar nunca de experimentar e investigar las posibilidades del pincel.

 Universo infinito que me envuelve. 1983. (Juan José Mesa)
Universo infinito que me envuelve. 1983.  (Clara Ledesma)( Foto Juan José Mesa)

Gausachs llega a República Dominicana en 1940, durante la dictadura de Trujillo, registrándose como pintor; cuentan que por entonces se le buscó para pintar casas, lo cual ofendió grandemente a este digno y esnobista catalán, de 51 años.

Dos años después, aprovechando los talentos europeos establecidos en el país, el Sr. Rafael Díaz Niese, director de la Dirección General de Bellas Artes de 1940 a 1950, impulsa la creación de la primera institución oficial para la formación en las artes.

Arriba y abajo. 1988. Dibujo sobre papel30" x 22". (Foto Juan José Mesa)
Arriba y abajo. 1988. Dibujo sobre papel30″ x 22″. Clara Ledesma. (Foto Juan José Mesa)

Así comienza esta historia, cuando en 1942 se funda la Escuela Nacional de Bellas Artes en la calle Arzobispo Nouel #43, Ciudad Colonial, dando inicio a un nuevo capítulo en las artes plásticas nacionales. El primer director de la escuela fue el también exiliado español, Manolo Pascual, y los primeros maestros fueron: la artista Celeste Woss y Gil, el alemán George Hausdorf y el propio Gausachs.

Más tarde se integrarían los artistas inmigrantes Eugenio Fernández Granell, Vela Zanetti y Ernst Lothar, y Yoryi Morel, gran pintor del Cibao, con quien Clara se había iniciado en el estudio de dibujo y pintura en su ciudad natal Santiago de los Caballeros, y no es de dudar que extendiera excelentes recomendaciones de su joven alumna a Gausachs, ya que se conocían y admiraban mutuamente.

Una pausa en la corrida. 1939. Mixta sobre papel. 11.5" x 9.5" (José Gausachs) (Foto Juan José Mesa)
Una pausa en la corrida. 1939. Mixta sobre papel. 11.5″ x 9.5″.José Gausachs. (Foto Juan José Mesa)

Lo cierto es que con gran tenacidad Clara logró que toda su familia se trasladara a vivir a Ciudad Trujillo, y así inscribirse en la recién inaugurada ENBA. Esta mujer joven, de 18 años, es decidida y parece tener una visión iluminada de su propio destino.

Clara fue una estudiante sobresaliente, talentosa, ganadora de premios y galardones. Se convirtió en la alumna predilecta del maestro Gausachs, y entre ellos dos creció un cariño especial. Este dúo, una vez conectado por la academia y por sus intereses culturales comunes, dinamizaron la actividad artísticos e impulsaron el compromiso de otros jóvenes con el arte.

Paisaje de Olot. 1935. Óleo sobre lienzo. Josep Gausahcs. (Foto Juan José Mesa)

Paisaje de Olot. 1935. Óleo sobre lienzo. Josep Gausahcs. (Foto Juan José Mesa)Ledesma se gradúa de la ENBA en 1946, recibe el título de Profesora de Dibujo e inmediatamente se integra al claustro de maestros. También se convierten en profesores otros egresados de su generación como Gilberto Hernández Ortega, discípulo muy querido de Gausachs con quien conforman el colectivo artístico Los Cuatro en 1954, junto al también maestro Jaime Colson.

Organizan colectivas, motivan la creación artística, fomentan las actividades expositivas en el circuito cultural, además de ser maestros influyentes de toda una generación de artistas egresados de la ENBA. Representan los cimientos del arte moderno dominicano y son paradigma para las artes visuales contemporáneas de hoy en día.

Estos dos artistas, que compartieron taller, proyectos, docencia y una profunda amistad, nunca hicieron una exposición juntos. Por primera vez podemos apreciar y comparar sus influencias cruzadas en la exposición “Conexión G: Clara y Gausachs”, en el Museo de Arte Moderno, curada por el director del Centro de Estudios del Arte Caribeño / CEAC Juan José Mesa, especialista en la obra de Clara Ledesma y de José Gausachs, quien por muchos años ha investigado y representado la obra de ambos.

Exuberancia Tropical. Josep Gausachs (Foto Juan José Mesa)
Exuberancia Tropical. Josep Gausachs (Foto Juan José Mesa)

El estar tan cerca de estas obras le ha llevado a profundizar sobre sus vidas y su producción artística; ha viajado a Barcelona, Francia y Luxemburgo en busca datos, encontrando el inconveniente de que muchos expedientes de los republicanos fueron borrados o destruidos en su momento por el gobierno franquista. De todas maneras, es mucho lo que se puede hallar siguiendo los pasos del Gausachs.

A pesar de estas vicisitudes, el proyecto ha continuado su camino. La importancia de este par de artistas fundamentales en la historia del arte dominicano y la enorme necesidad de profundizar sobre ellos, es un compromiso para Mesa, que mantiene un proceso de investigación abierto: se corrigen apuntes, se precisan referencias, se sigue buscando datos y contrastando información.

En el caso de Ledesma, Mesa tuvo la oportunidad de hacerle numerosas entrevistarlas durante la década de los años 90’s. Haberla conocido no significa que el trabajo sea más fácil, pues el pensamiento de Clara en un misterio indescifrable que se encuentra presente en lo onírico de su obra, con alto contenido metafísico y surrealista que coloca su imaginario en un limbo que ha acabado por definirse como realismo-mágico, tomando el concepto de la literatura, que a su vez se referiré al surrealismo propio del caribe, de la fantasía tropical de entornos paradisíacos.

Y de pronto, puede uno preguntarse: ¿quién influyó sobre quién? José, al igual que otros artistas europeos produjo una obra dominicana al llegar a estos paralelos; la luz, la disponibilidad de materiales, el calor, las costumbres criollas, las tradiciones locales, lo propio de esta tierra, lo étnico la negritud, lo autóctono, lo endémico; todas estas cuestiones, imposible de ignorar, son una fuerza mayor que inevitablemente producirán nuevas ideas y propuestas diferentes.

Trabajar al lado de artistas más jóvenes es también una fuente de inspiración, y una incitación a la búsqueda de nuevas formas de expresión; las que buscaba Clara, quien muy pronto abandonó la obra figurativa o clásica de sus mulatas, para internarse en su mudo singular con la paleta colorista que la identifica. Y cuando hablamos de color, podemos identificar cuánto tienen de parecido las decisiones cromáticas, dentro de sus composiciones, el uso de contraposiciones y combinaciones de colores complementarios.

 Mulata pensativa. 1946. Mixta sobre papel. 13.5 " x 11".Josep Gausachs. (Foto Juan José Mesa)
Mulata pensativa. 1946. Mixta sobre papel. 13.5 » x 11″.Josep Gausachs. (Foto Juan José Mesa)

También en cuanto a formas se aprecian similitudes. En cuanto a la simbología, Gausachs y Ledesma se acogen al uso de elementos del arte primitivo afrocaribeños y mitológicos, en una dialéctica llena de simbologías alusivas a la metafísica: el ojo, el pez, la luna, la estrella.

Para contrastar y enfatizar lo dispuesto anteriormente se crearon cinco ámbitos en esta exposición: en primer lugar, del lado izquierdo de la sala un brevísimo resumen de la trayectoria de Gausachs, comenzando con tres retratos pequeños de la segunda y tercera década del S. XX, una selección de otras 7 pinturas realizadas en Barcelona, Ibiza y Palma de Mallorca y 25 pinturas hechas en República Dominicana.

Entre las obras realizadas en España, cabe destacar “Una pausa en la corrida” (1939). Esta pequeña pintura fauvista y futurista, llena de símbolos con significados sociales y metafísicos, es una pequeña muestra del radical pensamiento político de Gausachs, izquierdista republicano. En el cuadro se aprecia un torero en el momento en el que es embestido por el toro; el torero yace sobre el animal sosteniendo aún el capote que tapa la cabeza.

El cuerno del toro cruza su pelvis y sale del otro lado del cuerpo manchado de sangre, todo el pantalón del matador, sangra. La mano derecha empuña lo que parece ser un pincel que emerge en una flor, símbolo del socialismo. Esta es de las pocas obras pintadas por Gausachs durante los años de la guerra civil que se conservan.

Pared del fondo Exhibición Conexión G. (Foto Juan José Mesa)
Pared del fondo Exhibición Conexión G. (Foto Juan José Mesa)

En segundo lugar tenemos del lado derecho la sólida obra de Ledesma, ya madurada, reflexiva, perfeccionada. Sus fantásticos mundos y sus sueños en grandes formatos coloridos con los elementos mencionados antes: el pez, la luna, los pájaros, los ojos, el cuerpo, la curva y una paleta de color auténtica, ¡es Clara Ledesma! El Malabarista (1996) y Las Cuatro Lunas (1993) se encuentran ubicados en el entorno del primer nivel del museo, afuera del salón, pero pertenecen a este ámbito, así como la serie de dibujos a blanco y negro “Fantasía Cósmica” (1988), de gran formato, ubicados en el entorno del primero piso del museo, afuera del salón. Estos fantásticos dibujos evocan la búsqueda de las raíces taínas, del arte primitivo, recuerdan dibujos rituales o escenas de un tránsito espiritual.

En tercer lugar, tenemos al fundo la gran pared de 12 metros por 4.5 de altura con 30 obras de ambos artistas, para incitar a la comparación y análisis sobre la similitudes y diferencias entre las obras de ambos artistas. Desde el color hasta la forma, pasando por la experimentación, la investigación y búsqueda exhaustiva en el interior. Mentor y aprendiz se funden en un interesante intercambio de saberes, Gausachs enseña la técnica, Clara aporta su visión caribeña.

Podemos apreciar en este gran mosaico pictórico, cuasi un cadáver exquisito, prácticas vanguardistas donde ambos artistas se abren una puerta hacia el surrealismo, muchos de estos trabajos son bocetos, ejercicios y juegos visuales. En el centro del mural está la obra “Garraxta” (c. 1944) de Gausachs, obra fantástica, surrealista, donde un personaje de color verde y cuerpo amorfo sobre un fondo azul intenso, parece contornearse dentro del cuadro, como si quisiera salir de él.

Una serie de documentos se presenta en una vitrina al centro del salón, este es el cuarto ámbito de la exposición, un recorrido didáctico a través del registro de documentación donde pueden verse recortes de periódico de la época, invitaciones a exposiciones, catálogos, actas civiles de distintas índoles, fotografías, bocetos y cartas. Entre todos estos papeles destaca una foto a blanco y negro que expone a Gausachs junto a una Clara exuberante posando desnuda, al fondo se ve la pintura “la garraxa”; lo cual nos insinúa que la modelo para la figura de esta pintura pudo haber sido Clara, musa del maestro en múltiples ocasiones. Estamos ante presencia de un archivo provocador que quizás quiere contarnos una historia.

Por último, en un quinto ámbito se presenta una línea de tiempo donde se establecen los momentos históricos y personales más relevantes las dos décadas durante los cuales se establece la Conexión G, que se dá entre Gausachs y Clara. Es importante recalcar que esta conexión se dio también con otros muchos importantes artistas e intelectuales de la República Dominicana, como Fankling Mieses Burgos, Jaime Colson, Eugenio Fernández Granell, Vela Zanetti, Gilberto Hernández Ortega, Paul Giudicelli, Eligio Pichardo, Clara Ledesma, Peña Defilló, Oscar de la Renta, principalmente.

Gausachs muere en el año 1959, dejando una impronta imborrable en la plástica dominicana. No solo por Clara, la más preferida de sus alumnas, sino por todos los demás, que en su mayoría se convirtieron en los grandes maestros de las artes plásticas dominicanas. Para Clara, esta muerte debió de ser algo terrible.

Su sentimiento de luto quedaría registrado en una pintura que realizó poco después de la muerte del maestro, titulada “La dama del abanico” (1959), la pieza es una pintura fundamentalmente negra, con la forma de la mujer y del abanico delineadas por una fina línea de color claro, el abanico tapa el rostro hasta los ojos, que miran fijamente al espectador. Es una pintura estremecedora, profunda, llena de tristeza. Emociones que pertenecen a Clara y que nunca conoceremos a ciencia cierta. Lo que sí sabemos es que existía una unión entrañable entre Clara y José.

Ana Agelán Fernández

Curadora en Jefe del Museo de Arte Moderno

 

2 COMENTARIOS

  1. Maravilloso relato, description y reportage de esta interesante muestra Que deguste junto mi hijo ,y otros invitados , extraordinario momento Que realmente me impacto y lleno de inquietud Con respeto a esa interesante historia del arte dominicano

  2. El mérito de este trabajo es que tiene luz propia.
    El privilegio es compartido ❤ y te doy las gracias nueva vez por esta valoración.

    A principios del siglo XX tenemos la superposición de la modernidad desde el punto de vista de la tecnicidad, la ciencia, la máquina…
    Pero esto no se produce en República Dominicana prácticamente hasta la celebración del 1er Centenario de nuestra Independencia en 1944.
    Gausachs transitó ese camino en Barcelona antes de su llegada a la República Dominicana, concretamente la concepción pictórica que compartían los autores catalanes modernistas como por ejemplo el de «la libertad en el arte» o el de «el arte en servicio de la belleza» de Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Isidre Nonell, Xavier Gosé, Ricard Urgell…
    Y sin embargo, lo que los europeos buscaban en las culturas «exóticas» y «primitivas» estaba en el corazón de la experiencia cultural dominicana, con Yoryi Morel y sus alumnos… (Clara entre ellos) que se compone de mucho mestizaje y lo criollo que mal llaman costumbrismo.
    Algo que nuestros primeros modernistas supieron valorar… y no supieron o no quisieron reconocer.

    Te animo a continuar profundizando en la investigación. Y juntos haremos posible, que el camino no sea tan largo para que el valor de estos dos formidables maestros sea reconocido.

    🙏

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