24.1 C
Santo Domingo
lunes, abril 29, 2024

Llegó Abril

Las más leídas

Escríbanlo con mayúscula GRANDOTA de nombre propio. Pronúncienlo a BOCA LLENA, en el tono altísimo de tiple. Ese tono que sólo pueden entonar los infantes, cuando aún, no se les han desgarrado las cuerdas de la dignidad y la inocencia ni a mujeres ni a los hombres. Es la edad de los sueños, la adolescencia. Edad que es potro indomable que enaltece a los humanos, haciéndolos soñadores a todos.
Abril.
Tenía que llegar Abril, en Jueves Santo. El día cuando la cultura fija la fecha de los martirios y las glorias. Cuando se resumen las memorias de las más grandes redenciones de todos los pueblos y naciones.

Los malvados de siempre miran hacia este mes con fastidio, porque Abril es el mes que resume todos sus fracasos. Porque Abril, más que nada, resume todos los sueños irredentos de un pueblo magnífico. ¡Quisieran los malvados tener su propio pueblo sin tenerlo, porque no han podido apropiárselo, aunque lo usufructúen a fuerza de zarpazos!
Abril es el mes en que las fotografías de los hechos históricos van envueltas en los sobacos sudados de los soldados más dignos que ha parido país alguno.

Soldados amarrados en uniformes con los que sólo se visten los militares heroicos. Seguro que será posible repetirlos. También, soldados en mangas de camisas de civiles armados, revolcándose, ambos, en las calles como fuerza que camina hacia el sacrificio pasajero, pero eterno y redimible.

Abril es repetible. Créanlo. Aquel Abril referido por tantos soñadores y que de tanto repetirlo ¡no produce cansancio!

Abril nace un día primero por tradición. Cuando nace el verdadero Abril es el día veinticuatro. Es ese día que viene a la memoria para cubrirla con una inmensidad de botones embriones ya abiertos y deshojados, convertidos en multitud de rosas de todos los colores dueñas de todos los aromas.

Abril, el referido, sin embargo, es un mes que muere un día veintiocho, para repetirse cada trescientos sesenta y cinco días, porque así gana un nuevo espacio para honrar el sacrificio de un pueblo entero sembrado de sueños.

Abril fue increíble un día veinticuatro. Ese ese día emprendieron vuelo todas las abejas obreras, capaces de inyectar la ponzoña de las ilusiones vivas, sabiendo que en su picadura dejaban sembrada su alma para inmortalizar toda una gesta.

Abril, es el día veintiocho, cuando quisieron sembrar de muertos la sabana, y no fue posible, porque los muertos se reprodujeron en nuevos sueños.

La sabana era una ilusión. Los carros anfibios desembarcados en los acantilados de Haina, con su carga de soldadesca azarosa pretenderían, en un esfuerzo imposible, quebrar todos los asfaltos. Los helicópteros malditos dejaban ver los yipecitos y las ametralladoras de verde olivo camuflado, colgando, con su carga sedienta de sangre inocente soberana.
Abril fue sólo un barco bóxer cuyo nombre nunca alcanzó la mayúscula. Un bóxer que no se hundió porque llegó hundido en podredumbre de poder impotente que pretende avasallar a soñadores.

Abril llegó de nuevo. Y como aquella vez, encuentra a todos de pie. Porque de pie sobrevivieron los vampiros de almas entreguistas. Como de pie continúan las almas que resumen todos los sueños. Sueños que hoy, hoy, es preciso decirlo en voz alta, siguen vivos. Que lo sepan todos. Amigos y aliados. Enemigos irredimibles de nombres y apellidos reconocibles, sépanlo, también.

Abril llegó un Jueves Santo como llegará por toda la eternidad envuelto en un nítido brazalete con la inscripción de ¡Patria o muerte! Cuando, desde que Abril es Abril, la muerte sólo existe para los irredentos y los vencidos.

Llegó Abril con su carga en una inscripción imborrable que permite a los vivos gritar ¡Patria o muerte, venceremos!
.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Lo último