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domingo, mayo 19, 2024

Fatalismo ha sido la tónica del ejercicio del Poder en la República Dominicana

Con Colón prisionero de su ambición inició todo

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SANTO DONINGO. Cristóbal Colón, de origen italiano y navegante aventurero, fue el primer gobernador designado por el imperio católico español al que servía, inmediatamente en 1492.  Y cayó victimado por el fatalismo del ejercicio Poder.

Colón, en el cargo, hasta 1499, fue destituido acusado por brutalidad y represión, y ambición, desde su Poder.

En 1500, Colón fue hecho prisionero por órdenes de sus jefes imperiales españoles, y expulsado de la isla La Española. Colón y sus descendientes siempre alegaron que el Imperio les debía en términos económicos, numerosos privilegios del Poder, por su labor de exploración, conquista y colonización de las tierras americanas que se encontró en su camino, en busca del Lejano Oriente, donde entendía había muchas riquezas y comercio.

Colón estaba equivocado al creer que como gobernador designado de esta isla era dueño de la isla y de todo lo que apareciera. Terminó amarrado en un calabozo y devuelto a España.

Rafael Leonidas Trujillo
Rafael Leonidas Trujillo

El Rey Fernando le restauró poderes y bienes, aunque sus herederos continuaron merodeando en la isla. Diego, hijo que Colón tuvo con una de sus varias esposas, fue designado Gobernador de Indias, mientras durara el tiempo del Rey Fernando. Diego alegó y peleó, porque creyó que su gobernación era para siempre. Todavía existen quienes poseen los restos de aquella herencia. Colón murió sin un centavo en Valladolid, España. Hoy día, se dice que sus cenizas fueron repartidas entre República Dominicana, Italia y Cuba.

Fatalismo bajo gobierno militar haitiano

Los españoles se desentienden de la isla, de la media isla. José Núñez de Cáceres, sin fuerzas para lograrlo, intenta de manera efímera durante menos de dos meses sacar a los españoles.

Españoles, criollos, negros, y mulatos, entre otros, entregan los restos de España al gobierno militar de Haití que se mantuvo controlando toda la isla durante 22 años.

Fatalismo impide a Duarte

Juan Pablo Duarte, hijo de español y criolla, sueña y logra los aires de independencia, sin ningún poder material que lo respaldara para mantener esa decisión producto de sus ideas y trabajo al frente de su grupo de amigos y adeptos al propósito logrado.

Duarte sigue la suerte del destierro, bajo sentencia de muerte en cualquier lugar que lo encontraran. Fue del decreto del primer presidente de la que Duarte llamó República Dominicana, pero que Pedro Santana y su grupo entendieron era su propiedad. Duarte va al exilio.

Fatalismo se lleva a Santana

Desde la primera presidencia, Santana derivó en una figura atormentada por el Poder. Entregó la República de nuevo a España. La República se rebela en busca de la restauración.

Santana, desde todo punto de vista fue un gobernante corrupto, producto de una endemia fatal del ejercicio del Poder que desde siempre ha agobiado a la nación, como responsabilidad de los políticos.

Santana se mantenía concertando contratos con los Estados Unidos y países de Europa, con los que se lucraba personalmente. Prueba al canto fue la negociación e intento de empréstito impedido por la Asamblea Nacional, con Herman Hendrik, de origen inglés.  Este gobernante se lucró y fue favorecido económicamente con numerosos privilegios que incluían, hasta la Isla Saona.

Y el Poder español viéndose derrotado prescinde de Santana, quien termina aislado y se suicida tomando veneno en su propia casa. Tuvieron que sepultarlo a escondidas en el patio de la fortaleza, en la capital. Luego lo extrañaron a sus orígenes en una iglesia de El Seibo. Y finalmente, por una nueva fatalidad, Balaguer logra exaltar sus cenizas al Panteón Nacional.

Magnicidios fatalistas

Restauradores asesinan a Pepillo Salcedo

Los españoles fueron expulsados vergonzosamente de territorio dominicano por los restauradores organizados en guerrillas y montoneras. Resultado de la Restauración fue la instalación en el Poder de José Antonio Salcedo (Pepillo). Pepillo Salcedo terminó asesinado por quienes él ayudó a subir al gobierno, para relevarlo. Una metralla lo liquidó en la playa de Maimón, Puerto Plata, en 1864. La responsabilidad del hecho se le atribuye al presidente Gaspar Polanco y comparsas.

Este gobierno restaurador se negó a reconocer el valor histórico de Duarte, cuando retorna del exilio ya viejo y enfermo. Y los restauradores lo retornan a Caracas, Venezuela, por miedo a su liderazgo y su generalato. Allí murió Duarte, enfermo. Todavía, hoy ha sido imposible rescatar ni las cenizas de sus parientes.

Y junto a la estatua de Duarte, en pleno centro de la ciudad, la posteridad decidió instalarle otras dos estatuas de piedra, según dijeron, porque también los consideran padres de la Patria de Duarte. Juan Isidro Jiménes Grullón considera que esa “trilogía patricia” no es más que un mito.

Buenaventura Báez es uno de los mejores ejemplos de corrupción desde el Poder. Este no tenía escrúpulos en tomar dineros públicos para depositarlos en bancos del exterior. Si no había dinero sólido, él ordenaba imprimir billetes monetarios sin ningún valor, lo que generaría una revolución de la población.

Báez instituyó la fatal práctica de favorecer con ilicitudes a sus seguidores entregándoles bienes del Estado para conseguir su apoyo al reeleccionismo.

Fatalismo político barre otros

El general Manuel Cáceres, ministro de Exteriores del gobierno de Jacinto de Castro, fue asesinado en la calle José Reyes, en la capital, en 1878.

El general Joaquín Campos, asesinado en Las Clavellinas, Azua, en 1893.El general Eugenio Generoso de Marchena, también asesinado en Azua, en 1893.

Los generales José Estay y Ramón Castillo, gobernador y ministro respectivos de la tiranía de Ulises Heureaux (Lilís), fusilados sin ningún juicio, por orden del presidente en Macorís, en 1897.

Fatalismo y corrupción con Lilís

Ulises Heureaux (Lilís), dos veces en el Poder, fue asesinado en la Presidencia. El suceso ocurrió en Moca, en 1899, cuando ya la población no resistía más el peculado y la corrupción de su tiranía.

Una de las andanzas de Lilís desde el Poder fue la de entregar parte del territorio nacional en paga a préstamos monetarios concertados para su usufructo personal y pagar la nómina del país con cargo al Presupuesto Nacional al inmigrante italiano Juan Bautista Vicini Cánepa y su hijo Juan Bautista Vicini Burgos.

Los préstamos fueron cobrados con creces, todavía cuando tras la ocupación americana de 1916 fue instalado interinamente en la presidencia del país Vicini Burgos, a quien le reivindicaron las deudas con extensísimas propiedades del Estado en el Sur, el Este y en la zona capitalina y sus alrededores.

Jorge Blanco, Danilo Medina y Luis Abinader
Jorge Blanco, Danilo Medina y Luis Abinader

Muerto Lilís, en 1903, cae asesinado en Amaseyes, Santiago, el general Sebastián Valverde.

La corrupción promovida por los gobernantes de turno sólo ha traído revueltas, rebeldías, revoluciones, en el país.

Más fatalismo: Cáceres asesinado

El general Ramón Cáceres convertido en presidente y tirano fue asesinado por sus propios partidarios, en 1911, en Santo Domingo. El país como consecuencia de las ambiciones políticas estaba convertido en guerras montoneras promovidas por caudillos que deseaban apoderarse del gobierno.

La situación generó la mayor de las fatalidades empezando el siglo: la ocupación del territorio nacional por el gobierno norteamericano, calzando botas militares. Y apoderándose de las aduanas nacionales, al tiempo que generaban cambios en la cultura y todos los aspectos del nacionalismo en los que era posible.

Tras Cáceres, Horacio Vásquez

La invasión de los norteamericanos no podía generar más que corrupción política y de todo tipo. Después del interinato acreedor de Vicini Burgos.

Tras la muerte de Cáceres fueron asesinados Santiago Guzmán Espaillat, en las calles de Santiago, en 1912; el periodista Arturo Freites Roques, en la capital, en 1914; el general Remigio Zayas, alias Cabo Millo, en las calles de Azua; Virgilio Martínez Reina y su esposa; y el general Desiderio Arias, emboscado por agentes de Trujillo en Los Cerros de Gurabo, en Santiago, en 1931, a manos de los sicarios de Rafael Trujillo, empezando la sanguinaria tiranía que logró instalar durante treinta años, durante los cuales dispuso de la vida de miles de dominicanos que le eran desafectos por diferentes causas.

Horacio Vásquez no fue menos pretencioso como cacique que todos los demás. Tratándose de quedarse en el gobierno por encima de su mandato legal facilitó numerosos favores en base a beneficios estatales a sus seguidores. Y generó el fatídico período de treinta años de Rafael Trujillo.

Fatalismo de Trujillo

A Rafael Trujillo también lo barrió el fatalismo del Poder. En la carretera, fuera de la ciudad, el 30 de mayo de 1961, víctima de sus propios servidores desafectos con asistencia y sostenimiento del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Cayó bajo la metralla en la oscuridad de la noche.

Todos los contemporáneos conocen a medias y de oídas sobre las inmensas fechorías de Trujillo, hasta la fecha de su ajusticiamiento.

Bosch, Balaguer, Guzmán, Jorge Blanco

El fatalismo del Poder, en una buena de demostración de la forma en que se ha posesionado de la historia política nacional, tiene la huella reciente de Juan Bosch, entronizado en la presidencia, en 1963, no resistiría el ímpetu de la fatalidad. Fue derrocado por fuerzas perennes de la lucha política en connivencia con el fatalismo del poderío exterior de los norteamericanos. Y muere, tras numerosos avatares por la reconquista del Poder, atrapado por una enfermedad que le hizo perder la memoria. Muere anciano tras su última maniobra inconsciente en alianza con Joaquín Balaguer, entregando el Poder a Leonel Fernández.

Pero, antes, el fatalismo barre con la figura de Antonio Guzmán Fernández, suicidándose en su propia oficina presidencial del Palacio Nacional.

Relevado al concluir ese período por su correligionario Salvador Jorge Blanco, éste no escapará al fatalismo del Poder. Balaguer lo persigue en nombre de una lucha contra la corrupción, corrupción que le era consustancial a las filas balagueristas. Lo persigue, enjuicia, lo condena. Y Jorge Blanco se suma al fatalismo del Poder en el país.

Balaguer, persistente en sus apetencias de Poder, termina convertido en una triste figura incapaz hasta de soportar con independencia sus propias necesidades materiales que le exigía su propio cuerpo. Ciego y con mínimos recursos motores.

Y la búsqueda del Poder barre con otros que ni siquiera lograron la meta. El cáncer por estrés liquidó a Jacobo Majluta, José Francisco Peña Gómez, Hatuey Decamps.

Fatalismo ¿Contrarrevolucionario?

Fatum, sinónimo de origen en la lengua latina quiere decir destino.

Un fatalista cree que irremediablemente la libertad no existe para el ser humano, si no que todo está previamente determinado hasta un final que no depende de la voluntad del humano.

Fuerzas sobrenaturales originadas en los dioses, las leyes naturales, del ambiente o de experiencias del pasado, son determinantes.

El fatalismo ha sido históricamente estudiado por especialistas de todas las ideologías y doctrinas. No se asume el fatalismo, sino tras una concatenación de acontecimientos causales.

¿Será el ejercicio del Poder una circunstancia condenada a algún tipo de fatalismo penoso? Muchos consideran que si aceptan estas teorías serían considerados contrarrevolucionarios.

Hipólito ¿Abinader?

Y el fatalismo del Poder hace que Hipólito Mejía sea impedido de continuar en su ejercicio cuando usando la potencia del control del Congreso Nacional modifica la Constitución para buscar la reelección presidencial. Y pierde en el intento, facilitando la permanencia durante 16 años del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), grupo que predicando la liberación nacional no la logró, sino que estamos en presencia de una debacle de corrupción perseguida judicialmente por su sucesor, Luis Abinader.

Decenas de funcionarios de los gobiernos peledeístas están siendo señalados como corruptos. Y apresados muchos. Otras en actitud asustadiza esperan el derrotero de su suerte. Los ex presidentes del peledeísmo, Leonel Fernández y Danilo Medina están inquietos observando el derrotero de las ráfagas del temporal fatalista que azota los vestigios del Poder transitorio. El deseo de seguir asidos a la corrupción y malversación del Poder los hace sucumbir.

La fatalidad del Poder ha sido sistemática, en República Dominicana.

¿Servirá de ejemplo disuasivo para quienes nos ofrecen como testigos la estela de sus acciones actuales?

 

 

 

 

 

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