El presidente Luis Abinader ha tenido que lidiar durante su mandato con amplia duda de sus promesas incumplidas, sus «realizaciones» anunciadas y cualquier otro anuncio o información de datos, que ofrezca como primer mandatario que debe estar, en cualquier parte del mundo, revestido del más alto nivel de credibilidad, confianza y autoridad frente a sus gobernados, y es de lo que adolecemos y tenemos con él. Que es, también, esta otra crisis en el país con la más alta autoridad de la nación, como es el presidente que se cree sus propias falacias, lo que explica ver con frecuencia en las redes sociales y medios de comunicación tradicionales, como cualquier ciudadano de apartadas comunidades desmienten al propio Abinader de mostrándole con vídeos y fotos que no sustenta la verdad en la información que dice sobre la terminación o cualquier acción gubernamental en una determinada área pública, y nada pasa como podrá ocurrir en costo político en cualquier país del mundo su presidente mentir, reiteradamente, como costumbre o normal.
Esto quiere decir que el presidente Abinader tiene el síndrome de la ilusión de la verdad, que es un mecanismo por el cual una persona se llega a creer que algo es cierto, sin serlo. De hecho, no solo se llega a creerlo, sino también lo defiende como cierto. Que además, se cierra bloqueando cualquier posibilidad a considerar que sea falso lo que sustenta.
He venido insistiendo en otros temas que alrededor del gobierno existe material suficiente para los psicólogos debatir y cebarse, con el sobre prejuicio en el comportamiento del funcionariato y en particular con el propio mandatario Abinader, como por ejemplo cuando sostengo que rechazan o no quieren saber de los pobres, que se insiste en manipular a la gente sin «ton ni son», o que no se dice la verdad con las informaciones o las realizaciones en políticas públicas manipuladas para confundir y engañar, por lo que estamos en presencia de una situación muy grabe, que son temas a debatir por parte de profesionales en la materia de el comportamiento de la conducta humana.
Joseph Goebbels, quien fue la mano maestra de la estrategia de propaganda del Hitler y el nacismo alemán. Fue ministro de propaganda del III Reich sostenía que una mentira mil veces dicha, se convierte en una gran verdad. Que es, justamente, con la «bonanza» que se repite hasta la saciedad que vive el país sólo metido por Abinader en el mundo de la fantasía.
Por igual querer vender que tiene más del 50 por cientos de los votos para ganar las próximas elecciones, cuanto y cuando no hay una sola razón, que justifique esa, popularidad ni favorabilidad, lo que explica que no gana ninguna encuesta realizada directa con el pueblo con las llamadas en programas radiales y de tv, en los carros, en parques, los colmados, en fin en cualquier espacio público. Recordar lo ocurrido en las semanas pasadas en Nuevo York.
Pero los medios y periodistas bocinas compradas con más de 9 mil millones de pesos en publicidad saturadora y profusa por demás abusiva, que la saturación asqueante para pretender confundir a la gente con los recursos de los contribuyentes habiendo tantas necesidades de prioridad en política pública.
Lo que nos indica de que estamos en presencia del síndrome de la ilusión de la verdad en el presidente Abinader y sus funcionarios, que se creen su propia mentira, por lo que es desmentido por la oposición en reiteradas ocasiones con cifras de diferentes temas, en especial en el crecimiento económico, del turismo con 10 millones, cuando en realidad la mayoría son «visitantes nacionales residentes en el exterior, y cruceristas, que no tienen categoría de turista. En el sector agropecuario, también, se miente hasta más y en la construcción de número de viviendas. Que visiten los barrios del país o se detengan en cualquier esquina y conversen con la gente del pueblo para que sean testigos directos de las necesidades que padecen en su diario vivir, agravadas por falso gobierno improvisador del cambio. Es todo en este gobierno falacia, mentiras y abultamiento. Es por esto que Abinader y sus funcionarios sufren de los efectos del síndrome de la ilusión de la verdad, tarea profesional para la discusión en los psicólogos del comportamiento en la conducta humana.
Hasta la próxima entrega si Dios permite que así sea!!!