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lunes, abril 29, 2024

Procastrinadores

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La desidia o dejadez de los funcionarios y quienes nos gobiernan, combinadas con el fanatismo y falta de conciencia ciudadana de un pueblo; a veces, genera consecuencias fatales.

En estos días, ese desgano se corresponde con un neologismo en boga: procrastinar. Significa el dejar para mañana lo que se puede hacer hoy. Y decimos para mañana, cuasi de un modo eufemístico, porque algunas tareas aparentemente sencillas pero vitales, nunca se llevan a cabo.

En realidad por ser procrastinador como los gobiernos que lo antecedieron, de alguna forma, el gobierno del enarbolado ‘cambio’ es responsable de las muertes de varias personas por ahogamiento que fueron arrastradas por las corrientes de agua provocadas por copiosas lluvias caídas recientemente; anegando sectores del Distrito Nacional.

Estas pérdidas de vidas valiosas hasta en franjas residenciales y acomodadas, también son consecuencias de la desarticulación de equipos laborales que sacan basuras de alcantarillas e imbornales; los denominados “macos” y “topos”.

Que no se nos diga que no se puede politizar esta tragedia con un saldo de muertos, porque es consecuencia de políticas desacertadas de un gobierno que no debe procrastrinar lo que, aparentemente, no le suma capital político y votos.

Y si el gobierno actúa con negligencia en estas tareas esenciales en un país del tercer mundo, no se le puede pedir al pueblo que asuma la misma actitud con el sainete o chantaje de que, este caso, no se puede argumentar en lo político.

No todo el pueblo dominicano es fanático, sin conciencia ciudadana, y quedarse callado. Sobre todo cuando tenemos un gobierno en que suponíamos que no se presentarían estos percances fatales, porque con nuestro presidencialismo no creemos que sólo es responsabilidad del Ayuntamiento del Distrito Nacional.

Está claro, tenemos el derecho de protestar y hacer juicio político ante estas calamidades. Porque de eso se trata, errar el tiro en las políticas públicas. Por estas razones y más, no todos estamos llamados a ser procastrinadores en cuanto a protestar y quejarnos ante ciertos incumplimientos.

 El autor es periodista, miembro del CDP en Nueva York, donde reside.

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