27.4 C
Santo Domingo
lunes, mayo 20, 2024

La ruta de Leonora, de San Juan al cielo

Las más leídas

Era de tardecita. Y había que empezar la primera clase de Redacción. La primera clase del primer semestre.

Entre los nombres de aquel grupito, muchachitos todos, tan selecto, que me enviaron, yo no podía pedir sentirme más cómodo. Esos muchachos con esos ojos tan abiertos parece que escogieron la mejor carrera. El mejor oficio. Me sentía contento.

La Universidad Católica Santo Domingo no podía pedir más. El profesor de Redacción I, tampoco.

Allí estaban Salvador Tavarez, con la bocaza llena de risa. Estaba Ruth Herrera, sana, castiza. Estaba José Monegro, con una palmita que reflejaba el Oratorio Don Bosco. Estaba Elvira Lora, Elvirita la hormiguita vivaracha. Había más talento. Estaba, allí, Leonora Ramírez, quien llegó desde San Juan de la Maguana. Nuevecita, envuelta en flores de frijoles en su olor. Había otros, pero no eran muchos, hasta del Opus Dei, me remitieron una. Y la mujer de un banquero que marchó adelante, Y un estudiante de cura. ¿Estabas, ahí, Olivo de León? ¿Y Jochy?

Todos constituían el futuro del periodismo. No podíamos pedir más. Todos han sido unos jefes.

Ahora, en la adultez del oficio, empiezan a marcharse. ¿Por qué tiene que marcharse la gente útil?

Tal vez, quienes estamos contando las fechas con premura, porque ya caminamos lerdos, sabemos que la gente tiene que irse. Y para siempre.

A mi Leonora, la paz. Allí, junto al Altísimo. Ojalá pueda encontrarme contigo de nuevo, que podría ser pronto. Pero que sea como el primer día de la clase de Redacción, en la Universidad Católica. Caminando hacia el éxito.

Seguro que allí estaría también Nelson Marrero, Marien Aristy, y don Bienvenido Álvarez Vega. Es que todos tomamos el mismo vuelo.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Lo último