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viernes, mayo 3, 2024

Cosas mal hechas embarran a muchos

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El general y sus tropas que enfrentaron la violación al decreto del presidente Luis Abinader que ordena toque de queda para que la población disponga de un resguardo ante el criminal virus COVID-19 es un hombre de ley.

La reciedumbre del General de la Policía, Eduardo Alberto Then, de puesto en la Comandancia Regional del Cibao Central, de Santiago, ha sido puesta a prueba. Y sin excesos. Y merece todo el respeto y la admiración de la nación.

Pero, hay una cosa.

El comandante policial Then, con su apuesta a la obediencia al presidente Abinader, ha desnudado la esencia de esta sociedad caótica y desorganizada. Sociedad que no sabe reconocer los peligros de la amenaza de muerte. Como si se tratara de una sociedad suicida, la que necesita de salvavidas al estilo de la represión policial legítima.

Nos referimos al curioso y ejemplarizante suceso de la suspensión de la boda de la hija del comerciante de autos vegano Joselito Hurtado (Mayeya, o Malleya, escriben algunos.

Fueron setenta los presos, entre hombres y mujeres que estaban atentos en reunión sin distanciamiento. Esperaban a que iniciara el “biguín de do” y el cencerro, y la fiesta, y el mañana gallo. Y el ¡ujú! de los Hermanos Rosario. No había ningún escrúpulo ni cálculo de parte de Mayeya, para determinar cuántos contagiados estarían allí, ni cuantos más contagiados saldrían de allí a soltar el COVID-19 que mata en las calles del Cibao y en todo el mundo.

Ahora, Mayeya salta con argumentos reveladores de un magnífico desorden en el que aparece el Ministerio de Salud Pública, contrariando el decreto protector de Abinader. Según el vendedor de autos vegano, él tenía un permiso para su fiesta, de parte de esta autoridad de salubridad. Y lo puso a trabajar en el lugar repartiendo mascarillas y tomando medidas que no fueron, es evidente, las de hacer cumplir el decreto de Abinader.

Y no sólo eso, sino que Mayeya tenía contratado como garantía a un coronel policial que había colocado en la puerta, no se sabe con qué fines. Porque ese coronel anónimo ¿tenía permiso del General Regional, el oficial Then. Claro que no. El Jefe regional, incluso jefe de ese coronel al servicio de Mayeya, tuvo que desprenderse con su equipo swat desde su cuartel, en Santiago, y presentarse en La Vega, a verificar. Y sucedió lo que tenía que suceder. Fueron setenta los presos, porque lo dice el Cuartel General de la Policía, con fe pública para que se le crea. 49 hombre y 21 mujeres, para más detalles.

Uno supone que la regional de Salud Pública, y el Ministro mismo, tendrán que rendir cuentas por ese desafuero ante el jefe de este país, que se llama Luis Abinader.

Y que el coronel anónimo, pero que el General Then conoce muy bien, mejor que Mayeya, será llamado a capítulo. Y que, si no lo suman a la cosecha de despidos de generales y coroneles que vivimos, por lo menos tendrá una buena tacha en su hoja de servicios.

Abinader sabe de eso. Y está graduando militares y policías como jóvenes oficiales, por montones. Es que hay que cambiar este tipo de cosas. Y parece que están cambiando.

Protejamos al pundonoroso General Then. Su huella debe de ser imitada. Y Mayeya que no siga argumentando para que  no siga embarrando.

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