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lunes, abril 29, 2024

Abinader es un presidente “maravilloso”, wonderful, márvelous

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Dentro de unas cuantas horas, al mediodía del próximo 16 de agosto, el presidente de la República, cumplirá dos años ocupando ese cargo tan fundamental en el que fue juramentado, tras los comicios generales del 5 de julio del 2020.

A juzgar por el tono en que está hablando el Presidente, él ha convertido, de pronto, nuestro mundo dominicano, en un mundo color de rosa, como para causar orgullo a los vecinos y amigos, envida a los enemigos (que se supone los tenemos), y preocupación y truño, a los opositores políticos.

Con un hombre tan ensimismado en sus logros, no hay por qué pedir más, so pena de pecar de gandíos.

Ese optimista Presidente que nos gastamos los dominicanos, hablará para decirle al país a boca llena, cuántas cosas con las que él cree que nos a reivindicado. Y al oírlo, asoma a la memoria que una vez existió en estos alrededores, una tienda propiedad de inmigrantes árabes, o turcos, que se conocía  como “la Maravilla de Dindo”.

Y el mandatario es tan confiado que para la fecha de esa rendición de cuentas que está anunciando el gobierno, en discurso que dirá en Santiago, no se desbocó, sino que adelantó casi todo:

“Somos, ya, un oasis de desarrollo y de paz”. Lo dijo. Y eso, que le quedan dos años, porque su compromiso fue para cuatro años, en los que dijo que nos arroparía con “una serie de profundos cambios institucionales y de servicios en favor de la gente”.

Desde el 16 de agosto del 2021, hasta la fecha, a pesar del odioso coronavirus Covid-19, y del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania:

“República Dominicana mantiene el mismo índice de endeudamiento que tenía en agosto del 2020; el turismo ha dejado unos 950 millones de dólares en inversión al país; la situación fiscal del Gobierno, es una situación, básicamente admirable; aunque  en todo el mundo subieron los niveles de endeudamiento, el nivel de endeudamiento, aquí,  en el mes de junio de este año, es de 62% sobre el PIB (Producto Interno Bruto), que era el mismo de agosto del 2020; a pesar de la inflación hemos mantenido el mismo nivel en este país; se han casi triplicado las reservas monetarias, y la posibilidad de devaluación, es “prácticamente nula”, porque todos los sectores motores de la economía están en su mejor momento; hay una gran abundancia de dólares en el mercado; recuperamos también los niveles de empleo, hemos disminuido ya en un dos por ciento la tasa de desempleo”; el índice de pobreza absoluta bajó un 0.2%, lo que representa un avance, ya que “el simple dato de que no aumente durante la actual situación, es un avance; la reducción de los niveles de hambruna en el país, y la mejora en la alimentación, es algo que está abalado por organismos internacionales”.

Siendo así, Presidente, con todo a pedir de boca, cuando el Congreso Estatal de Rhode Island, Estados Unidos, y la Alcaldía de Boston y el Senado Estatal de Massachusetts, se quedaron cortos, cuando en septiembre de 1991, le rindieron honores, durante su viajecito para juntarse con la diáspora, por allí.

Desconocían que todavía, Presidente, usted tiene un plan para construir los hospitales que el país necesita, e iniciar y promover la revolución educativa para mejorar la educación de los dominicanos.

Y planes para llevar transparencia al gobierno y para que cada centavo que recoge en impuestos se invierta en lo que necesitan los dominicanos, y que nadie se lo embolsille.

Sabemos, como Usted ha dicho y reiterado, que al hablar así, si se equivoca, lo reconoce

El senador por el estado de Nueva York, Chuck Schumer, no tiene que abrigar temores, porque hace años, le alzó el brazo y lo felicitó personalmente por la gestión de gobierno que viene realizando en el país. Y lo definió como un presidente maravilloso, a quien hay que aprovechar, ya que quiere ayudar a los dominicanos en su progreso, desarrollo y bienestar. Y eso, que Chuck Schumer lo conocía de oídas y lo había visto desde lejos, y en fotos.

Presidente Abinader, como Schumer hablaba cuando Usted giró ese viajecito para congraciarse con la diáspora, la que prefiere no hacer gastos de lujo, para enviarles el dinero en remesas a sus parientes, amigos, madres y hermanos, después de trabajar todo el día, para que coman plátanos y yuca, y tal vez, una cervecita que está a 150 pesos la botellita, en el colmado de la esquina, y puedan cubrir alguna acción de salud ¿no habrá otras formas para no depender tanto del sacrificado pueblo de la diáspora?

Siga trabajando para ello, con esa carga de optimismo y contágienos a todos, porque resulta difícil, aunque a juzgar por sus palabras, para Usted no sería imposible:

Repetimos, a juzgar por sus palabras, y las del senador Schumer, usted es un presidente “maravillo”, wonderful, márvelous.

Salud, buen hombre.

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