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lunes, abril 29, 2024

  ¿Y la cámara…?

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Geny Payano, Heriberto Rossi, Luis Liriano (La avispa), Ricardito, y otros; son nombres y apodos de ciudadanos dominicanos que alguna vez nos legaron testimonios de nuestra memoria político-partidarias antagónicas, y otras contingencias sociales, aunque su labor siempre fue soslayada.

Para mí, fueron más que eso: conformaron parte de una camada de aguerridos foto-reporteros y camarógrafos que consideré mis colegas. Fueron solidarios compañeros de avatares, que me insuflaron confianza y valentía como reportero de confrontaciones.

No pretendo ser el paradigma de lo que fue el periodismo y el reporterismo dominicano de otros tiempos. Pero de algún modo, tuve un ejercicio atípico o muy singular; siempre luchando junto a estos sacrificados colegas, desde principios de los años 80.

A propósito del incidente ocurrido recientemente en el sector de Herrera donde en un incidente un camarógrafo perdió una oreja; y el atropello de otros, cuando el Defensor del Pueblo, Geny Payano, Heriberto Rossi, Luis Liriano trató de realizar una inspección de vehículos en el Canódromo; es sólo un caso más de vejaciones contra estos obreros de la prensa.

Durante intensas y peligrosas manifestaciones de bandos opuestos, junto a estos esforzados compañeros de jornadas periodísticas; no en pocas ocasiones, hubimos de darnos empellones y hasta irnos a los puñetazos con agentes policiales que trataban de impedir nuestro derecho a bien informar al pueblo dominicano.

Estos enfrentamientos, por lo regular, no los comentábamos en las redacciones. Los medios de comunicaciones de ese entonces eran tan conservadores y reaccionarios que, paradójicamente, temíamos hasta ser cancelados, si contábamos sobre estos sucesos.

 

Recuerdo cuando algunos jefes de redacciones de noticiarios televisivos, solían preguntar: ¿y la cámara…?  Esto, luego de cubrir sentidas manifestaciones como la poblada de 1984, matizadas por pedreas y disparos a matar, con miembros de la Policía Nacional.

Es decir, que únicamente les interesaba el estado de la herramienta de trabajo. También puedo afirmar que periodistas desdoblados, con poses de pequeño-burgueses; de los que tienen ínfulas de intelectuales, pero siempre se codeaban-y todavía lo hacen-, con el funcionariado; pretendían humillarlos.

El autor es periodista, miembro del CDP en Nueva York, donde reside.

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