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lunes, abril 29, 2024

¿Son delincuentes?

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Les sienta bien el calificativo de delincuentes a los grupos armados que dominan las calles de Haití.

Pero diría que son delincuentes no comunes.

Porque son en lo fundamental un reciclaje de los tonton macoute que fueron sostén militar- policial de la dictadura de Duvalier y la oligarquía haitiana.

La dictadura de Trujillo se apoyó en un ejército y una policía política que cobraban sus sueldos con cargo al presupuesto nacional.

En cambio, la dictadura de Duvalier, desconfió del ejército profesional desde 1959, y creó los tonton macoute, grupos paramilitares con mando único que se calcula llegaron a tener 300 mil miembros, y se financiaban con actividades mafiosas, el robo de recursos públicos y la extorsión.

Fueron los garantes de la estabilidad del régimen y de los intereses de la oligarquía haitiana.

Años después de la caída de los Duvalier, se disolvió lo que quedaba del ejército profesional con cargo al presupuesto público, y los tonton macoute se dispersaron en bandas por todas partes.

Algunos de los gobiernos que siguieron a los Duvalier, también se apoyaron en grupos civiles armados que sobrepasaron la capacidad de choque del cuerpo de la policía nacional.

El presidente asesinado Jovenel Moise contaba con el apoyo de bandas paramilitares como las que hoy dominan en Haití.

Asesinado este presidente, las bandas paramilitares que le apoyaban quedaron fuera del poder político central, y toman las calles donde imponen su propio poder.

En general, estas son tonton macoute reciclados, y sirven a intereses políticos y económicos.

¿De dónde obtienen las armas modernas que exhiben?  De donde si no del mercado de los Estados Unidos de Norteamérica.

La solución a la problemática de Haití pasa por entender el real significado de las bandas de delincuentes No comunes, su relación con los intereses oligárquicos y de los Estados Unidos de Norteamérica.

Quitar estas bandas y apartarlas del protagonismo que exhiben, es sin dudas un paso importante en la ruta para darle paz, tranquilidad y democracia al hermano pueblo de Haití.

Y, por supuesto, tendrá que ver con la autodeterminación de ese pueblo, para decidir el gobierno y el rumbo político, económico y social que mejor les cuadre a sus intereses.

Debe ser respaldado el programa de Montana, ideado por cientos de personas y organizaciones democráticas, dispuestas a asumir una salida propia de Haití, sin intervenciones extranjeras; y desarrollar un proceso de transición democrática.

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