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martes, mayo 21, 2024

¿Tercera Guerra Mundial, sólo en la cabeza de Biden?

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Uno no sabe si es que él la quiere, la desea, o si es cierta la afirmación del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de que ya se inició la Tercera Guerra Mundial.

Lo que sí conoce todo el mundo es que el complejo militar-industrial detrás de Biden no cesa en su interés por producir armas mortales para hacer negocios globales.

En un mundo en el que ya nada es igual, y en el que la geopolítica lo está transformando todo.

Biden quiere que se entienda que la guerra que preconiza sería necesaria para mantener el dominio de la democracia contra las dictaduras.

Pero el gobernante norteamericano parte para dar base a su proyección agorera, de que está cerca la Tercera Guerra Mundial, expuesta en su segundo discurso presidencial, de hace una semana. Es más, el gobernante estadounidense fue más lejos al insinuar que tal hecho bélico global ya está en marcha.

Parte del terrorífico augurio de Biden tendría fundamento en la declinante guerra que mantienen la OTAN y Rusia, en Ucrania, y también en el escalamiento de la agresividad que está mostrando Israel, para hacer desaparecer a sus vecinos forzosos de Hamás, palestinos de la Franja de Gaza.

En realidad, el discurso de Biden dicho a los norteamericanos que votan y los miembros del Congreso, busca obtener la aprobación de 75 mil millones de dólares, parte de un paquete de seguridad nacional de 106 mil millones de dólares, que serían parcialmente desgajados para facilitar armas a ambos bandos, las que ha estado favoreciendo en las guerras que especifica.

Biden está hablando a un Congreso dividido y descabezado. Pero también una zona en la que crece el descontento y desconocimiento de la validez de dar tantos fondos a Ucrania, incapaz de contener la fortaleza bélica de Rusia, en reiteradas contraofensivas que ha previsto.

Es evidente que, ante tal situación, Biden está forzado a crear un ambiente terriblemente guerrerista en su retórica, en busca de aterrorizar a los legisladores y a la misma sociedad norteamericana, incapaz de entender, tal vez, que sólo se trata de un juego político de intereses y capitales.

Habría que ver si los dos conflictos que intentó comparar, guerra en Ucrania y enfrentamiento Hamás-Israel, tienen algo que ver entre sí, teniendo orígenes completamente diferentes, y desconectados del sistema democrático como lo ve Biden, en busca de que haya una conexión, para una Tercera Guerra Mundial en marcha.

Biden sabe muy bien que lo de Ucrania ha sido un escenario bien fraguado por Estados Unidos, buscando un enfrentamiento con Rusia, desde que, en la presidencia de Obama, este lo envió como vicepresidente, junto a la principal lobista del armamentismo Victoria Nuland, a dirigir la inteligencia en los famosos incidentes de la Plaza Maidán, cuando se trastornó toda la vida política ucraniana y dio origen al enfrentamiento con Rusia.

Biden también sabe que, la negativa de Estados Unidos a obligar a Israel a conceder la independencia a Palestina, según el Derecho Internacional, es lo que ha conducido a Hamás a echar manos de las armas, junto a otros grupos similares para explicar, nunca justificar, su ataque terrorista reciente que ha desencadenado todo el terror que promueve Israel ante los ojos inconformes de la humanidad.

Es bueno que se sepa, por encima de la censura de Israel, que Hamás tuvo varios largos años preparando lo que está protagonizando. Y que lo hizo a la vista del propio Israel. Como se explica en el portal de internet Voltairenet.org, Hamás ha estado acompañado en una acción conjunta con sus pares islamitas, por primera vez en 50 años.

Otros tres grupos de la resistencia palestina participantes están siendo la Yihad Islámica (grupo khomeinista, de confesión sunnita), el Frente Popular de Liberación de Palestina (marxista), y el Frente Popular de Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG).

La inteligencia de Israel sabe que cada uno de esos grupos utiliza metodologías diferentes a la hora de la acción. Y que, por ejemplo, ninguno de estos parciales sería capaz de cometer el crimen que la propaganda de guerra de Israel difundió en su propia prensa, cuando decía que Hamás cometió supuestas violaciones y alegaciones sobre decapitaciones de bebés, lo que no era más que propaganda. Información de guerra, ya bastante desacreditada.

La guerra en Ucrania ya se ha chupado en sólo veinte meses, 110 mil millones de dólares que Ucrania tendrá que pagar con sus intereses. A Israel, Norteamérica le ha financiado en instrumentos bélicos, no menos de 124 mil millones de dólares, desde 1946, sin que lograra aplastar a los palestinos que sólo reclaman las tierras que sigue usurpando Israel, cada vez con mayor gradualidad.

Biden estría difundiendo el terror y amedrentamiento del fantasma de una Tercera Guerra Mundial, porque las fábricas de material bélico necesitan una inyección que los revitalice. Sólo que se han cruzado por el medio numerosos elementos políticos que no estaban previstos, como la ausencia de una cabeza, tras la decapitación del presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, lo que tiene sumido al Congreso norteamericano en el caos.

La guerrita política de Washington con sus adversarios, y las guerritas de la masacre de palestinos que promueve Israel, como tampoco la declinante guerra de Ucrania frente a Rusia, no alcanzan, todavía, para una Tercera Guerra Mundial. Ojalá, nunca alcancen para tal desgracia. Mientras tanto, se está quemando bastante pólvora, en estos momentos.

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