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viernes, mayo 3, 2024

¿Provocación haitiana de alto relieve con tintes políticos cruzados?

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Al intensificarse la campaña electoral que busca renovar el gobierno dominicano, con un trayecto en el que se hace cada vez más evidente el aventajamiento de la candidatura reeleccionista de Luis Abinader, afloran actos que permiten especular que grupos de oposición dominicanos unidos a grupos de haitianos ya identificados, andan en laborantismo político para entorpecer el interés del presidente Abinader y su Partido Revolucionario Moderno (PRM).

Los desafueros desatados por el desgobierno del primer ministro haitiano Ariel Henry, en la frontera domínico haitiana, tienen todos los visos de ser la continuación de planes políticos orquestados por sectores de ambos países, deseosos de evitar la reelección de Abinader, con recursos fuera de ley, ante la ventaja que las mediciones otorgan al presidente dominicano, a escasos meses de los comicios.

No hay que estar prisionero de un estado de ánimo esquizofrénico para percibir lo que esconde el ambiente político actual, ya que avanzando los días se está haciendo más evidente, y como dice el común de las gentes, “están dejando ver el refajo”.

Sobre el ya dicho desafuero ocurrido en la frontera, difundido con profusión por las redes sociales, con material visual debidamente captado desde territorio haitiano, en términos de inmediatez difundido por los grandes medios, copando a la universalidad de los receptores del país y del exterior, para pérfidos propósitos, ha sido todo un éxito.

En cuanto al manejo en términos de comunicación social, la presencia de civiles apandillados, provocando incendios a lo largo del todavía inconcluso muro fronterizo que construye el gobierno dominicano, en busca de una mayor definición de límites bien visibles entre lo que es territorio dominicano y lo que es también el territorio haitiano, no pudo ser mejor montado.

Se puede observar en las fílmicas tomadas en su debida dimensión de extensión y tiempo, que la quema de gomas y arbustos estaban siendo hechas desde territorio haitiano, tomando de frente a los soldados del Ejército dominicano, definiendo con claridad la tensión de sus actitudes y acciones. Y además, con numerosos celulares y cámaras en manos de la turbamulta haitiana.

Esa turbamulta haitiana de civiles apandillados, portando chalecos protectores, y armas de distintos calibres, también fue filmada desde territorio haitiano. Junto a los agentes haitianos que estaban allí, y que no aparecieron de repente, en actitud agresiva, se puede captar la existencia de trincheras bien construidas y organizadas.

Mientras los soldados dominicanos, por fortuna controlando en calma sus armas automáticas, no mostraban mayor sorpresa, ya que están allí para prevenir las eventualidades mientras protegen la frontera.

Y subsiguientemente, la aparición de grupos de la policía nacional de Haití, en uniformes blindados con chalecos.

Siempre sobre la zona territorial dominicana, al otro lado del muro fronterizo, filmados desde territorio haitiano, sobrevolaban los helicópteros militares dominicanos.

Es decir, se trató de un escenario montado para que ocurriera lo peor, en perjuicio de algún fin político de este lado de la frontera.

Repetición de los incidentes del controvertido canal que Haití ha autorizado se construya para desviar el curso del río Masacre o Dajabón. Ya en manos de organismos internacionales idóneos, ahora luce sólo un hecho, un precedente.

Alrededor de estos incidentes del canal del que sigue la construcción, también se hizo aparecer la multitud haitiana desorganizada, pero que también se ha hecho involucrar a los policías haitianos. Todo en medio de una campaña internacional en busca del descrédito del gobierno dominicano.

¿Por qué se ha incrementado el interés de que el gobierno dominicano, en base a una entretención bien rebuscada se enrede, más en los asuntos haitianos que en una estrategia para afincar la reelección de Abinader?

Ya ha sido demostrado el buen pie con que caminan Abinader y su gobierno en sus relaciones con el gobierno norteamericano de Joe Biden. Ese viaje de exhibición de tres días de Abinader ante líderes de América Latina, codeándose con Washington, fue recibido por la oposición política dominicana como un purgante, pura retama, que los removió de cuerpo entero. Sobre todo, cuando Biden tiende la mano a Abinader, agradeciéndole el trabajo hecho por los dominicanos para ayudar al pueblo haitiano a encontrar su buena suerte.

No bien aterriza Abinader en este, su país, cuando apenas tomando aire, lo arropan con los resultados del último trabajo de la bien acreditada empresa encuestadora que aporta el siguiente misil: “Gallup-RCC Media: Luis Abinader se iría en primera vuelta en 2024; el 68.4 por ciento de encuestados cree que no habrá segunda vuelta; la aprobación del gobierno es del 64 por ciento, incluyendo a los que manifiesta que no votarán al candidato del PRM”. Todo con el resultado que le otorgan total credibilidad a la Junta Central Electoral: “La JCE recibe la aprobación del 77 por ciento de los encuestados”.

Siendo así, cualquiera es dado a perder el equilibrio. Ya desde el gobierno dominicano se lanzó la alerta desde el Ministerio de Interior y Policía, lamentando “una supuesta incitación de partidos de oposición a que haitianos protesten en Dajabón”. También se afirmó que en Haití existe un grupo de interés que ha estado patrocinando movilizaciones y vigilancia en la construcción del canal del río Masacre. ¿En la construcción del canal, solamente?

Fue por eso que desde meses atrás, Abinader se vio apremiado a pedir que la oposición se una al gobierno en defensa nacional. Y se fue allá, lindando la frontera a lanzar ese clamor en San Juan de la Maguana.

Y después consiguió el éxito de juntar en un Pacto Patriótico Nacional a todos los grupos políticos, intelectuales y empresariales del país con el mismo objetivo conciliador y de protección de la soberanía dominicana.

Mientras en Haití se ha estado aprovechando las críticas de la oposición dominicana para condenar las medidas que ha estado adoptando Abinader en defensa de la nacionalidad del país. El diario “Haití 24”, que se publica en francés, a su tiempo, dio una amplia cobertura a un cometario que hizo el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Abel Martínez”.

Hace apenas unos días, el candidato de la FP, Leonel Fernández, decía que el gobierno no tiene capacidad para gerenciar” lo que entiende es una crisis en las relaciones con Haití.

Mientras, pasa el tiempo, y la ya aprobada en la ONU, de una intervención de soldados de Kenya, país africano, para calmar los ánimos en Haití, parece diluirse en el tiempo, en busca de un mejor acomodo para que se ejecute. Para el gobierno dominicano es sólo una expectativa bien deseada.

En esa encuesta que se comenta, se revela que sobre la cuestión del río Masacre y sucesos suscitados en torno al canal pretendido por los haitianos, más de un 96 por ciento de mil 200 personas encuestadas, dice que conoce el asunto. Un 87.8 por ciento de los encuestados dice que Haití viola los acuerdos y el derecho internacional.

Y algo muy importante que resalta la Gallup es que, en sus números, un 82.2.6 por ciento dice que el presidente Abinader ha sido consistente en denunciar los problemas de Haití, en el pasado reciente en la ONU y otros foros internacionales.

Un 54 por ciento 54.4 prefiere la frontera cerrada. Y lo más trascendente, antes que el comercio con Haití, es que el 67.9 por ciento se refiere a la soberanía nacional, como lo más importante.

Un 58.5 por ciento dice que en el futuro habrá problemas mayores en las relaciones con los haitianos.  Pero un 50 por ciento dice que hay que llegar a un acuerdo con los haitianos.

Sobre la militarización de los puntos principales de la frontera, la suspensión de visados a los haitianos un 82.7 por ciento está de acuerdo con las disposiciones de Abinader. El 90 por ciento considera que las medidas son adecuadas ante el peligro que significan las bandas haitianas.

Es por todo esto que la gente está prefiriendo un éxito en el intento de Abinader para repetir en la Presidencia.

Y es por eso, entre otras múltiples razones, que hay una especie de delirio y desequilibrio entre los opositores, dispuestos cualquier alianza con grupos haitianos adversos al país y su gobierno, para hacer que se disipen los tantos buenos augurios que está recibiendo Abinader en sus intentos. Está en sus mejores momentos, a decir de Joe Biden.

No es por otra razón que ya el gobierno dominicano adelantó presuroso que la turbamulta haitiana en la frontera, es una provocación.

 

 

 

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