La oposición acaba de dar un paso para participar con candidatos comunes en las elecciones municipales programadas para febrero próximo en al menos en 86 alcaldías y 150 distritos municipales, en lo que definen como una primera etapa.
Un viejo axioma destaca, contrario a la exactitud de la matemática, que en política hay sumas que restan y restas que suman.
En el caso de la alianza entre los partidos de la Liberación Dominicana, Revolucionario Dominicano y Fuerza del Pueblo, hay que determinar el tipo de suma se produce.
Esos partidos llegan a un proceso unitario, que bautizan como Alianza Opositora para el Rescate de la República Dominicana a todas luces concebida para impedir ser barrido por el oficialismo, que las encuestas señalan como puntero para el proceso electoral venidero.
Tanto el PLD como la Fuerza del Pueblo acusan un proceso de deterioro político y moral tras 20 años de ejercicio en el poder, en que muchos dominicanos señalan como los gobiernos más corruptos de la historia dominicana.
El PLD ha tenido que enfrentar el sometimiento judicial de ex funcionarios, familiares del ex presidente Danilo Medina acusados de actos de corrupción.
Además, su principal líder, Danilo Medina, se encuentra limitado en su actuación política, pues está afectado por un cáncer de próstata por lo cual tiene que viajar constantemente al exterior a recibir tratamiento, y además mantener un perfil bajo por recomendaciones de sus facultativos.
A ello se une el proceso drenaje que le tiene el ex presidente Leonel Fernández, quien le ha cooptado decenas de dirigentes y militantes para las filas de la Fuerza del Pueblo.
Otros, en menor escala, han abandonado las filas partidarias y otros se sumaron a las filas del Partido Revolucionario Moderno a donde van a ser candidatos a distintos cargos electivos.
Esos factores han impedido que el peledeismo levante vuelo durante la administración de Luis Abinader y hoy las encuetas lo ubican en un tercer lugar.
La Fuerza del Pueblo y su líder, Leonel Fernández, también tienen las taras que les impiden hoy convertir en una opción capaz de ganar las elecciones.
La primera limitante que tiene sobre sus hombros carga una fuerte tasa de rechazo, como señalan las encuestas.
Además, tiene el deterioro de tres períodos de ejercicios en el poder que desgastan a cualquiera y las acusaciones de corrupción que existen sobre muchos de sus funcionarios, aunque no estén judicializadas.
Sus deseos de volver a la Presidencia de la República lo presentan como un hombre al cual solo interesa el poder por el poder para lo cual ha organizado un partido alrededor de su figura, tal como lo hizo Juan Bosch con el PLD.
Fernández no se ha hecho una autocrítica ante electorado de sus errores cometidos durante sus gobiernos, como la corrupción e incluso se le critica que muchas figuras mal vista por el electorado aún permanecen a su lado.
La alianza fue presentada por el presidente del Partido Revolucionario Dominicano, Miguel Vargas Maldonado, quien aspira a la Presidencia de la República y ni siquiera es tomado en cuenta por las encuestas, un nítido indicativo de su decadencia política.
Como corolario, el peledeismo, en sus dos versiones, desde el poder no tuvo ningún límite ético en usar los recursos del Estado en los procesos electorales para imponer su voluntad, hoy no cuentan con ello.
Con esas debilidades llegan aliados al proceso electoral a enfrentarse con un perremeismo unificado alrededor de la figura del Luis Abinader, quien cuanta con una amplia simpatía en el seno del pueblo.
Abinader ha sabido administrar su figura y a tres años al frente del Poder Ejecutivo luce con poco desgaste, con una baja tasa de rechazo. La población lo ve como un mandatario cercano.
Aunque analistas políticos dicen que falta mucho tiempo para la celebración de las elecciones, si Abinader no comete grandes errores políticos, es difícil que las proyecciones que tienen las encuestas varíen pese a la unidad anunciada de los partidos Revolucionario Dominicana Liberación Dominicana y Fuerza del Pueblo
