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sábado, mayo 18, 2024

 Vietnam: de los viet cong al socialismo de mercado

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El título de este recuento debió de ser así: “Vietnam, de los viet cong al socialismo de mercado. Cuando los pueblos pueden”.

Después que los norteamericanos decretaron que en el mundo debía darse una lucha a muerte, entre las fuerzas del bien (ellos mismos y su séquito) y las fuerzas del mal (el comunismo-socialismo), ha habido muchas muertes y destrucción. Los Estados Unidos de Norteamérica han tenido que padecer numerosas derrotas vergonzosas, todas costeadas por los

ciudadanos contribuyentes de esa gran nación. Una de esas derrotas fue Vietnam, país comunista para siempre; hoy, una manzana deseada por los hegemónicos.

Claro, primero fue Cuba, esa nación enana del Caribe. John Kennedy debió de enfrentar la crisis de los misiles nucleares del comunista Nikita Khrushchev, y antes de concluir lo de Bahía de Cochinos, recibir un tiro en la nuca, no de los comunistas, sino de sus propias fuerzas oscuras.

Pero, Vietnam, sería la esfera precisa para poner a prueba en ese pueblo ancestral y laborioso, los efectos malignos del fósforo blanco, agente naranja y napalm. A los civiles de Japón, en Hiroshima y Nagasaki, les fue peor. Centenares de miles muertos que eran vidas indefensas y útiles. ¿Cuándo será posible saldar tanta vesania?

A guerra fría llegó a Vietnam para provocar billones de dólares en daños innúmeros. Y tres millones de muertes innecesarias.

En 1954, estamos en Dien Bien Phu. En los libros de historia en las escuelas francesas deben de estar recordando cómo su país fue sacado del control colonial que mantenía en Vietnam, por las fuerzas del general comunista Vo Nguyen Giap, a pesar del apoyo de las fuerzas de Estados Unidos y su decretada guerra fría.

Los franceses se irían de Vietnam para siempre, pero dejaron atrás dos Vietnam; uno en el Norte y otro en el Sur. Como siempre, mediante un acuerdo tras una conferencia de paz. Un acuerdo, y luego elecciones a las que se opondría Estados Unidos de Norteamérica.

Vietnam obligó a que los norteamericanos se enfrentaran a su más larga guerra en toda su historia, si es que puede llamarse así, puesto que la historia de Norteamérica es la historia de todas las guerras. Cuando no hay, y donde no hay guerras, ellos las fabrican.

Lindon Johnson, John Kennedy esa paloma que se vendió como ave de la paz, sacada de circulación por sus mismas fuerzas oscuras, y Robert McNamara, son nombres que recoge esa misma historia en Vietnam. Y un nombre de un hombre inmortal, Ho Chi Minh, y un lugar: primero el Viet Minh, y luego el decisivo Viet Cong y sus kilómetros de túneles, cavados durante más de veinte años con un único propósito de conseguir la victoria total, la tumba de los libertarios y su guerra fría.

A Vietnam, la universidad global de la lucha de guerrillas, le cabe la gloria de exhibir victorias contra los franceses colonialistas e imperialistas, y los japoneses; contra los aliados y los más poderosos ejércitos conocidos desde la época de Napoleón. Y a los muy distantes y nunca tan cercanos belicosos guerreros norteamericanos.

Después de la destrucción de aquel barquito norteamericano en el golfo de Tonkin, la irracionalidad de los poderosos se desbordaría queriendo destrozar al

comunismo a puros bombazos de manera indiscriminada y pretendiendo volar a Vietnam en pedazos. El pueblo norteamericano aportaría a lo mejor de su juventud que le sería devuelta en fundas plásticas como cadáveres, más de medio millón, en 1968. Vietnam del Sur aportaría otros 600 mil cadáveres; Australia, la Australia de siempre, enviaría sus tropas inservibles para los fines; como lo haría Nueva Zelanda, Tailandia y Corea del Sur.

Los túneles subterráneos serían fabricados debajo de las mismas botas de los ejércitos contrarios; debajo de las yerbas y de las raíces de los árboles, desde donde saldrían a combatir con los fusiles y el arma de la sorpresa. Las trampas de los túneles del viet cong se calcula provocaron hasta un 15 por ciento de las muertes de los contrarios. Vietnam era el puro infierno invencible.

Con todo el respeto hacia los muertos en las guerras: ¿para qué sirve una guerra, sino para morir?

Vietnam del Sur terminaría rindiéndose y el país se reunificaría. Hace más de 75 años, Vietnam sigue siendo comunista. Hace unos 25 años que tiene altísimas tasas

de crecimiento anual que rondan el 7% del PIB, grandes inversiones extranjeras y una caída constante de la pobreza. Es un miembro destacado del Consejo deSeguridad de las Naciones Unidas. Sus principales socios comerciales son Estados Unidos y China. Los norteamericanos mantienen un asedio permanente, sin

desperdiciar oportunidades para meter cuñas en las relaciones de Vietnam con China. La República Democrática de Vietnam no descarta ofrecer mano de

obra barata atrayendo lo que los vietnamitas llaman su socialismo de mercado, entre otras empresas estadounidenses, a Intel, Microsoft, Jabil, Microchip, IBM, P&G, Coca-Cola, PepsiCo, Boeing, Chevron, AIG, Exxon Mobil, General Electric y recientemente Google y Apple.

Pero, déjenlos quieto. No los asedien con su armamentismo y hegemonía que sólo ofrece derrotas, muertes y destrucción en todas direcciones.

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