Entre las características destacables de cada nación, se encuentra a qué grado están diseminados los conocimientos actuales sobre ciencias tales como física, Química, Biología, Informática, así como manejo del clima, suelos, la foresta (3.6% en Burundi, 31% en Alemania) etc.
La herramienta más común para alcanzar esos conocimientos es el sistema educativo y el mismo ha de ser dotado de buenos profesores, calidad de los instrumentos accesorios, tales como dispositivos informáticos, laboratorios, y que grado de integralidad con el resto de la población no escolar tienen estos medios de conocimiento. Está comprobado que existe un estrecho vínculo entre el Producto Bruto Interno de una nación y el grado de alcance a la ciencia.
La eficiencia productiva de una hora hombre que usa un instrumento de trabajo, como un machete, por ejemplo, y la de un piloto en una avioneta, que aplica un agroquímico, son absolutamente distintas en el terreno agropecuario.
Si estas diferencias aparecen en la disponibilidad de instrumentos de trabajo en el campo agrícola, más aún se manifiestan entre la Industria y la agropecuaria. No es igual obtener un kilo de café molido mediante un pilón de madera o de piedra que obtenerlo vía horno industrial y una moledora eléctrica.
El 90% de la población de Burundi está dedicada a la agricultura y esta ciencia, aunque pudiera ser asistida con instrumentos industriales, como tractores, tiene que someterse al ritmo de la naturaleza que llega a madurar un producto en ocasiones durante años. Si a esto agregamos que los cultivos pueden ser atacados de pestes, vientos, inundaciones, sequías, entonces esto ayuda a comprender las cifras tan bajas de Burundi en materia de desarrollo económico y el por qué en las naciones ricas, la agricultura es subsidiada con los excedentes obtenidos en la Industria y los Servicios. Esto no puede hacerlo Burundi.
