23.6 C
Santo Domingo
lunes, abril 29, 2024

La migración haitiana hacia RD ¿quién la detiene?

Las más leídas

El tema haitiano siempre estará en el tapete por la razón de que compartimos una isla y Haití está catalogado como el más pobre y violento del hemisferio.

La República Dominicana ha tenido que cargar por muchos años con este grave problema, además de los ataques, amenazas  y presiones continuas por organismos internacionales llamados oenegés y hasta de gobiernos de países amigos para que los dominicanos asumamos una realidad que no nos compete.

Recientemente, el comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, pidió al país detener las deportaciones hasta que Haití recupere la normalidad y ante tan “noble” petición, a cualquier dominicano se le sube hasta la bilirrubina, por decirlo así, porque ni ahora, ni en 20 años, se vislumbra el fin de la crisis que viven.

El presidente Luis Abinader ha sido enfático en su postura frente al grave problema migratorio, y de no aceptar imposiciones respecto a los haitianos que cruzan de este lado de la isla de manera ilegal y ha dicho que las deportaciones no pararán. También debe prestar mayor atención a las acciones que se cometen en la frontera y el paso de indocumentados.

Por humanidad, los países deben darse la mano en situaciones difíciles, Haití la necesita, y la República Dominicana siempre ha estado ahí. Ahora, permitir que todo el que entre de forma ilegal no sea deportado, es una petición descabellada de parte del comisionado de la ONU.

En los últimos años, y en estos precisos momentos, Haití se ha convertido en un antro de violencia, donde la miseria y el desdén entre sus propios pobladores es el común denominador. Y esa violencia la estamos importando de manera gratuita.

Nuestras calles están repletas de haitianos, la mayoría sin documentos. Las parturientas, por otro lado, vienen a las maternidades, y la mayoría se queda de forma ilegal. Estas mujeres consumen gran parte del presupuesto de salud. A esto le llaman “invasión pacífica” a través del útero.

Cada día entran decenas y decenas de haitianos por cualquier brecha que encuentren en la frontera. La mayoría termina pagando dinero a bandas mafiosas.

El hambre, la sed, la miseria y el salvajismo que impera en Haití obliga a sus habitantes a salir de cualquier modo en busca de salvaguardar la vida.

La sociedad dominicana, por su parte, no tiene la culpa de lo que pasa allí, sin embargo, siempre ha extendido su mano solidaria en los momentos más difíciles que ha vivido el empobrecido país. Miles de haitianos viven en nuestro territorio de manera legal, con derecho a trabajo, salud y educación.

Pero de ahí a permitir una invasión irregular, de gente que no tiene donde vivir que no sean las calles y avenidas de nuestro país, eso jamás debe ser permitido por ningún gobierno.

La mayoría de estos inmigrantes no tienen papeles que los identifique. Se desconocen sus nombres, edad, de dónde proceden, en fin…  ¿Y así quieren que carguemos con esto?

El presidente Abinader se pronunció y ojalá mantenga firme su decisión. República Dominicana no puede hacerse cargo del empobrecido vecino, que quede claro.

A la ONU que continúe su trabajo con la sociedad civil haitiana para que sean ellos quienes busquen soluciones a la crisis que ellos mismos han generado, y dejen a la República Dominicana cooperar en lo que pueda como cualquier otro país del mundo, y miembro de ese organismo. No más…

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Lo último