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domingo, mayo 19, 2024

Es viernes y el cuerpo lo sabe (VI)

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Maritza teniendo ahora el teléfono del hombre tatuado en el cuello, buscó un amigo que lo llamó a las 8 de la mañana para que recogiera una señora que estaba frente a la Puerta del Conde, con una chaqueta amarilla y con una peluca rojiza a las 10 de la mañana de ese día. El taxista calculó que estaba en la av. Luperón y le dijo al interlocutor. No se preocupe , ahí estaré en punto.

Mientras tanto, Maritza con su plan bien estructurado, agarró su bolsa plástica grande en la cual puso la chaqueta amarilla y se puso la otra, introdujo  los guantes, se puso la peluca, metió  la soga y  llamó al primo de una amiga llamada Graciela, que era motoconchista. Tuvo suerte, porque estaba cerca en Los Alcarrizos, llamó al trabajo para que llamaran a la sustituta, porque ella creía que tenía algo malo, que se parecía al Covid.

El motoconchista la recogió y llegaron al parque Independencia a las 9.45 a.m. Ahí le pidió que se fuera al parque Enriquillo y le dijo que se pusiera la chaqueta amarilla. Párate frente a una tienda grande que hay ahí para yo verte fácil. El motoconchista le dijo son 200 la hora y ella que tenía 1000 pesos que le había conseguido Inés no puso objeción. Eso sí, no me falles, si todo sale bien, hay propina.

Ya Maritza había hablado con otro motoconchista para que la esperara en la 30 de Marzo y la av. México a las 11.30 a.m.

Usar motoconchistas es la mejor manera de calcular el tiempo de tránsito según calculó Maritza, consciente de su experiencia de que los semáforos para ellos son de adorno y además avanzan por ambos lados de los vehículos. La táctica de cambio de transportistas la hizo Maritza por razones de seguridad. Si algo no salía bien y la policía aparecía por algún lado , esa institución no podría conectar todo el hilo de la trama  .

Cuando el taxista tatuado llegó a las 10:08 minutos a la Puerta del Conde, no tuvo ningún problema en encontrar la turista , con peluca rojiza y la chaqueta amarilla ,quien abordó el vehículo por la puerta trasera izquierda y le dijo : llevar parque Enriquilo, al tiempo que le entregó diez dólares. El hombre agradecido por el precio estaba muy lejos de saber que la mujer con lentes de sol aún más grandes que los suyos, enmascarada ,con peluca  y con voz un tanto ronca , con apariencia extranjera  era la misma que el montó y violó meses atrás.

La vida trae sorpresas por más que las queramos evitar y el taxista tatuado no sabe que además de la indumentaria descrita, Maritza había comprado una vejiga que llenó de algo que colocó en su bolsa.

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