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viernes, mayo 3, 2024

¿Torpezas administrativas en el Gobierno de Luis?

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Todos queremos la paz en este país. Bastantes problemas gratuitos ya tenemos en un ambiente de reconocida anormalidad.

Nuestros funcionarios gubernamentales deben de hacer uso de su sentido común.

Suponemos, de buena fe, que tienen sentido común. Si no lo tienen por inexperiencia en sus funciones deben buscar asesorías de alguien que, teniendo experiencia, también sepa hacer uso de su sentido común. Pero que lo hagan rápido.

Algunos ministros que nunca habían sido gobierno deben de andar con cuidado al momento de tomar decisiones administrativas o del orden que sea.

Por lo menos que demuestren que vivieron los primeros cien días de su gobierno. Durante ese período han tenido tiempo suficiente para afinar sus punterías. Y sería mejor que se concentren y que hablen menos sobre lo que harán, virarán, y tornarán.

Hay seria amenaza de que estalle un conflicto originado en acciones amargas en el Ministerio de Salud Pública. Porque amargo es, muy amargo, sacar de sus empleos a médicos, personal que, en los actuales momentos de pandemia generalizada, de enfermos y muertes a granel, están en primera línea de acción positiva.

Pero es una agravante que en ese Ministerio se hable y se den informes de corte político para explicar lo que no tiene explicación ni justificación. Los despidos de recursos humanos que son la piedra angular en estos momentos para solucionar el serio problema de salud que nos afecta.

Eso, por un lado, porque hay otras numerosas aristas discordantes e inquietantes.

El ministro de Educación anda como un trompo loco que no sale de una para enroscarse en otra. Ahora, tiene encima de su figura por sus acciones de despidos de miles de infelices empleados. Y no hace caso a ninguno de los gritos desatados.

La suerte de ese ministro es que en este país no haya una organización institucionalizada que se movilice en favor de los despedidos en las áreas laborales del sector público. Como las movilizaba ese mismo ministro, mientras hacía política para subirse al Poder. Y a sabiendas de que esa situación que le favorece, hoy, es la misma en todo el horizonte de un país poblado por desempleados y muertos de hambre. Sólo, porque este país en que vivimos es así.

Los ministros mayores, jefes de los ministros criticados, parece que andan muy ocupados en sus poltronas y alfombras palaciegas, y el tiempo ni los oídos les alcanzan para mirar hacia afuera de los pasillos y hacia las colinas fuera del Palacio.

Este país está ansioso de paz. De tranquilidad que reduzca el estrés y el desequilibrio mental que arropa a gran parte de la insegura población.

Y el partido de gobierno y sus aliados, tienen que tomar nota de esta situación. Repetimos, que lo hagan rápido. Porque el tiempo debe de servir para algo más que hablar y anunciar cosas, mientras se suceden hechos desagradables que pueden estar bajo control.

Porque el país está poblado, aparte de los compañeritos que se atribuyen todos los méritos para cobrar cheques del Estado, por millones de seres útiles muy meritorios de su comida, y de su paz.

Actuemos con cordura y evitemos agravantes innecesarios.

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