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viernes, mayo 3, 2024

Estamos todos muy confusos. ¿Estamos todos, muy confusos?

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Tras la afirmación de que todos, en este país, y tal vez, en el mundo, estamos muy confusos, adquiere validez la interrogante: ¿Estamos todos, muy confusos, en realidad?

No es un trabalenguas, aunque lo parezca. Es que la rectoría de la salud en la República Dominicana, y la gerencia de la misma, acaban de emitir una especie de bula, traducida en un decreto de Luis Abinader. ¿Le harán caso, esta vez, al señor presidente Abinader?

Genera confusión que el gobierno venga con nuevos decretos cuando muy poca gente hace caso a todos los decretos anti COVID-19 emitidos. Son reglas, ahora, medianamente restrictivas para que la gente sólo disponga de algunos minutos para comerse el lechón asado, aunque le hayan retorcido el rabo.

Las mismas reglas pretenden que sean válidas para la noche buena, el 24 de diciembre, y para la Noche Vieja, el 31 de diciembre. Se confunde quien crea que podrá estar en reunión festiva hasta el amanecer, o siquiera hasta las nueve de la noche, no de la madrugada.

O si, hasta la 1:00 de la madrugada. Y luego podrá, en la oscuridad irse. Ésto, ¿a pie, en Uber, en guaguas o en conchos? Es que hasta esa hora será permitido cruzar calles para repartirse cada quien al acuartelamiento.

Confusión trae que el COE diga que sospecha que tres millones de personas se movilicen, pero que tiene 40 mil hombres para garantizar la seguridad de esas personas ¿por las seguridades del tránsito, o por la juma?

Pero es que el decreto de Abinader regirá con las nuevas restricciones y facilidades como gracia, para el Gran Santo Domingo, Santiago, San Francisco de Macorís y sus vecindarios, La Vega (oíste, Mayeya) y Puerto Plata (oíste, Perversa; el Tsunami anda tirando bolazos por la gran nación del Norte, donde la cosa sí que está confusa por lo mortal y sus vacunas). En otras zonas del país, no aplica las reglas y las gracias decretadas.

La confusión se hace más extrema, ya que de la tertulia en Salud Pública emanó la regla de ampliar el toque de queda más flexibilizado, y precisamente, los médicos colegiados creyendo que les harán más caso que a los decretos de Abinader, reclaman más dureza en el toque de queda, y menos flexibilización, en las noches buena y vieja.

Los médicos no entienden cómo evitar los contagios en medio de la flexibilización y la tolerancia. Confusión: a quién obedecerá el país, al Ministro de Salud, o a la Vicepresidenta, ya que esos cibaeños andan, ahora, en pareja, aunque distanciados.

Confusión, todos los bares y colmadones ¿estarán cerrados? Pero los delíberis podrán repartir todo lo que esos mismos bares y colmadones cerrados les envíen a sus clientes, con hambre y sed de más alcohol. ¿Alcohol? Pero es que ese decreto 698-20 de Abinader prohíbe la venta de romo y todo tipo de bebida alcohólica, en el territorio nacional, todos los días de 6:00 de la tarde a 5:00 de la madrugada. Y deja en libertad a Interior y Policía para que aplique otras prohibiciones del tipo…

“El Poder Ejecutivo prohibió en el territorio nacional las reuniones de grupos de más de 10 personas en lugares públicos y lugares privados de uso público…, en establecimientos comerciales como restaurantes y bares sólo se permitirán grupos de máximo 10 personas por mesa, siempre que no se sobrepase el 70% de la capacidad total del negocio ¿?”.

A quien la lectura de este editorial le produzca empalagamiento que lo coja con calma. Y menos confusión. Repetimos que este país no está normal.

De todos modos, cuídense que el COVID-19, no sólo enferma y mata, sino que impone un poco de sobriedad, y aumenta la cuenca en los bolsillos. Y que nadie se confunda, jamás.

Ah, bueno. Todo ha sido dispuesto con utilización obligatoria de mascarillas en lugares públicos y privados, con protocolo de distanciamiento, so pena de la Ley 42-01 de Salud, de marzo del 2001, de la “era de Hipólito”, tan cibaeño como los demás.

 

 

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