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viernes, mayo 3, 2024

 Cambio de Paradigma

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Cuando el ser humano aprendió a hacer el fuego, dio un salto extraordinario, porque pudo cocer la proteína animal y eso le elevó su tamaño, su cerebro y su fuerza para bregar por su existencia más eficazmente.

El fuego también le permitió fundir los metales, que condujo a facilitar la construcción de instrumentos más apropiados para cultivar el suelo y entonces pudo dejar de ser recolector ambulante y convertirse en agricultor, cosa que ocurrió al aprender a extraer las simientes y cultivarlas.

La naturaleza, en millones de años, había creado una vegetación interactuante. El vínculo entre lluvias, ríos, lagos, peces y todo tipo de plantas, insectos, animales de todo orden, así como microorganismos se presentó ante los seres humanos y el hombre se aprovechó de ellas, vivió dentro de la misma naturaleza. Taló árboles para crear viviendas, y para hacer sembradíos que permitieron hacer comercio de trueque con otros asentamientos y esto condujo a especializaciones de la producción agropecuaria.

El homo sapiens , que terminó siendo el dominante del planeta alcanzó no solo conocimientos agropecuarios.

Eventualmente se fueron creando asentamientos colectivos que se convirtieron en poblaciones, algunas de las cuales terminaron siendo ciudades con alto comercio. Para alimentarlas, los agricultores se fueron especializando y creando el circuito dañino a los suelos que se caracteriza por la deforestación, y el uso intensivo y repetitivo de un mismo cultivo.

Con la abundancia de terrenos, el ser humano descubrió, que la disminución de fertilidad de los cultivos repetitivos se podía amainar buscando nuevos suelos fértiles.

Sin embargo, cuando aparece algún síntoma, el ser humano con mucha frecuencia da signos de estupidez colectiva y en el próximo artículo mostraré que ha llegado el momento para retornar a los tiempos de la naturaleza salvaje que no daña los suelos, como lo hace la agricultura industrial, que, para matar microorganismos vía pesticidas, modificación genética y fertilizantes químicos termina desertificando masivamente el planeta y acelera el calentamiento global.

La sanidad de los suelos es la mejor arma para luchar contra el calentamiento global y no es suficiente cambiar de combustible y/o los medios de locomoción. Para mí el político que comprenda en su verdadera magnitud el fenómeno enunciado es el que diferenciará una organización de otra y el que contribuirá a salvar el planeta. Derecha e izquierda tiene que cambiar de paradigma.

Sin embargo, los seres humanos hemos demostrado ser menos racionales colectivamente de lo que nos vanagloriamos.

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