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sábado, abril 27, 2024

La mamá de Carolina, la hija de Bosch, se llamaba Isabel

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Esta mujer y sus hijos también tienen su historia.

La historia familiar de Juan Bosch es una historia sumamente interesante para cualquiera que se precie de ser periodista. Es una historia conocida pero poco difundida, vaya usted a saber por qué.

Juan Bosch, oficialmente tuvo dos esposas. Muy joven casó con la señorita Isabel García Aguiar, de apenas 18 años de edad.

Y, con Isabel Bosch procreó a León Bosch, quien le sobrevive.

Además de León, su primer hijo, Bosch como esposo de Isabel tuvo a Carolina. Esa criatura la llevaba Isabel en el vientre al salir con Bosch en fuga, hacia Puerto Rico.

Carolina nació en San Juan, Puerto Rico, el 14 de marzo de 1938.  Isabel, con el tiempo, tras un divorcio forzoso de su consorte Juan Bosch, se casó con otro hombre, estando ya sola. “Casó con un dominicano. Era un hombre muy bueno”, llegó a confesar la misma Carolina, quien no conoció a su padre Juan Bosch, hasta que cumplió los 25 años de edad.

Un divorcio sonado

Resulta que, en 1956, el presidente dominicano de entonces, Héctor Bienvenido Trujillo Molina, con el decreto número 1560, del 10 de marzo de ese año, concede la nacionalidad dominicana a Carolina Isabel Bosch García, la primera hija de Juan Bosch.

En la introducción del texto del decreto se lee: “Vista la solicitud elevada al Poder Ejecutivo por la señora Isabel García de Jiménez, en fecha 1 de marzo del año en curso, por conducto de la secretaría de Estado de lo Interior, y los documentos que la acompañan”.  Queda claro, aquí, que, en esa fecha, 1956, la señora García Aguiar, ya estaba casada con otro hombre apellidado Jiménez, y no con Juan Bosch. Jiménez era “un dominicano, un hombre muy bueno”, según vimos dejó constancia la propia hija de Bosch, Carolina.

Isabel, o “Doña Isabel” como recuerdan en Boyá que la reconocían en el vecindario donde residió durante algún tiempo, “luego casó con el señor José Enrique Jiménez, hijo de José Antonio Jiménez”.

Don Héctor Zambrano, culto lugareño de Boyá, asienta en uno de sus libros que este Jiménez era su padrino, y que el nuevo esposo de Isabel era hijo del señor José Antonio Jiménez A., “rico hacendado quien despertó los celos de Trujillo por la cantidad de bienes que éste poseía, y quien falleció el 3 de febrero de 1966”.

“Don José dejó establecido en Boyá a su hijo José Enrique Jiménez, el cual estaba casado con Doña Isabel García, la cual fue la primera esposa del profesor Juan Bosch. Por estar casado con esta mujer, él (José), tenía que ir todos los jueves al Palacio de la Policía Nacional, al Servicio Secreto (para chequeo)”.[1]

Una periodista, tomándole una fílmica a la señora Carolina, la que puede ser localizada en Youtube[2], preguntó a la dama:

“¿Cuáles fueron las principales situaciones negativas que usted recuerda, al ser hija de Juan Bosch, en esa época?”.

Juan Bosch
Juan Bosch

A tal pregunta, doña Carolina, con voz quebrada, respondió:

“Son tantas…, que he preferido olvidarlas…, son tantas”. Compungida por los recuerdos, Carolina Bosch, la hija de Isabel García Aguiar, deja que se le escapen las lágrimas. Insiste en que no quiere recordar esas situaciones, incluidas las personales. “Me hacen mucho daño”, y se recoge las lágrimas en su rostro, con su mano izquierda. Y moviendo su cabeza en sentido de no querer recordar.

¿Por qué estaba Isabel sola, lejos de los hijos procreados con Juan Bosch, teniendo que casarse de nuevo con otro hombre?

Bueno, esa es una de las historias de la vida del ser humano que fue Bosch, que hay que armarla con recortes de lo que cuentan otros. Y los recortes de lo que cuenta el mismo Juan Bosch.

Bosch e Isabel se casaron el 19 de marzo de 1934, según informan distintos escribidores. Pero algún otro escribidor dice que ese matrimonio ocurrió en enero de 1935, sin dar más detalles.

Aunque se advierte que “varias personas que han escrito sobre la vida de Bosch, citan el 1934 como el año en que éste se casó con Isabel García. Otros señalan el 1935”. Este autor, Víctor Manuel de la Cruz, en su obra citada, copia de un reportaje publicado bajo la firma de la periodista Ángela Peña, en el diario Hoy, el 2 de noviembre del 2001, algunos datos adicionales sobre la que identifica como Isabel Orfilia García Aguiar.

“Bosch tuvo en su vida dos grandes amores, Isabel García y Carmen Quidiello” (…) Isabel, una mujer exquisita y bella a la que conoció en su morada de la calle 16 de agosto, cuando él trabajaba en la Casa Lavandero, y con quien casó en enero de 1935” (…) “ellos se divorciaron poco tiempo después”. (…) “La dureza del destierro con la enorme carga y la responsabilidad que representó educar a los pequeños casi sin recursos económicos, en un medio prácticamente desconocido, debilitaron sobremanera a la dama que se vio amenazada de tuberculosis, por lo que los médicos recomendaron al escritor (a Juan Bosch, según confiesa éste), mandarla de regreso a la República Dominicana a recuperarse. León fue enviado a la casa de los tíos Pepe y Angela, y Carolina fue acogida por la tía Josefina. Bosch mantenía la comunicación con su esposa a través del doctor Julio Espaillat, un compueblano que viajaba frecuentemente a Borinquen, con el que también enviaba dinero” …

“Simultáneamente, con los trajines políticos y literarios que ocupaban de manera sustancial el diario vivir de Bosch, en 1939, hubo otro suceso en su vida que casi siempre ha pasado por inadvertido. Me refiero a su divorcio de la señora Isabel Garcia de Bosch”. (…) El señor Antonio Ocaña, en “Un hombre llamado Juan Bosch” -página 55- señala entre las razones del divorcio efectuado entre Bosch y su señora esposa, su condición de perseguido político, cosa que, según el propio Bosch, provocaba que ella siempre estuviera amenazada por angustias y peligros. Dice también que la señora Isabel García no pudo resistir los rigores de aquella situación”. (…) Vuelve este autor sobre el escrito de Ángela Peña: “Según cuentan allegados y parientes, don Juan hizo ingentes esfuerzos por volver a reunirse con los suyos, pero Trujillo negó los documentos de salida a esposa e hijos, situación que terminó por alejarlo de su primer amor. La distancia los separó definitivamente. Ella casó después, por segunda vez; y Bosch contrajo otras nupcias en La Habana”.

La historia de este divorcio, se cita, también aparece narrada por Cándido Gerón, en “Juan Bosch:  la traición a un símbolo”, de la siguiente manera:

“En Cuba, en el año 1939, se separan. Ese mismo año, el doctor José A. Aguilera y Hernández, con bufete abierto en el edificio Abreu, cito en O’Reyl y Mercaderes, La Habana, Cuba, actuando en nombre y representación del Profesor Bosch y Gaviño, inicia el proceso del divorcio.

“Formaron parte en el proceso del divorcio los letrados Carlos Prío Socarrás, de quien fuera el profesor su secretario y quien llegaría a ser más tarde, presidente de la República de Cuba, y Vital González del Valle, bajo la dirección de este último. Pero es el día 17 de abril de 1943 cuando el doctor Enrique Rubio y Linares, Juez de Primera Instancia del Centro del Partido Judicial, evacua la sentencia de divorcio. El divorcio se hizo público el 23 de mayo de 1943.

“Entre los testigos figuran los Sres. Lucas Pichardo, Marcos del Rosario hijo, los doctores Virgilio Mainardi Reyna, Juan Isidro Jimenes Grullón y Enrique C. Henríquez.

“El dictador Trujillo Molina, interesado en las motivaciones del divorcio entre el profesor Juan Bosch y la distinguida dama, señora Isabel Orfilia García Aguiar, dio instrucciones al Procurador General de la República de entonces, Lic. Pablo M. Paulino, a los fines de mantenerlo al corriente. El doctor Arturo Despradel, secretario de Estado de Relaciones Exteriores, atendiendo al oficio No. 6954, del 29 de julio de 1943, de la Procuraduría General de la República, también mediante oficio No. 932, de fecha 19 de agosto en curso, instruye sobre el particular a la Legación Dominicana en La Habana.

“El 14 de octubre de 1943, mediante oficio Núm. 8970, la Procuraduría General de la República envía al señor Secretario de Estado de la Presidencia, el expediente completo sobre el divorcio entre el profesor Bosch y la distinguida dama, señora Isabel Orfilia Aguiar. El 18 de octubre de ese año, Manuel A. Amiama, consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, mediante oficio Núm. 19859 dirigido al señor Secretario de Estado de la Presidencia, señalará, entre otras cosas:

Juan Bosch y doña Carmen Quidiello.,su segunda esposa
Juan Bosch y doña Carmen Quidiello.,su segunda esposa

“Las autoridades dominicanas no pueden alegar que la sentencia ha desconocido disposiciones del estatuto personal de los esposos divorciados, por lo cual las autoridades dominicanas no pueden usar con éxito la facultad prevista en el artículo 53 del Código de Derecho Internacional Privado aprobado en La Habana en 1928 (artículo 53). Cada Estado contratante tiene el derecho de permitir o reconocer o no, el divorcio o el nuevo matrimonio de personas divorciadas en el extranjero, en casos, con efectos o por causas que no admita su derecho personal.

“Siendo legal el divorcio, el hecho de haber celebrado un nuevo matrimonio Juan Bosch, no puede constituir el crimen de bigamia previsto en el artículo 340 de nuestro Código Penal. La falta de ciertos documentos procesales en el expediente no permite apreciar hasta qué punto la señora Isabel García tendría probabilidades de hacer anular la sentencia de divorcio obtenida por Juan Bosch contra ella. Pero, aun cuando pudiera obtener la anulación de esa sentencia, el nuevo matrimonio realizado por Juan Bosch no constituirá el crimen de bigamia, sino que sería simplemente un matrimonio anulado”. (31-34).[3]

Prío Socarrás, el amigote

El compilador Piña Contreras, en la Introducción de la obra que citamos, aquí, con insistencia, anota que “en La Habana su vida se transformó en 1943, luego de haberse divorciado de Isabel García Aguiar, se casó con Carmen Quidiello. En pocos años se convirtió en un personaje de actualidad en los medios políticos e intelectuales habaneros”.

¿Es que no lo era?

Precisamente, es Socarrás quien forma parte del proceso de divorcio de Bosch y la señora García Aguiar, desde 1939, el que viene a ser publicado el 23 de mayo de 1943.

A Socarrás le llega Bosch a través del doctor Cotubanamá Henríquez, quien le sirvió de motivación e instrucción para junto a Juan Isidro Jiménes Grullón, fundar el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en La Habana, Cuba. El doctor Cotubanamá Henríquez era cuñado de Socarrás.

La gran pregunta que podría suscitar el temperamento repentista, de la personalidad de Juan Bosch, siempre que enfrentaba momentos en los que debía adoptar decisiones importantes ¿porqué, ¿Juan Bosch, tenía esa personalidad?

En los momentos en que Bosch y la Quidiello se enredan en noviazgo y se casan, Socarrás va escalando y llega a Primer Ministro de Cuba, en 1945.

Bosch, Isabel, embarazada de Carolina, y el niño León, hijo de ambos, antes de salir hacia Puerto Rico.
Bosch, Isabel, embarazada de Carolina, y el niño León, hijo de ambos, antes de salir hacia Puerto Rico.

Es la Quidiello, siendo novia de Bosch, la que lo motiva y lo impulsa para que acepte empleo con Socarrás, atendiendo, desde luego, a la primacía en ascenso de éste. Eso sí, Bosch se empeñaría en resaltar que la “soldada siempre directa y de él, de Socarrás, nunca fue de cargos cubiertos por la nómina oficial”.

Socarrás era dirigente del “Partido Revolucionario Cubano que serviría de modelo para la creación del PRD”. A finales de 1943, Bosch es nombrado director de la oficina del ya Senador, Socarrás. En 1944, ya es asesor del Primer Ministro de Cuba, Socarrás. En agosto de 1945, Bosch es ya, secretario particular del Primer Ministro Socarrás, quien “además le propone la dirección del periódico “Siempre”, órgano del Partido Revolucionario Cubano Auténtico.

“Bosch aceptó con la condición de que su nombre no apareciera nunca en las páginas del periódico”. En viaje en compañía del ya presidente de Cuba, Socarrás, a Guatemala, Costa Rica y Venezuela, el 15 de mayo de 1950, se le ve a Bosch acompañando a Socarrás, durante un almuerzo que éste ofreció al ex presidente de costa Rica, José Figueres, quien visitaba Cuba, en ese momento, al igual que otras figuras importantes de la región.

En noviembre de 1948, Bosch viaja a Costa Rica a llevar las armas que Socarrás enviara a Figueres, para que se defendiera de la agresión de Somoza, de Nicaragua.

Socarrás fue derrocado el 10 de marzo de 1952 por Fulgencio Batista, pero antes se vio a Bosch en una recepción empinando la copa con Socarrás.

Tras el derrocamiento de Socarrás como presidente de Cuba, Bosch debió abandonar Cuba. Al publicar en Chile su libro “Cuba, la isla fascinante”, Bosch no deja muy bien parado a Socarrás: “Carlos Prío Socarrás, el amigo de Juan Bosch, aparece tácitamente como un político honrado, aun cuando el autor le desconoce “temperamento de gobernante”, según se reseña en una crítica al libro de Bosch, en que se dice que “Juan Bosch hace semblanza del cuerpo y alma de la isla, demuele al presidente Batista”.

El artículo fue publicado en la revista Ercilla, de Santiago de Chile. Se aprecia con facilidad cómo Bosch al situarse tan en la proximidad de Socarrás, figura estelar en su momento en la política partidista cubana, obtuvo, básicamente una promoción única en Cuba y en otros países de la región. Pero, además, salió de la inopia económica a que estuvo sometido hasta entonces, tras sus bodas con la Quidiello, quien tuvo la visión de aconsejarlo para que se aproximara a Socarrás, pensando en el futuro de ambos.

Entre los sucesos que anota Piña Contreras en su compilación sobre la vida de Juan Bosch, refiere que el “el 20 de diciembre de 1950: Mauricio Báez, líder obrero dominicano, es secuestrado y asesinado en La Habana por agentes de Trujillo”.

¿Y qué tiene que ver este hecho con Carlos Prío Socarrás, el protector de Bosch, en Cuba?

La palabra la tiene el historiador y luchador del exilio antitrujillista Francisco Alberto Henríquez Vásquez (Chito):

“A comienzos del mes de diciembre del año 1950, engañado por una persona que sin dudas le inspiraba confianza, pero que logró permanecer oculta a la vista de los dueños de la pensión en que vivía, Mauricio Báez fue raptado en plena ciudad de La Habana y fraguado en un barril de cemento -antes o después de ser sometido a muerte cruel- a la usanza de la organización terrorista y anticomunista Acción Revolucionaria Guiteras, según dejaron entrever algunos de sus miembros que luego, aliados a Trujillo, trataron de dar muerte al dictador cubano Fulgencio Batista. Treinta mil pesos, contantes y sonantes, decían a soto voce aquellos turiferarios del crimen revolucionario, le había costado al tirano Trujillo, deshacerse del peligro que representaba para su régimen de oprobio la inquebrantable pureza revolucionaria de Mauricio Báez.

“Al llevarse a cabo una rigurosa investigación del crimen de Mauricio, se puso en evidencia que el gobierno de Carlos Prío Socarrás no estaba exento de culpa por aquella dolorosa y extraña desaparición del líder obrero dominicano. Culpable por negligencia, porque había aceptado las credenciales del archicriminal Félix W. Bernardino, como secretario de primera clase de la Embajada de Trujillo, en La Habana. Culpable por omisión, porque a pesar de que todas las evidencias señalaban al Jefe de su Policía Secreta, como la única persona capaz de inspirarle confianza a Mauricio para montar en el auto que lo llevó a la muerte, jamás permitió que la Justicia cubana se empleara a fondo hasta esclarecer en todos sus detalles aquel repudiable crimen. Esa responsabilidad, por supuesto, también recayó sobre los íntimos colaboradores del presidente cubano, incluyendo al Dr. Enrique C. Henríquez, quien, en honor a la verdad, pareció remover en esos días cielo y tierra, aunque sin romper con su pariente y jefe político. Otros, por lo contrario, abandonaron en esos días el territorio cubano, para no volver sino cuando ya parecía que la muerte de Mauricio Báez había sido olvidada”.[4]

Parece que entonces, Bosch tenía razón cuando decía en Chile y en su libro “Cuba la Isla Fascinante”, que su protector Socarrás “era honesto, pero sin temperamento de gobernante”.

Otra critica que se le hace a Socarrás, vinculándolo a la autopromoción que hacía Bosch de su participación en la operación de Cayo Confites, es la de que no fue posible (no le fue posible a Bosch) que “su gran amigo Carlos Prío, facilitara, por menos de una hora, que los aviones de la Expedición de Luperón se abastecieran de gasolina. Evitando así la muerte de los expedicionarios”.

Y agrega que “increíble, toda esta fantástica hazaña revolucionaria la realizó Juan Bosch”, refiriéndose a un escrito aparecido en exclusivo para la revista “Alerta”, bajo la firma de Bosch, con el título “Lo que ocurre en mi país”, consignando en el encabezado del mismo que él, Bosch, era el “delegado General de la Revolución Dominicana”, y de la operación armada a la que se refería.[5]

Sería otra muestra de debilidad de Socarrás como gobernante, ante las necesidades de los revolucionarios dominicanos atrincherados para enfrentar a Trujillo, ya de manera directa, con las armas.

Un problema agobiante

Mientras todo esto ocurría, sin entrar en los detalles, que sólo podrían conseguirse en papeles oficiales, privados, o testimonios, los cuales permitirían que se escrute en los mismos, ya eso ha ido desapareciendo, con el tiempo.

Sin embargo, “Juan Bosch resuelve (¿?) resuelve un problema familiar agobiante: la esposa, Isabel, estaba enferma y requería de un tratamiento prolongado, costoso y de atención permanente. La decisión es que viaje a Santo Domingo y, cuando se recupere, regrese a Cuba”.[6] Eso lo narra Bosch, ya anciano, en una entrevista periodística.

Lo cierto fue que, ya es 1941, Bosch resulta que es un simple visitador a médicos y de eso vive, pasa a ser asesor del Primer Ministro de Cuba, que viene de ser Senador electo, Carlos Prío Socarrás, cuñado del doctor Cotubanamá Henríquez.

Anda por ahí, una chica estudiante universitaria que ya es novia de Bosch, y quien según Bosch, es quien lo impulsa a que acepte el empleo con Prío Socarrás, quien tiene aspiraciones que se le cumplen para ser Primer Ministro de Cuba, en 1945, en el gobierno de Ramón Grau San Martín. Pero ya, un 30 de junio de 1943, el mismo día del cumpleaños de Bosch, se habían casado Juan Bosch y Carmen Quidiello.

Isabel García Aguiar morirá en Santo Domingo, en 1992.- Muere en Santo Domingo Isabel García Aguiar, primera esposa del ex presidente Juan Bosch.[7] El compilador Piña Contreras en la obra citada, coloca esta especie de epitafio: “10 de noviembre: muere en Santo Domingo, Isabel García Aguiar, primera esposa de Juan Bosch”. Y nada, más.

[1] Héctor Zambrano, “Historia de Boyá”, calle Fidel Zambrano No.29, Boyá. MONTE PLATA, Rep. Dominicana. Impresos Monte Plata, calle Altagracia No. 75, (Frente al Palomar Monte Plata), Ave. Expreso V Centenario, Plaza San Martín, local 6-A, Santo Domingo, Rep. Dom. Páginas 326, 327, 328, 329, y 404. En la página 404 de la obra de Zambrano, que se cita, aparece una fotografía de la casa de las que existen en Boyá., ubicada en una esquina frente al parque. De estilo Victoriano, construida en 1920, por el señor Cesáreo Suárez. Luego vivieron en ella Arcadio Alcántara y sus hijas Olimpia, Ninia y Hortensia Alcántara, así como su hijo Moncho Alcántara Zambrano, hijo de Francisca Zambrano Reyes y Arcadio Alcántara. También vivió en ella, durante algún tiempo, tras divorciarse de Juan Bosch y casarse con José Enrique Jiménez, hijo del reconocido rico hacendado de Boyá, Monte Plata, José Antonio Jiménez.
[2] https://www.youtube.com/watch?v=5T_NM1pJ6zw&ab_channel=DominicanaenmiamiG
[3] VÍCTOR MANUEL DE LA CRUZ; “Biografía de Juan Bosch, 1909-1961”. Editora Búho, 2009, Santo Domingo, Rep. Dominicana. Páginas 117, 118, 214, 215.
[4] PASTOR DE LA ROSA VENTURA; INVESTIGADOR; “Relatos Biográficos de Francisco Alberto Henríquez Vásquez Archivo General de la Nación, volumen CCLXXXVI; Santo Domingo, R. D., 2017. Editora Centenario, páginas 338 y 339.
[5]  PASTOR DE LA ROSA VENTURA; INVESTIGADOR; “Relatos Biográficos de Francisco Alberto Henríquez Vásquez Archivo General de la Nación, volumen CCLXXXVI; Santo Domingo, R. D., 2017. Editora Centenario, página 358.
[6] RAMÓN COLOMBO, obra citada, página 48.
[7] SABOR A MERENGUE.COM; “Efemérides; Hoy es viernes, 10 de noviembre del 2017. http://www.saboramerengue.com/efemeride/880/hoy-es-viernes-10-de-noviembre-del-2017-faltan-51-dias-para-el-ano-2018

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