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sábado, abril 27, 2024

Roberto Carlos y las diestras manos de joyero de Cristino Ventura

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Por aquello de los “imborrables momentos que guarda el corazón”, algunas canciones están vinculadas a entrañables amigos, algunas veces porque son las preferidas de ellos, por un momento específico en la relación de amistad o de su vida.

Cuando me establecí en Santo Domingo después de haber permanecido por algunos años en Jarabacoa, donde estudié hasta la intermedia, labré amistad con un gran artista de la artesanía, a quien conocí en el populoso barrio de Gualey.

Cristino Ventura, que reside en la ciudad de Boston, era muy diestro confeccionando joyas a partir de la concha de carey, una tortuga de mar con un hermoso caparazón, cuyo uso llevó a esa especie hasta prácticamente la extinción.

Las pulseras, aretes y collares de conca de carey eran muy apreciados por su hermosura y porque resultaban más económicas que las joyas hechas de plata u oro. Un regalo barato y hermoso, ideal para aquellas mozuelas que ambicionábamos.

Además de trabajar la concha de carey con esmero, como ningún otro, Cristino Ventura también tenía la habilidad de trabajar el oro y la plata y por ese motivo era muy apreciado en la Joyería Brador, donde trabajó por años.

Al marcharse a los Estados Unidos nuestros caminos se fueron bifurcando y en la actualidad poco sé de él.

En una ocasión en que estuvo enfermo, Cristino me hizo grabarle en un mismo cassette de manera continua una misma canción de Roberto Carlos. Se trata de la canción “Amigo”, un verdadero himno al valor imperecedero de la amistad.

Está canción fue compuesta por Roberto Carlos, que a partir de la popularidad que se grajeó con ella, sobre todo aquí, se ganó el mote de “El cantante del millón de amigos”

Me sentí tan identificado con Cristino Ventura, hoy separado por la cruel emigración, que para mí está canción se convirtió en favorita y de un valor incalculable, pues todo el mundo sabe que soy “ñoño” con los amigos.

Después que me metí en eso de karaokero, un día intenté interpretar Cóncavo y converso”, una de las canciones más exquisita y hermosa, preferida por famosos cantantes, del repertorio del “Rey de la canción latina”.

Intentos dolorosamente fallidos, lo que me llevó a tratar con “Desahogo”, escrita por Erasmo Carlos (Erasmo Esteves 1941-2022), que fue un cantante y compositor brasileño, y Roberto Carlos, quien la popularizó en español en el país.

Lo cierto es que a partir de aquella solicitud inusual de Cristino comencé a mirar a Roberto Carlos con otros ojos y mi admiración se acrecentó cuando tuve la oportunidad de irlo a ver en un espectáculo en el Teatro Nacional, junto a mi querida esposa.

Un espectáculo sin desperdicios, donde interpretó aquellos temas que marcaron nuestra adolescencia y juventud. Cuando cantó “Mi cacharrito” hasta colocaron en el escenario un viejo automóvil y pudimos apreciar a un Roberto Carlos con una enorme capacidad para transmitir emociones, para hacer de un espectáculo una experiencia irrepetible e inolvidable.

“Cóncavo y converso” tuvo tal popularidad en el país, que como se dice popularmente, hasta fue fusilado por uno de los merengueros más destacado, como lo es Fernando Villalona Évora, con agradables resultados.

Roberto Carlos Braga Moreira tiene en la actualidad 82 años y se mantiene como “el primer guandul” y la canción “Lady Laura”, escrita a su adorada madre Laura Braga Moreira, gozó de gran popularidad y sigue siendo de grata recordación, porque también fue fusilada por Raulin Rosendo.

Esta canción, “Lady Laura”, Roberto Carlos la interpretó en el Festival del Viña del Mar en 2011.

Lamentablemente a la edad de seis años, una locomotora a vapor atropelló a Roberto y le fue amputada la pierna derecha debajo de la rodilla.

Un poquito de historia: ha vendido 150 millones de discos en todo el mundo, un verdadero récord para un artista hispano y ganado innúmeros premios, incluyendo en 1989 un Grammy al mejor intérprete de pop latino.

No sé que habrán pasado con las diestras manos de Cristino Ventura, su insuperable calidad de joyero y de su vida en la salva de cemento donde escogió vivir, pero hoy lo recuerdo con grato cariño de amigo. El vehículo, además de la memoria del corazón, las hermosas canciones de Roberto Carlos.

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