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martes, mayo 21, 2024

Melómano:Cómo surgieron algunos motes de boleristas famosos

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Hace poco un amigo me preguntó de dónde le venía el apodo de “Anacobero” al puertorriqueño Daniel Santos (Daniel Doroteo Santos Betancourt). Resulta que el vocablo “anacobero” proviene de la lengua africana ñáñigo, que en el dilecto cubano significa diablillo y por añadidura bohemio, que era el sello distintito de “El Jefe”, como también se le decía al intérprete de “Linda”.

Cuentan que fue un locutor en Cuba quien bautizó a Daniel Santos con el apodo de “Inquieto Anacobero” y pienso que lo de inquieto no precisa explicación. Si, se pudiera aclarar que le pegaba más el término de “rebusero” y, porqué no, mujeriego.

A Lope Balaguer (José Manuel López Balaguer) los locutores lo identificaban por el mote de “El Cantantazo” y el mismo intérprete de “Arena del desierto” explicaba que en una ocasión le preguntaron si se consideraba un buen cantante y él afirmó que era un “cantantazo”. Ese apodo lo acompaño hasta la hora de su muerte, ocurrida el 29 de enero de 2015.

Siempre he pensado que Lope Balaguer no recibió el reconocimiento que merecía por su excelente calidad como cantante, quizás por el lastre de ser sobrino del expresidente Joaquín Balaguer Ricardo.

No hay dudas que uno de los bigotes más pronunciado de los boleristas que llenaron toda una época fue el del cubano Bienvenido Granda (Bienvenido Rosendo Granda Aguilera). En cualquier foto o caricatura lo primero que sobresale es el bigote de Granda. Por ese motivo era apodado «El Bigote que Canta».

Algunos motes de los artistas tienen que ver el lugar de su nacimiento y con el nombre con el que suele identificarse sus habitantes por la región donde viven. El es el caso del “Jibarito de Lares” (Odilio González).

Con el término de “jíbaro” se identifica en Puerto Rico a los campesinos que habitan en las regiones montañosas de la isla. Y Lares, famosa por ser el lugar donde se lanzó El Grito de Lares, que fue una revolución patriótica con el propósito de obtener la independencia de Puerto Rico, es el lugar de nacimiento de Odilio. Este cantante boricua, además de las canciones de amargue para rasgarse las venas, también se dedicó a la música folklórica puertorriqueña tradicional, canciones dedicadas al jíbaro de Puerto Rico.

Cuando se menciona al charro, indudablemente que de inmediato se piensa en el México lindo y querido. El charro se distingue por el sombrero de ala anchas y el traje imponente y colorido, que según los historiados su origen se ubica en Salamanca, España.

Vicente Fernández
Vicente Fernández

Vicente Fernández, cabeza de una dinastía de exencionarles cantantes, era todo un charro, nacido en Huentitán, una comunidad del estado de Jalisco, al norte del municipio de Guadalajara. Pues de ahí le viene el nombre de El Charro de Huentitán, para sus familiares e íntimos Chente.

Y lo del “As” a Marco Antonio Muñiz hemos explicados que se debió a su paso por el Trío Los Tres Ases y los demás nombres (El Lujo de México y El Embajador del Romanticismo) aluden a su calidad como artista y a su preferencia por las canciones, fundamentalmente, de corte románticas.

Algunos artistas terminan atrapados en el mote de una de sus canciones emblemáticas, como fue el caso de Pablo Tito Rodríguez Lozada (Tito Rodríguez), a quien llamaban “El Inolvidable”.

Y para otros, su calidad a la hora de interpretar el bolero lo sitúa en la cúspide de la popularidad y trae aparejado un nombre indiscutible. Un notable ejemplo es el venezolano Felipe Antonio Pirela Morón (Felipe Pirela), conocido como “El Bolerista de América”.

Alfredo Sadel
Alfredo Sadel

En el caso de Manuel Alfredo Sánchez Luna, más conocido como Alfredo Sadel, uno de los intérpretes populares y líricos más importante en la historia musical venezolana, fue apodado como “El Tenor Favorito de Venezuela”.

El diccionario lo define como “cuyo ritmo o baile es alegre y sensual” para referirse al término Guapachoso, por el que fue conocido Rolando Laserie, un cubano que se radicó en Estados Unidos, y que tenía un estilo chabacano.

El hijo del potro, naturalmente que es el potrillo, y ese nombre Alejandro Fernández lo heredó, al igual que la calidad artística e interpretativa, de su vástago, Vicente Fernández.

De reinas y reyes está poblado el firmamento artístico. A veces esa calificación la define la calidad o habilidad que tenga el artista en determinados géneros musicales. Por ahí nos vamos con Milton Santos de Almeida, conocido en el solar y en otros lugares de Hispanoamérica y Estados Unidos como Miltiño (El Gran Miltiño para mí). Este cantante brasileño era conocido como “El Rey del Fraseo” y “El Rey del Bossa Nova”.

La Lupe
La Lupe

 

La Lupe (Guadalupe Victoria Yolí Raymond) era la “Reina de la Música Latina” (La Reina del Latin Soul) y “La Reina del Desamor”.

Si se habla de El Inmortal, sin dudas que hay que mencionar el nombre de Pedro Infante, fallecido el 15 de abril de 1957, pero aún sus canciones se escuchan y las películas que lo consagraron como actor se pueden ver en algunos canales.

Y para finalizar debo decir que él era su voz, más que su figura y la forma de tocar la guitarra. Es extraordinario como este artista puertorriqueño jugaba con su voz en diversos matices y por este motivo recibió el nombre de “La Voz”, Felipe Rodríguez (Luis Felipe Rodríguez Quiñones), lamentablemente fallecido en 1999 cuando aún quedaba “Felipe para un buen rato”.

Mi invitación para este fin de semana es el espectáculo “Felipe Rodríguez, La Voz, le canta a su pueblo”, celebrado en el Centro de Bellas Artes, en San Juan, Puerto Rico, hace unos añitos.

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