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viernes, mayo 3, 2024

Melómano: Las canciones de Cuco Sánchez para cortarse las venas o restañar viejas heridas

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Hay personas que son tan fanáticos de un artista, que llegan a extremo, como el caso que relaté de la joven de mi pueblo con Sandro, que al escucharlo no podía contener el llanto.

Fanáticos que se transforman y más si están en presencia del alcohol, cuyos efectos los obliga a desnudar el alma con las letras sentidas de algún bolero. Tal como dice Alberto Cortez en el poema “El vino”:

“Sí, señor, el vino puede sacar

Cosas que el hombre se calla

Que deberían salir

Cuando el hombre bebe agua”.

Quizás al leer este artículo, algún amigo o conocido dirá: “mira quién habla si él forma parte de esa legión de fanáticos que se transforman al oír a su artista favorito o algún bolero”. Es cierto, las canciones de Gilberto Monroig producen en mí un estado de éxtasis, disfruto con todas y cada una de las canciones de este borincano. Pero no para llegar al extremo del llanto, de la melancolía.

Siguiendo con mi pueblo, Pedregal, en Jarabacoa, tengo un primo que está en esa categoría y por él conocí al artista que voy a tratar a continuación. Con solo escuchar una de sus canciones me llega a la memoria ese familiar.

Se trata de José del Refugio Sánchez Saldaña, que supongo a la mayoría no le dice nada ese nombre. Para los más viejitos ese señor artísticamente hablando se llamaba Cuco Sánchez, nacido el 3 de mayo de 1921, en Altamira, México, y fallecido el 5 de octubre de 2000.

Además de cantautor, como la mayoría de las figuras legendarias mexicanas, este señor fue también actor. Es que la época de oro del cine mexicano atrajo a la mayoría de buenos cantantes, en filmes que aún se pueden ver en algunos canales de cable.

Cuco Sánchez tuvo una infancia bastante difícil, pues fue pastor de cabras, pero desde niño mostró su inclinación por la composición y en cuanto aprendió a escribir hizo sus primeros pininos como compositor.

Como ocurre con algunos artistas, que sus inicios están marcados por el azar, este también fue el caso de Cuco. En una emisora radial no se presentó un cantante y uno de los ejecutivos le sugirió que cantara. Esa presentación fue el inicio de una exitosa carrera que duró años.

Aunque su carrera como cantante inició en 1937, fue en 1939 cuando su canción “La chata” lanzó a Cuco Sánchez a la fama. Escribió más de 200 canciones, varias de ellas para el cine.

Aquí en República Dominicana fueron populares canciones como “Fallaste corazón”, “La cama de piedra”, “Tres corazones”, “No soy monedita de oro” y “Anoche estuve llorando”. Todas ellas para cortarse las venas o dar riendas o restañar viejas heridas.

Recuerdo que a ese primo solía hacerle burlas cuando sonaba “La cama de piedra”, su favorita, diciéndole que en cuanto escuchaba a Cuco Sánchez “se iba en llanto”.

Cuco Sánchez es sinónimo de la canción ranchera, revolucionaria, de esa donde no posible que el hombre “macho” se doble, se raje, por la que en ocasiones destila el despecho.

Recientemente vi a mi primo y de inmediato Cuco Sánchez me vino a la memoria, acompañado de un impresionante conjunto de mariachis, con su emblemático sombrero de charro y su vestimenta característica. Lo he visto en YouTube y no podía falta “La cama de piedra”, cantada como sólo él sabe hacerlo, con un sentimiento único, irrepetible y a mi terminó por agujerearme el alma y, entre nos, me rajé como mi primo.

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