Como seguidora del cine y de la buena actuación , el servicio de streaming Netflix me sugirió ver la película “Los renglones torcidos de Dios”, una cinta por demás, producida por el director y guionista español Oriol Paulo, cuya trayectoria sigo, luego de ver Contratiempo, El inocente y Durante la tormenta, protagonizadas las dos primeras por el también barcelonés Mario Casas.
El título me llamó mucho la atención por esto de los renglones torcidos y mencionar la palabra Dios, pero tratándose de Oriol, me dispuse a pasar las dos horas y media frente a la pantalla para descifrar la trama de la película, basada en una novela publicada en 1979 por el escritor y periodista Torcuato Luca de Tena y que Oriol copia, según la crítica española, al dedillo.
La trama se desarrolla en un sanatorio psiquiátrico, en el cual se presenta Alice Gould, diagnosticada con un aparente trastorno de paranoia, en el cual se relatan una serie de situaciones de maltrato e intento de envenenamiento por parte de su esposo Heliodoro, y que ella refuta y revierte que fueron en su contra. Realmente, una trama muy confusa y loca.
Pero la razón de su entrada al sanatorio era investigar la muerte de un joven en circunstancias no muy claras. En su primera evaluación psiquiátrica, Alice demostró ser una mujer ágil e inteligente, respondiendo cada pregunta realizada por el médico que la atendió, de quien logró obtener confianza y hasta admiración, diría yo.
Los trastornos que supuestamente la llevaron hasta el sanatorio estaban muy lejos de ser una persona atrapada por el miedo y la desconfianza.
Sin embargo, la trama se va haciendo cada vez más complicada, mientras se van descubriendo situaciones y hasta la misma Alice pone en duda el verdadero propósito de estar allí.
El periódico El País define la trama como “una irresistible inyección de locura”, mientras que El Mundo la calificó de un thriller delirante y obsesivo, y no es para menos, pues al final de la cinta queda la duda del espectador de sí Alice entró al sanatorio para investigar el caso de homicidio o si realmente llegó por un trastorno psiquiátrico, pues todo queda en una real confusión.
En la misma se manejan varias hipótesis. Lo primero es que en el sanatorio la reciben como una paciente con paranoia que intentó envenenar en varias ocasiones a su marido. Luego, ella revierte la versión contando que es el esposo quien intentó envenenarla para quedarse con su dinero y bienes, y finalmente la versión de que es una agente que investiga la muerte de un paciente, con la cual inicia la producción.
Aunque la cinta nos pone de cabeza a analizar posibles desenlaces, y a enfrentarnos a cambios bruscos de una escena a otra, pienso que vale la pena verla, no solo por el tema que desarrolla, sino por las excelentes actuaciones de sus protagonistas Bárbara Lennie, Eduard Fernández, Loreto Mauleón, Javier Beltrán y Pablo Derqui, entre otros.
Esta vez Oriol Paulo se las juega en esta nueva producción, poniendo de manifiesto su sello que lo ha llevado a obtener múltiples premios. Así que un plato fuerte para los amantes del cine este fin de semana.
