No he tenido la oportunidad de leer la novela “Solo cenizas hallarás (bolero)”, la primera y por un tiempo única publicada por Pedro Vergés y, que, indiscutiblemente lo colocó en un sitial de la narrativa y las letras dominicanas.
Esta obra narrativa está inspirada en el bolero “Cenizas”, escrito por el mexicano Wello Rivas y que en Latinoamérica lo popularizara Toña La Negra (Antonia del Carmen Peregrino Álvarez, 1912-1992).
Muchos piensas, incluido mi amigo y hermano Santos García, que esta canción solo la cantaba Toña La Negra, pero no es así. Además, y magistralmente, la interpreta Gilberto Monroig y Javier Solís.
A propósito de esta entrega, me encontré una versión más movida y bien cantada a cargo de Carlos Cuevas, un mexicano conocido como “El Rey del Bolero”. Me encantó la orquestación e invito a que lo busque y escuchen a este artista, que ahora pasa a formar parte de mi repertorio.
Este señor, que ronda los 63 años, interpreta boleros iconos, como “Ya la pagarás”, “Perdón”, “Nosotros”, “Señora bonita”, “Página blanca” y “Sin ti”.
Volviendo a la canción “Cenizas” y Wello Rivas (Manuel Rivas Ávila, 1913-1990), que es un representante de la tradicional trova yucateca, fue además de compositor, músico, nacido en Mérida, Yucatán.
Es dueño de un amplio repertorio de canciones compuesta por él, pero “Cenizas” definitivamente lo colocó en el mapa del gusto popular y lo convirtió en un compositor ampliamente reconocido.
Además de este memorable bolero, Rivas compuso más de cien canciones, entre ellas “Llegaste tarde”, “Cachita”, “Quisiera ser”, “Que chula es Puebla” y “Cachita-La borracha”.
También, escribió “Tarde”, “Golondrina”, “Callecita”, “Crepuscular”, “Obsesión”, “Mendigo de amor” y “Con las alas rotas”, entre otras muchas más.
Lo cierto es que “Cenizas” tuvo tal popularidad que inspiró el título de una novela de la autoría del ex ministro de Cultura y se convirtió en el sello distintivo de La Sensación Jarocha, Toña La Negra, como “Amor perdido” hizo con María Luisa Landín.
Es que hay canciones que marcan al artista y se convierten en sinónimo de él mismo. Un ejemplo es “Inolvidable”, escrita por Julio Gutiérrez en 1944, que se convirtió en el mote de Tito Rodríguez (Paulo Tito Rodríguez Lozada, 1923-1973).
Toña la Negra la imprime este toque sobrio a la canción “Cenizas”; Gilberto Monroig lleva este bolero hasta el umbral del dolor, de la ruina total y Javier Solís, El Ranchero Romántico, aporta esa cuota de sentimiento callado, sin estridencia y de resignación, con la suavidad (casi un susurro) que lo caracteriza.
La ceniza es el testigo más elocuente de que ya no queda nada, ni siquiera el resentimiento por un amor que nos abandonó. Los escombros por lo menos son las ruinas de un sentimiento dolido, de una herida que aún sangra, donde es posible encontrar brasas solapadas, ocultas.
Wello Rivas y su tema “Cenizas” no pueden faltan en una antología dedicada al buen bolero, el que hizo nido en el corazón de todos los melómanos del habla hispana y que aún se mantiene vibrante.
Insisto siempre que para los gustos se hicieron los colores, porque yo prefiero la versión de Monroig de “Cenizas”, por ese motivo me encanta interpretarlo al estilo del boricua en el karaoke, sentirlo como el compositor lo concibió, aunque no lo cante tan bien como quisiera.
Eduardo Santos ya nos veremos por la peña musical de los viernes, donde prometo que haré mi mejor esfuerzo para cantar “Cenizas”, al estilo de Monroig.
