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viernes, mayo 3, 2024

Alejandro Bobonagua, el trío Cupido y lo que soy como escritor y melómano

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Alejandro Bobonagua era un sujeto alto y delgado, que vivía al frente de la casa de mis abuelos, en Pedregal, Jarabacoa y estaba emparentado con mi abuelo, que se llamaba Rafael Durán Bobonagua. Una dama, como diría un conocido.

Siempre lo recuerdo con nostalgia y cariño, porque con él viví la aventura de ir a buscar leña en la loma, en un jeep de esos del Ejército que tenía, y en su casa los viejos hablaban de cosas interesantes. El mundo era simple, sencillo y, como dice mi esposa, éramos felices y no lo sabíamos.

En casa de Alejandro Bobonagua recuerdo que escuché los primeros boleros de que tenga memoria. Era el único que tenía un tocadiscos, de pilas, por cierto, porque en esa época no había llegado a Pedregal la magia de la electricidad y nos alumbrábamos con lámparas de gas querosene y jachos de cuaba.

Bobonagua era dueño de una mínima discografía, pero a todos nos encantaba escuchar siempre las mismas canciones. Oír desde la distancia las pocas canciones que ponía Alejandro los domingos, cuando tomaba unos traguitos de ron de fabricación local, e ir al cine en contadas ocasiones, eran las únicas diversiones extraordinarias que teníamos.

Una de las canciones que sonaban en el tocadiscos de Bobona gua era “Granito de sal”, escrita por el mexicano José del Carmen Domínguez Saldívar (1900-1950), y popularizada en la República Dominicana por las voces aunadas del Trío Los Pancho.

Además, tenía un LP del donde por primera vez escuché a nuestro Juan Llibre recitar un trozo de canción. Se trata de “Sigamos pecando”, escrita por el boricua Benito de Jesús (1912-2010).

Indiscutiblemente que el Trío Vegabajeño llenó toda una época no solo en Puerto Rico, de donde era, sino en el país, pues se mantuvo vigente desde 1943 (yo no había nacido) hasta principios de los años 80.

Este formidable trío llegó a ser considerado el embajador de Puerto Rico y su nombre alude al gentilicio de los habitantes de Vega Baja, donde se creó.

“En mi viejo San Juan”, la canción compuesta por Noel Estrada, sonó por primera vez en voz del Trio Vegabajeño, en 1943 y desde esa época ha dado mucha agua que beber. Podría decirse que es un himno que enarbolan y hace brotar las lágrimas en los borincanos. Es difícil encontrar un artista puertorriqueño que no haya cantado o incluido en su repertorio esta canción, preferida por boleristas de otros lares.

“Gitana”, que le dio título a un LP del Trío Cupido (creo que el único), era otro de los discos en revolución 45, que adornaba la discoteca del querido Alejandro Bobonagua.

No recuerdo bien, porque ha llovido bastante, pero creo que el bolero “Para olvidarte” era el reverso de “Gitana”, ambos éxitos popularizados por el Trío Cupido. O talvez el buen amigo de Bobonagua, que en paz descanse, tenía un el LP (abreviatura de “long play” en inglés).

El Trío Cupido era de factura puertorriqueña y estaba integrado por Alex (cantante), Edgardo Lamolli (primera Guitarra) y Paguito (segunda guitarra).

Este disco contiene los boleros “Gitana”, “Para olvidarte”, “Brindo en tu nombre”, “Dos cruces”, “Aventurera”, “El amor de un borracho”, entre otros.

Si mal no recuerdo llegué a escuchar una guaracha entre las pocas canciones que tenía Bobonagua, pero lamentablemente no sé cuál.

El único tocadiscos que existía en Pedregal, propiedad de este amable señor, y los pocos discos que ponía cada domingo forman parte de mis nostálgicos recuerdos. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que lo que soy como escritor y melómano en parte se lo debo a Bobonagua, que con sus escasas canciones domingueras hizo volar mi imaginación.

 

 

 

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