Ronald Reagan, el actor que fue siempre, se puso al frente de una huelga, el 7 de marzo de 1960, que colocó patas arriba a la meca del cine, Hollyvood. De eso hacen ya cincuenta años. Y aquella vez, los industriales del arte no tuvieron otra alternativa que negociar un acuerdo con la gente de Reagan. Dinero cash de inmediato para los artistas y su sindicato, y un nuevo seguro médico, con su plan de jubilaciones.
Los artistas relevos de aquellos días hacen presente la memoria de Reagan, luego presidente de los Estados Unidos. Reagan actor, ya en 1947 había sido elegido presidente del sindicato Screen Actors Guild (SAG).
Ahora son guionistas y actores, unidos y decididos a paralizar todo Hollywood. No habrá rodajes ni producción de nada, y las series y otros espectáculos serán congelados, mientras tanto. Asustados están, así, los sostenedores de los festivales de cine como Cannes o San Sebastián.
Las grandes plataformas y emporios de la industria cinematográfica como Netflix, HBO y Amazon Prime, Apple, Disney, Paramount, Sony, Warner Bros. Discovery, NBC Universal, se están valiendo de innúmeros artificios y engañifas para quebrar el ímpetu que ha generado la unidad de los trabajadores del arte en Norteamérica.
Las pantallas de televisión en los hogares estadounidenses no se han apagado, todavía, pero están pestañando. Parece que los nuevos tiempos tecnológicos y las necesidades humanas de la parte esencial de la producción cinematográfica y artística, ha estallado.
Varios intentos de negociaciones entre los humanos integrantes del Sindicato de Actores de EE. UU. (SAG-AFTRA), que agrupa a más de 160 mil miembros, y los estudios empresariales, en busca de la renovación de un convenio colectivo con la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP), ya fracasaron. Se habla de que los dueños a título de empresarios, se han burlado reiteradamente en las conversaciones con la parte humana, que no son sus equipos.
Los actores no declaraban huelga contra los estudios desde 1980 por los beneficios de las cintas de vídeo domésticas y la televisión de pago. Esa vez, tuvo una duración de tres meses. El Sindicato de Guionistas (WGA) comenzó a parar en las oficinas de los estudios desde el pasado 2 de mayo, emprendiendo una huelga simultánea por primera vez en 63 años. Los guionistas en 2007-2008, con su movimiento huelguístico, sentaron las bases del conflicto actual al centrar la mayor parte de las discusiones en el pago de los contenidos distribuidos por Internet. Ambos comparten semejanzas en temas como la mejora de las condiciones de trabajo, el pago justo de los derechos residuales de parte de las plataformas por «streaming» y transparencia en el proceso de cálculo de estos importes, así como la regulación del uso de la inteligencia artificial (IA).
O sea, una huelga sustentada en la presencia de las nuevas tecnologías industrializadas, frente al esfuerzo de la inteligencia humana y sus necesidades. Esto, en Estados Unidos de Norteamérica, como se llama a la ya hoy cuestionada en su posición, primera potencia económica mundial.
Ahora, la huelga está a punto de iniciarse en forma. Lo último que se supo en ese mundillo revuelto por la necesidad de los reales dueños de la fuerza humana de la diversión en Hollywood, es que el creador de «The Wire», el histórico guionista David Simon, fue despedido por el emporio HBO.
