En el libro Morir en Bruselas se me menciona como miembro del MPD en el tiempo en que ocurrieron los hechos relatados.
El libro de Pablo Borbón cumple, en parte, un anhelo de mucha gente que tuvimos el conocimiento cercano de Maximiliano Gómez.
No he leído el libro, así que solo se de él, los comentarios recientes al respecto.
El 24 de septiembre de 1970 estábamos Maximiliano Gómez y yo hablando en París, en el apartamento que ocupaba, cuando este recibió la llamada donde se le informaba de que habían matado a Amín Abel. Yo me lamenté ante El Moreno, como le llamábamos,» coño qué manera más cruel de festejar mi cumpleaños» , le dije. (Yo nací un 24 de septiembre) ah sí dijo.
En eso hizo comentarios sobre la llegada próxima de Miriam Pinedo que su interlocutor le mencionó en esa conversación.
Hice la ponderación sobre la muerte de Amín Abel, porque esa persona, a quién yo conocí muy de cerca, era junto al Moreno las dos personas más prestigiosas de la izquierda revolucionaria de ese entonces.
Uno y otro encarnaban dos atributos esenciales para una persona que quiera cambiar el curso de los acontecimientos: inteligencia fuera de lo común y honestidad personal.
Por eso fueron asesinados por los representantes del orden en ese entonces que eran el gobierno de Balaguer, y USA.
Quiero hacer el comentario siguiente:
La sepultura de la izquierda dominicana no fue causada por el asesinato del Moreno.
La izquierda revolucionaria la sepultaron todos sus desaciertos a nivel mundial en cuyo nombre Stalin mandó a asesinar a Trotsky en México, simplemente por diferencias personales, como otros miles en las diferentes sociedades que ellos manejaron, o por el extraordinario fracaso que fue la administración de las economías de las 14 repúblicas bajo la denominada URSS, o sea la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas derrumbadas en 1991.
Quiero si reforzar la creencia de que tanto El Moreno, como Amín Abel cometieron errores, como cualquier ser humano, pero su gran acierto fue la creación de una táctica que los esbirros apoyan tés del orden balaguerista e imperialista sintieron cuánto daño hacía en ese momento:
fomentar la unión de todos los opositores (incluyendo los de derecha).
Eso fue el precipitante de sus muertes. La otra izquierda estaba en sus propósitos de difundir la academia del marxismo leninismo que en nada se comunicaba con los hechos día día de la represión del sistema.
Si a esto añadimos que El Moreno tenía un carisma que no he conocido en nadie más, y que su extraordinario sentido del humor no hacia más que reforzar sus atractivos.
Yo conocí a Manolo Plata y no dudo en nada que fuera capaz de ejecutar su macabra acción, contra Miriam Pinedo, pero nadie se pone un letrero en la frente para que se vean sus pensamientos. En más de una ocasión oí referirse a El Moreno como su compadre. Yom Tampico prude desirer las interiorities de so cerebro.
