Un nuevo gobierno, por regla y tradición, en el país, dispone de tres meses de transición para recibir el poder. Se supone que ese plazo es suficiente para que los que entran y los que se van, nombren comisiones técnicas que intercambien, y se edifiquen sobre los problemas nacionales y de Estado. Nada comienza de nuevo. Estado en sus asuntos tiene una continuidad.
Quienes asumirán las riendas del Estado deben disponer de información suficiente y adecuada para comenzar el trabajo que les está poniendo en sus manos el pueblo elector.
Con el presidente electo, Luis Abinader, se produce la novedad de que sólo tendrá cuarenta días, o menos, para estudiar la realidad y seleccionar el personal del gabinete que le acompañará desde el inicio de su gobierno.
Se ha visto con buenos ojos la felicitación que hizo el presidente Danilo Medina y su manifestación de buena voluntad para colaborar con el nuevo mandatario. Medina, se supone, tiene todo empaquetado, para entregar con la premura de ley y según la tradición.
Entre los principales problemas que debe encarar el nuevo mandatario está la salud del país, afectada por la existencia de la pandemia del coronavirus, con sus miles de contagiados y las más de 800 muertes de dominicanos acumuladas; y está la reconocida crisis económica, no menos graves que el coronavirus.
Urge, entonces, que se designen las comisiones de transición de ambos lados. Y que se comience a estudiar los problemas nacionales, para que el nuevo gobierno inicie con buen pie su esperada labor de regente del Estado.
