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domingo, abril 28, 2024

Rubén González Ávila: hay que devolver la dignidad a quien con la música ama este país…

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 Mi madre hablaba siempre de hacer la mejor acción cada día, para mejorar en lo alto tu estrella.

Esta es mi buena acción del día, veremos si mi madre tenía razón, al final de este texto.

Rubén González Ávila, es de origen cubano y como ejemplar inmigrante, desde 1997 comenzó a formar jóvenes guitarrista en el Conservatorio Nacional de Música, Escuela Elila Mena.

Desde que conozco su nombre y su obra, le he admirado por varias razones:

La primera: Desde que llegó a República Dominicana se trazó un objetivo: enseñar, formar varias generaciones de jóvenes dominicanos que con él aprendieron el dominio sutil de tocar guitarras…

Nadie se lo impuso. Nadie se lo exigió, el entendió que hacia un aporte al país que pronto también, sería el suyo: él se lo ha ganado con sus mejores acciones, no de todo el mundo eso se puede decir…

La segunda: no todo el mundo sabe enseñar y el que lo sabe hacer, va creando un afable liderazgo entre sus alumnos que crece con la simpatía y la humildad de los maestros, que, por lo regular, siempre terminan siendo los mejores: ese su caso.

La tercera: he visto en Rubén González Ávila, el deseo genuino de todo el que enseña con vocación profunda: llevar al mejor puerto a sus alumnos, ofrecer su carisma y conocimiento a una juventud que hoy le agradece y le quiere, el caso más notorio es Camilo Rijo, el guitarrista del Conde con Meriño, que confiesa además con afecto visible «:  Ese es mi profesor, de corazón, de verdad. » Dice Camilo Rijo emocionado, desde su escuela de música callejera.

Y como si todo esto fuera poco, ha promovido la música dominicana en el extranjero, ha guiado a sus alumnos hacia el más bello territorio e la sensibilidad en cuanto a conocer y difundir la música de compositores dominicanos, de modo muy especial la música de Bullumba Landestoy (Rafael Landestoy Duluc – 1925 – 2018 ), a quienes sus alumnos de guitarra hace cierto tiempo dedicaron un homenaje en vida al maestro en la Sala Manuel Rueda, que espero no esté tan fantasmagórica como aquella vez, cuando asistí junto al maestro Landestoy Duluc al homenaje arriba nombrado.

Todos los que vengan a República Dominicana con esas intenciones de pedagogía, bondad y paciencia para suministrar el manjar del saber, bienvenidos sean, siempre… Y digo más si se nacionalizan con una hoja de servicios así, deberán encontrar en su ocaso biológico, un apoyo moral y material, que disfrutarán sin dificultades, como debe ser.

Rubén González Ávila
Rubén González Ávila

Me avergüenza escribir este texto y lo digo en serio, porque al hacerlo he puesto mucho cuidado para no herir los sentimientos del maestro González Ávila, pero no puedo dejar de lamentar que el pago material para una persona que con cariño lo ha dado todo, se vea a última hora envuelto en transiciones turbias, vivos de AFP (Reserva la de él) que amenazan su tranquilidad personal y familiar: eso no debiese ocurrir.

Nadie debe jugar con la dignidad final y el decoro de un ser humano, que lo único que ha hecho a lo largo de décadas, es formar jóvenes dominicanos generando frutos juveniles de éxitos…

* Sus festivales de guitarras Ethos, que llegó a más de 20 ediciones internacionales

* Su famoso Concierto de Aranjuez, del mítico Joaquín Rodrigo

* Pergamino distinguido de los Estudios Diná, otorgado por dicha escuela y sus alumnos.

* Los premios en Cuba de guitarra y especialmente el de México

* Sus viajes en Representación de la República Dominicana…

En fin, yo no me sobra espacio para reseñar su interesante obra de vía y servicio a este país.

Y es un grave abuso que una AFP, (Reserva en este caso) que solo puede recibir, error de esa institución, el 16% de su salario como pensión.

¿​Así debe responder en su retiro de la vida pública la República Dominicana a una persona que con buena fe e intención ha dado todo lo que sabe a la juventud de aquí?…

El maestro Rubén González Ávila merece una restauración de su dignidad, este caso como otros similares, que existen, deben hacernos pensar en la ingratitud de un sistema despiadado, ciego cuando le conviene, implacable y totalitario, contra quienes no lo merecen, al final de sus vidas.

Esta es mi buena acción de hoy. Mi madre decía que una estrella me iluminaría el rostro cuando en el lecho durmiera, ojalá aquella leyenda materna sea cierta, para que el profesor Rubén González Ávila, logre su objetivo: la consideración debida como la merecen todas las personas de gran calidad humana, que, además: aman la música como a la vida misma (CFE)

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