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domingo, abril 28, 2024

Nuestro sistema educativo sigue siendo frágil

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Llama mucho la atención y es tema de preocupación la alerta que hacen el Banco Mundial, Unicef y la Unesco sobre la crisis del aprendizaje, post pandemia en países de América Latina.

Este informe habla de que tras la pandemia del COVID˗19,  los niveles de aprendizaje podrían haber retrocedido hasta diez años y que cuatro de cada cinco niños no comprenden ni siquiera un texto simple.

La verdad que dentro de este conglomerado a que se refieren estos organismos para América Latina, nuestro país no está exento y habría que ver el nivel de afectación en nuestras escuelas, luego de implementar la virtualidad por razones ya conocidas y que, hoy en día, muchos quieren continuarla.

Lamentablemente, nuestro sistema educativo se ha caracterizado por ser un modelo frágil que adolece de muchas debilidades y todo el mundo lo sabe, que van desde la deserción, la repitencia, la irresponsabilidad de muchos padres y los conflictos entre grupos y autoridades responsables de llevar el pan de la enseñanza a las escuelas.

Si estos organismos internacionales hablan de diez años de atraso en el aprendizaje, imagínense cómo andaremos nosotros, con cuántos años de atraso estaremos.

Las estadísticas hablan de que antes de la pandemia la inasistencia escolar era de un 9,0% y el incremento con la pandemia se estima pudo llegar a 17,9%, un dato revelador de que no andamos bien, ni antes, ni post pandemia, de acuerdo con un estudio simulado realizado por la Vicepresidencia de la República en 2021 y que publicó un diario de circulación nacional.

Esto, por un lado, mientras que, respecto a las evaluaciones realizadas a los estudiantes, lo que conocemos como el Informe Pisa, el país siempre queda por debajo de los estándares y de otros países latinos con igual similitud a nivel educativo. También se critica la calidad de los docentes, pese a los incrementos continuos de salarios que éstos reciben, entre otras conquistas.

En los últimos años, entre los temas de primer orden abordados en cónclaves educativos a nivel básico han sido la lectura comprensiva y lectoescritura, porque hacen que el niño o joven se desarrolle intelectualmente, adquiera conocimientos, pensamientos críticos, aprenda nuevas palabras y habilidades para comunicarse con el resto del mundo.

Pero, al parecer, los resultados no han sido tan halagüeños en el sentido de que son el punto más frágil por el cual se desvanecen los esfuerzos para apuntalar un sistema educativo de calidad en los países de la región que nos compete. Por eso estos organismos refieren el tema de la crisis en lectura comprensiva.

Recordemos que el Ministerio de Educación recibe uno de los mayores presupuestos para desarrollar programas tendentes a favorecer e impulsar una educación de calidad a los estudiantes, además de otros programas que tienen que ver con la alimentación, uniformes y textos escolares.

El famoso 4% por el que tanto la sociedad luchó pasó a ser, inmediatamente se aprobó, un pastel del que muchos se han servido con la cuchara grande. Más de 231 mil millones de pesos se destinan cada año a la educación, sin que se manifieste ese impacto positivo en la transformación y en sus programas, siendo este uno de los pilares fundamentales en el desarrollo de los pueblos.

Los conflictos enarbolados por la Asociación Dominicana de Profesores, más que llevar soluciones para robustecer el sistema, tristemente, lo lleva hacia el abismo. Y es un conflicto que no tiene fin, por los intereses políticos que se mueven en ese ámbito.

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