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jueves, mayo 16, 2024

Liderazgo transformacional en momentos de crisis

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La sociedad dominicana tiene muchos años reclamando cambios profundos en todos los órdenes. Por ejemplo: en la justicia, en lo legislativo, en la calidad de la educación, en la eficacia del sistema de salud pública, en el transporte, en la protección del medioambiente, en la seguridad ciudadana, en el sistema energético, en la seguridad social, en la pobreza, la erradicación de la corrupción y la impunidad, en la creación de empleos dignos y decentes, y un largo etcétera.

Los pequeños, medianos y grandes cambios que está demandando por todas partes la sociedad, solo podrán llevarse a cabo cuando surja un nuevo liderazgo transformacional. ¿Dónde están los aportes significativos que ha realizado el liderazgo político, empresarial, laboral, profesional, académico y social a la sociedad dominicana?  

A juzgar por los efectos de los hechos de ayer y de hoy, podría afirmarse que han faltado hombres y mujeres que lideren los cambios parciales y totales que habrán de situar la República Dominicana, tanto en el mediano como en el largo plazo, en la ruta del progreso integral, sostenible y equitativo.

En pocas palabras, han faltado y faltan líderes transformacionales con valores, visión, determinación y coraje para planificar, ejecutar y controlar el modelo de desarrollo económico, político y social de la sociedad dominicana que se desea para los próximos veinte años. ¿Tendrá que venir una nueva generación de líderes a definir el modelo de desarrollo tomando como punto de referencia las ventajas competitivas y comparativas que tiene el país?

La carencia de valores, la falta de visión de futuro, el amor a las cosas materiales y el desapego al bien común, son parte de las limitaciones que limitan al liderazgo dominicano actual para pensar y aplicar los cambios profundos que necesita la sociedad dominicana. Hay que formar hoy el liderazgo que abordará mañana los obstáculos políticos,  económicos, estructurales, mentales, culturales e ideológicos, que han frenado el desarrollo sostenible, equitativo, inclusivo y centrado en el desarrollo humano de la sociedad dominicana.

El liderazgo que habrá de transformar la República Dominicana, en un lugar decente, digno, con oportunidades para todos sus ciudadanos, con mecanismos eficientes para sancionar a los que incurren en acciones ilícitas, deberá ser ciento por ciento diferente al que tiene muchos años controlando y diciendo inadecuadamente.

La visión, la fuerza y la energía del liderazgo son factores decisivos a la hora de hacer triunfar o fracasar un proceso de cambios. Hoy, se necesitan líderes que motiven e influencien a sus colaboradores y seguidores a desempeñarse de manera eficiente para lograr objetivos comunes, en lugar de buscar un beneficio propio o el cumplimiento de metas individuales.

El liderazgo es una pieza clave para el desarrollo sostenible y el buen desempeño de los pueblos y de sus instituciones. El líder ético y transformacional es aquel que influencia a todos con sus decisiones, actuaciones y ejemplos.

El liderazgo transformacional motiva, estimula, anima y propicia la innovación y creatividad, mediante la generación de altas expectativas, la modificación de actitudes y comportamientos en las personas que integran el equipo de trabajo en pro de alcanzar propósitos colectivos.

El liderazgo es la fuerza intangible, capaz de cambiarlo o destruirlo todo. El liderazgo transformacional promueve la relación basada en la confianza, se fundamenta en valores, su visión es de largo plazo y tiene pensamiento estratégico, fomenta la creatividad y el trabajo colaborativo, transmite seguridad y provoca identificación y compromiso del equipo, entre otros atributos.

El buen liderazgo entiende que las relaciones sanas son importantes, no cree en chismes ni en rumores, se preocupa por el bienestar de la gente, su energía positiva entusiasma. Además, pase lo que pase, hace lo mejor y más sano para el equipo, sabe cuando dar un paso y cuando quedarse callado. Sus palabras, sus acciones y su corazón cambian vidas. El

Liderazgo transformacional tiene claro que el respeto y la lealtad no se imponen, se ganan haciendo lo correcto siempre.

Por algún lugar y en algún momento, el liderazgo nacional tendrá que detenerse a repensar con la cabeza fría el modelo de desarrollo de la sociedad dominicana, siempre tomando en cuenta sus fuerzas impulsoras y restrictivas. Por ejemplo, la mayoría de los gobiernos locales tienen nuevos síndicos o alcaldes.

Además, a partir del próximo 16 de agosto del presente año, habrá un nuevo presidente, una vicepresidenta, así como muchos senadores y diputados elegidos por la voluntad popular.

Esta podría ser una buena oportunidad para iniciar el proceso de cambios profundos, que desde hace mucho tiempo viene pidiendo la sociedad dominicana. Para lograr esta meta será imprescindible la presencia activa de un liderazgo ético, creíble y empático que encienda la llama del cambio.

Por el bienestar y la sostenibilidad de la sociedad dominicana, ojalá que las nuevas autoridades asuman y apliquen con responsabilidad en sus respectivas dependencias un liderazgo transformacional que motive, estimule, anime y propicie la innovación y la creatividad, mediante la generación de altas expectativas, la modificación de actitudes y comportamientos en las personas que integraran sus el equipo de trabajo en pro de alcanzar objetivos comunes.

La sociedad dominicana actual necesita de manera urgente políticos, burócratas y servidores públicos que piensen, decidan y actúen en función de las necesidades, expectativas e intereses de todos los ciudadanos dominicanos.

En la presente coyuntura, hay que pedirle al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que ilumine las mentes de los nuevos políticos, de los burócratas y de los empleados públicos para que entiendan que a la administración pública se va a servir, no a servirse. Faltan pocos días para que llegue el cacareado cambio a las instituciones públicas. He de esperase que arribe acompañado de un liderazgo ético, inclusivo, humanista y transformacional. Las instituciones del Estado dominicano no quieren más políticos, más burócratas y más empleados sin vocación de servicio y huérfanos de competencias y habilidades.

En estos momentos de crisis sanitaria, económica y de falta de empleos, se requiere que en cada una de las instituciones del Estado se coloque un líder que cumpla con los siguientes requisitos: aprender y enseñar lo que sabe, predicar con el ejemplo, no tener miedo al cambio, creer en el trabajo colaborativo, aprender a motivar, saber negociar y saber escuchar, no excluir a los que piensan, deciden y hablan e manera diferente, poseer pensamiento crítico y creativo.

Es decir, se necesitan líderes transformacionales que entiendan que las relaciones son importantes, que se preocupen por el bienestar de la gente, que sepan que el respeto y la lealtad no se pueden imponer, que los mismos se ganan haciendo lo correcto y que provechen las fortalezas y los talentos de sus colaboradores en pro de la eficiencia y la productividad.

 

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