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lunes, mayo 6, 2024

Protestas y mentiras

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En territorio del ayuntamiento de Santo Domingo Este, el mayor ayuntamiento del país, se está produciendo el cuadro perfecto para un razonamiento de lo irrazonable.

Sin que sepamos quienes los dirigen, porque éstos no dan la cara, algunos munícipes asumiendo la conducta del tigueraje, han tomado las calles para protestar. Alegan que tienen tres meses trabajando para ese ayuntamiento y que no se les paga.

En este párrafo anterior está contenida toda la verdad y toda la mentira. Y la verdad es que se trata de una triste verdad que es mentira irritante.

1.- Son mentirosos

Estos protestantes callejeros, enfrentados y dispersos, ya, por tropas policiales (policías que sí llevan más de tres meses trabajando), son unos mentirosos.

Son mentirosos, porque no es verdad que hayan estado trabajando. Y es muy probable que no sean tres meses que lleven en las nóminas sin trabajar, sino varios años.

El síndico Manuel Jiménez, un hombre lleno de buenas intenciones por el que votó una mayoría de los votantes hábiles, lleva, precisamente tres meses en el cargo que es una carga. Le entregaron las funciones, pero no dinero.  Manuel dirá si es una carga o no lo es.

Los protestantes y quienes los dirigen son mentirosos, porque si ciertamente están en nóminas, no han rendido ninguna labor. Porque el síndico vapuleado y sacado de ese ayuntamiento, un granuja y sinvergüenza quien llaman “el cañero”, nunca le puso caña al trabajo, ni rindió ninguna labor positiva para esa comunidad de Santo Domingo Este.

En ese ayuntamiento no había, y no hay, suficientes palas, ni escobillones para limpieza, ni carretillas, ni camionetas, ni instrumental alguno para facilitar las labores obligadas.

Son mentirosos estos protestantes y quienes los dirigen, porque el estado de emergencia que por decreto gubernamental fue impuesto por fuerza de la pandemia del coronavirus que hemos estado viviendo, no ha permitido que ningún grupo tome las calles para limpiar, barrer, ni para arreglar el asfalto de las calles rotas. No ha permitido realizar ningún trabajo, porque se ordenó “quedarse en casa”.

2.- Botellas que protestan

La realidad es que la nómina del ayuntamiento de Santo Domingo Este, está llena de muchas botellas y holgazanes colocados allí en nombre de la política irritante a que nos obligaron los cinco gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Y no se les ha podido despedir, porque ese mismo estado de emergencia lo prohibió.

Manuel Jiménez tiene ante sí el cuadro perfecto para exhibir el razonamiento más lógico posible y actuar en consecuencia: pedir a la Policía que arreste a una muestra de los protestantes callejeros por alterar el orden público. No tienen que maltratarlos.

Dejar esa muestra en prisión, y no tiene que ser más de una docena. Para que confesen ante las mismas cámaras de televisión que los recogen protestando, ahora, ante fiscales y jueces municipales, primero quién los lanzó a las calles; segundo, cuál es la labor que han estado realizando y por la que quieren se les pague; y tercero , que de buena fe se les obligue a confesar sus mentiras, y se obligue a trabajar, cuando haya fondos para pagarles, ya que el barrio los necesita trabajando, ¡pero, con urgencia!

Ese nos parece un razonamiento razonable para entender lo irrazonable.

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