Leyendo lo que ha salido en la prensa sobre la red Medusa y su principal implicado Jean Alain Rodríguez, ex procurador general de la República, y lo que falta por salir a la luz pública, me deja en cierta forma muy sorprendida.
Nunca, la justicia dominicana había arrojado y puesto al descubierto un entramado de corrupción y lavado de activos tan complejo y grave como el que se ventila ahora mismo a nivel de opinión pública y que traspasa las fronteras.
El expediente, elaborado por la Procuraduría Especializada de Persecución a la Corrupción (PEPCA), contiene 12,275 páginas, el más extenso de la historia, creo que lo nunca visto.
Y lo interesante de este documento es que, al parecer, no esconde a ningún implicado, pese a que la mayoría pertenece a la élite de la sociedad dominicana.
Toda la información obtenida a través de las investigaciones realizadas por el equipo de trabajo de la PEPCA, están ahí con nombres y apellidos.
41 implicados directos, 22 empresas y el caso de una asesora mexicana, a quien supuestamente el exfuncionario pagó dos millones de dólares, fondos provenientes del presupuesto de la Procuraduría, por una asesoría para promoverlo en un futuro en sus aspiraciones a la Presidencia de la República.
Pero no solo eso, sino el dispendio en la compra de bienes raíces, yates de lujo, viajes al exterior, pinturas, y un etcétera sin fin, en detrimento del patrimonio público.
Cada página de este expediente es una “bomba de tiempo” que deja a cualquiera boquiabierto con tantos elementos y acciones que se supone fueron de manejo público y que nadie advirtió sobre tal o cual situación.
Me llamó la atención la parte del expediente que define las intenciones del implicado Jean Alain, quien tenía antes de llegar a la administración pública el objetivo de distraer fondos públicos y como tal lo muestra el expediente.
Dice que el exprocurador falsificó su declaración jurada de bienes, presentada el 30 de agosto de 2012 cuando asumió como director ejecutivo del Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana (CEIRD). De comprobarse en los tribunales habría que llamarle a este hombre el Rey del Entramado.
Ahora, la pregunta obligada es cómo se va a ventilar el caso Medusa en los tribunales, porque necesitaríamos un espacio de todo el tamaño donde quepan los implicados, sus abogados, familiares de los implicados y la prensa.
Pero nada, la justicia sabrá cómo hacerlo. Mientras tanto, sería bueno que algunos implicados que adquirieron bienes incautados y en conflictos, o que se beneficiaron de forma ilegal con el dinero público devuelvan al Estado esos bienes y, además, que paguen las consecuencias con alguna penalización. Que no se vayan en blanco y se aplique un régimen de consecuencias. Eso es lo que manda.
El caso red Medusa deberíamos tomarlo como ejemplo para repensar como sociedad. Hemos tenido casos históricos de corrupción, pero como este, ninguno, seguido por el caso Pulpo que también presenta un entramado de corrupción administrativa, cuyo principal implicado es un hermano del expresidente Danilo Medina.
Este expediente, al igual que otros, y que tocan al expresidente Medina continuarán su curso. Medina, en algún momento, tendrá que dar la cara ante la justicia y explicar cómo, siendo él un hombre tan bien informado, nunca se enteró de los casos que le señalan.
Es insólito que un presidente no se dé por enterado de lo que hacen sus funcionarios y familiares con el dinero de los impuestos que pagamos “los pendejos”, religiosamente.
