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domingo, abril 28, 2024

  ¡Humillante!

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Al margen de veteranos colegas, en lo adelante, cuando se lea un artículo de nosotros, muchos creerán que somos fotógrafos, camarógrafos o simples técnicos de los medios de comunicación presumiendo, en este caso; ser periodistas.

Resulta que recientemente se nos pensionó en el gobierno del cambio, y, tal parece, que en el afán de dar la impresión de cambiarlo todo institucionalmente, a la distancia, hasta nuestra tarea profesional  cambiaron.  Para nosotros, ello constituye una humillación, y, además, un abuso de lesa conciencia laboral.  ¡Qué vergüenza!

Es hasta chocante, que cuando los perremeístas y el mismo gobierno  pretenden someter legislaciones sobre el reforzamiento de restricciones a expresiones presuntamente injuriosas y difamatorias; se difame a veteranos periodistas neoyorquinos.

Sí, porque es difamatorio el que, con la intención que sea, se nos sindique como usurpadores de otras profesiones u oficios. Esto, sin menospreciar a los hombres de la cámara y técnicos televisivos.

Todo aparenta a que el antojadizo cambio de profesión, fue hecho a propósito; y si fue así, entonces habría que atribuirlo a una actitud aviesa de los  responsables de viabilizar esos trámites en el Palacio Presidencial.  Si por el contrario, fue un error, entonces habría de convenir en que  carecen de la pericia necesaria, e incurren en no justificadas negligencias.

En el decreto 323-22, aparecemos en el último grupo, y parecería que nos colocaron de pena, con una pensión de 30 mil pesos. Es decir, 10 mil menos que los demás de otra partida, donde sí hay algunos técnicos; gente ajena a nuestro oficio; sin nuestra trayectoria, y algunos que están trabajando, y sin embargo, fueron pensionados.

¿Cómo es posible que a José Alduey Sierra, Manuel Santana, Rafael Gómez y otros periodistas de larga data; incluyéndonos, hoy se nos diga que simplemente somos técnicos o auxiliares de los medios?  Y otra pregunta pertinente: ¿en Nueva York no hay veteranos periodistas hacedores de noticias, que solicitaron su pensión?

Y, lo sintomático de esto es, que entre los beneficiados no hubo nada aleatorio. Porque pudo aparecer algunos de nosotros, como periodistas. No fue así. El grupo de Nueva York, más de diez, figuramos en un aparte; todos como fotógrafos, camarógrafos y técnicos.

No creemos que los encargados de someter una lista en esta urbe, hayan consentido  este abuso;  lo dudamos, porque nos conocen. No se justifica que veteranos periodistas de palacio que saben quiénes somos, con falta de ética y respeto, hayan aceptado esa humillación.

 El autor es periodista, miembro del CDP en Nueva York, donde reside.

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