24.7 C
Santo Domingo
domingo, mayo 5, 2024

La liga de los domínico-haitianos que no liga

Las más leídas

Rafael L. Trujillo, a los pocos años de llegar a la Presidencia de la República Dominicana, y buscándola de nuevo, en 1937, tomó una decisión histórica a su manera: pasó por cuchillo a varias decenas de haitianos. Y con ese hecho bárbaro, como con otros muchos casos, pasó a la historia.

Trujillo estaba harto de oír mil y una versiones sobre los conflictos que se generaban en la línea fronteriza con Haití, entre gentes de ambos lados. Sobre todo, sobre la rapiña tradicional de parte de los haitianos en perjuicio de los dominicanos de los pueblos fronterizos.

Y Trujillo resolvió a su manera. Dispuso el hecho que pasado el tiempo muchos consideran fue todo un genocidio.

Lo que el presidente Trujillo intentó resolver con la matanza de haitianos no era nada nuevo. Nunca lo ha sido.

Ese conflicto fronterizo existía desde 1804, cuando los esclavos africanos subyugados por los franceses y otros colonos blancos, se alzaron en grito libertario y pasaron por las armas a todo colono blanco que apareció por los alrededores.

Entonces, en su primera Constitución establecieron que esta isla era una e indivisible. Los haitianos tienen fija en su mente la consigna de la indivisibilidad.

Pero los haitianos, obtusos como son, olvidan que en su afán ocuparon militarmente durante 22 años, este pedazo de isla, cuando todavía no tenía nombre, pero que hoy se llama República Dominicana.

Un hombre magnífico de aquellos tiempos, formado militarmente por los mismos invasores haitianos hasta llevarlo al rango de Coronel, les hizo ver a los esclavos haitianos liberados, que no era ni es como la tozudez les ha indicado a esos pobladores vecinos.

Ese hombre magnífico, sereno, prudente, totalmente diferente a lo que siempre han sido los haitianos, se llama, porque todavía tiene ese nombre, el General Juan Pablo Duarte.

Haití y la República Dominicana no son lo mismo. Ni cosa parecida. Haití es un cúmulo de vicisitudes infortunadas. República Dominicana es un cúmulo de virtudes libertarias, definidas a través del tiempo, con esfuerzo y con objetivos claros.

Haití sigue sin saber cuál es su rumbo para asombro del mundo.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Lo último