En un periódico de esos que se imprimen en papel, sí, como se imprime la sagrada Ley Sustantiva de la Nación, la madre de todas las leyes, la Constitución de la República, apareció el dicho de un hombre que ya fue nominado para que sea ministro de Relaciones Exteriores, o sea, Canciller de la República.
O sea, el vocero del que será presidente consagrado del país, en breve. Pero no más, simple vocero, ya que sus funciones las resume el propio presidente del país, de manera exclusiva.
El dicho de ese señor futuro ministro de exteriores se resume en dos palabras: estrechar y relanzar. Su decir fue desparramado por toda la internet. Esto es, ese señor logró su primer hito al conseguir que el eco de su pronunciamiento calara en todo el universo exterior.
Roberto Álvarez no se conformó con hablar por sí mismo, sino que habló también en nombre de la fulgurante nominada para representar al país, y al presidente del país, desde la embajada dominicana, ante el gobierno norteamericano, o sea, el Departamento de Estado. El señor Álvarez dijo que apoyará a la señora Sonia Guzmán, una figura con experiencia de Estado, hija de uno de los presidentes más correctos que ha tenido el país, don Antonio Guzmán.
¿Por qué el señor Álvarez tiene que hablar como ha hablado, en nombre suyo, en nombre del presidente, en nombre de la inminente embajadora dominicana ante el gobierno de Washington? ¿Lo instruyeron para eso, o es que él viene con ese tono tan melífluo?
¿Qué es lo que tiene que estrechar el país con los norteamericanos? ¿Qué es lo que tiene que relanzar el país de sus vínculos con los norteamericanos?
Álvarez, no es que sea figura tan reconocida entre las grandes masas dominicanas. Es uno de los hombres que el grupo del nuevo presidente Luis Abinader, y Abinader mismo, han escogido para un rol específico: tener un escritorio fuera del Palacio Nacional, ya que el presidente tiene allí el suyo propio para decir por sí mismo lo que serán las relaciones exteriores del país con todas las naciones del mundo, que no sólo con los Estados Unidos.
El país goza de excelentes conexiones con los norteamericanos, con su gobierno, con su pueblo. Y goza de muy buenas relaciones con todos los pueblos del mundo, hasta con los que no tienen tan buenas relaciones con los norteamericanos. Porque así debe de ser.
¿Le habrá dicho el nuevo presidente, don Luis Abinader, al señor Álvarez, su eventual canciller, que algo anda mal con los norteamericanos y que es necesario relanzar los profundos vínculos con Estados Unidos?
Un día de estos le recordaremos al bisoño eventual canciller dominicano algunas cositas que nos han hecho los norteamericanos enviando en dos ocasiones sus militares a derramar sangre en esta República Dominicana. Y el hecho de que los teléfonos 5G de Huawei, circulan en las manos de miles de dominicanos orgullosos de usarlos con libertad dominicana. ¿No está bien?
El Patricio dominicano por excelencia, el fundador de esta República a costa de todos los sacrificios personales y familiares, dejó de manera expresa su designio que sigue siendo el de todos los favorecidos con su obra de genial patriota: República Dominicana tiene que ser independente de todo poder extranjero, o de lo contrario, es mejor que se hunda la isla.
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