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domingo, mayo 5, 2024

Cuidado con el ojo de la tormenta

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Toda tormenta tiene un ojo centrípeto que es de cuidado. Ninguna persona quisiera ser atrapada por el ojo de la tormenta, para poder seguir contando la historia.

Siendo así, el mejor consejo tiene que ser el de que hay que cuidarse del ojo de toda tormenta. Todo el mundo lo sabe. Pero hay que reiterarlo para los desprevenidos.

República Dominicana se encuentra azotada por una tormenta de múltiples ojos. Es de seres inteligentes tener cuidado con tantos ojos como existan, para no dejarse arrastrar por ninguno de esos ojos tormentosos.

Lucha contra la corrupción que debe terminar en aplicación de la Justicia. Nos enseñaron que sólo los justos ganan el cielo y son colocados a la diestra del creador del Universo. Esto para los creyentes. Pero no hay que ser creyente al estilo cristiano para estar de acuerdo en que lo justo es lo más razonable.

Está ahí, la tormenta de la gravedad de la situación sanitaria nacional. Muchos han sido y siguen siendo atrapados por el ojo de ese huracán inusitado, y hasta el momento imbatible. Hay normas que permiten cuidarse de no caer en el ojo de esa tormenta. Sigamos siendo prudentes con las normas y advertencias.

Está el huracán de la crisis económica, dependiente, más que nada de esta última. Con este último huracán estamos siendo azotados todos. Porque es muy difícil avistarle el ojo para evitar ser arrastrado al centro de ese huracán. Pero de que existe, existe.

Y un huracán que parece estar vinculado y constituido por todos los demás: la tormentosa tormenta de nuestros escolares y estudiantes en la totalidad de las familias del país, impedidas de enfrentarlo por sí mismas, ni con ayuda de terceros. Lamentable desde todo punto de vista.

La situación es grave para todos.

Todo huracán trae un paréntesis de oscuridad, largo o corto. Pero todos sabemos que de toda oscuridad nace luz. La noche es más oscura cuando está por asomar el alba. Se avizora el horizonte.

Saquemos fuerzas de nuestras flaquezas. Y veremos, al fin y al cabo, que podemos. Saldremos airosos de todos los ojos de tormentas y huracanes. Pero creámoslo todos juntos. Y en coyunta, saldremos airosos.

Siempre habrá un ojo amplio, pero único para la solución: miremos todos por ese ojo común y orientador. Adelante.

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