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domingo, mayo 5, 2024

De mi libro Sociología & Sexualidad

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Si la sexualidad está ordenada dentro del proceso de crecimiento de la persona, en armonía con la comunidad y el encuentro social, sería un contrasentido apreciar el aspecto sexual como un pecado, como el culpable de muchos males sociales, no sólo la actividad biológica del sexo, sino también de todo lo que el ser humano pudiere pensar en torno a esta función tan natural como la vida misma.

Desde esta postura moral heterónoma, la visión pecaminosa del sexo sería lo que impide que la sexualidad constituya una fuerza incontrolada de la persona, aislada de sus perspectivas e ideales; la sexualidad que encierre al ser humano en sí mismo, en su egoísmo, impidiendo el encuentro personal en el amor.

La sexualidad ya no sería una fuerza de encuentro. Se quedaría en una etapa infantil, narcisista, lúdica. (lo de infantil es porque Santo Tomás llama “pecados infantiles” a los pecados sexuales).».

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