» Un perro ladra,
va a amanecer,
el viento silba,
se oye un árbol crujir,
todo se agolpa para sentir
esos recuerdos que me hacen vivir. «…
Pablo Milanés. / Querido Muertos / Álbum Orígenes 1994 /…
Que alguien sensible, lo suficiente y atento, nos explique cómo se hace un carnaval de nubes más azul que lo azul, intenso y sin llantos, hilera de vapor en colores, como los trenes silenciosos de la infancia.
Ángel Haché (San Pedro de Macorís. 1943. Santo Domingo 2016), había hecho un carnaval de nubes con su gracia y talento, buscando en las risas la certeza de una camaradería inspirada, dando por hecho que la amistad era un faro de luz griego y en sus sombras: las escenas de su vida, como aquellas imágenes iniciales del cine mudo universal…
Que alguien, no importa que le duela el alma todos los días, no importa el recóndito llanto irreparable, nos explique cómo se hace un carnaval de nubes, entre la arquitectura el teatro y el lienzo que transfigura alguna catedral de media luz antigua, cantata bizantina de los de siglos posada en la curiosidad de Ángel, explicada en la Gran Ilusión (1937) de Jean Renoir. Sagrados cuádernos garabateados, con el más bello imaginario de que el cine había llegado para salvarnos de lo peor, aunque lo peor no había llegado…
En el Carnaval de nubes, se hace un festival de teatro y Rafael Villlalona se maravilla, da una palmada frenética se escucha en todo el teatro y con su voz estentórea dice: » Coño Ángel, ahí es…… » Y visto en el tiempo ese coño, era el justo, no hay malas palabras, solo circunstancias y expresiones de repente.
El director de Teatro ante el actor, reacciona, sabe lo que conviene, para llevar la obra a puerto seguro en escena.
Ángel disciplinado, mira con sus ojos grandes de Marcelino Pan y vino (1955 o 1954. Ladislao Vajda) a su amigo y compinche teatral y brillan sus ojos de encanto y fascinación, porque el teatro fue pasión de verbo y gesto, mueca y trapo, cara pintada y juego más que celestial.
ANTICLIMAX:
En algún lugar de Santiago, más verde a morir que nunca, la llovizna limpia un cielo de nubes grises juguetonas y una luz con brillo de verdad, nos arropa en una terraza hermosa, digna para los recuerdos. Bismarck Victoria cuenta sus historias y yo las mías. Me acribilla. Me acusa de novelista escurridizo y evasivo. Reniego de halagos literarios que no me pertenecen, sin embargo, Ángel Haché se cuela entre esas nubes que cubren montañas verdes a morir y entonces le digo a Bismarck, mira si algo hiciera se llamaría : » Nuestros Sagrados Muertos » y Ángel Haché sería uno ellos…
El humanismo de Emmanuel Mounier, le persiguió, como al otro y Terencio: Nada humano, le fue ajeno…
Y no escribió microscopio, lo admiraba: un conservador católico, humanista odiaba el crimen sin miramientos y ríos discretos salobres, afloraban su cornea, sin decir palabras…
Que alguien sensible, que tenga cortesía del alma y entienda de corazones rotos en las fechas, que explique cómo haríamos un carnaval de nubes, sin larga reunión del grupo la Máscara o sin algún dialogo amistoso de » problema de diseño «, arquitectura de columnas y planos volando en el aire y desde arriba, toma de cámara en picado, para descubrir a Plácido Piña y Ángel Haché, haciendo el ejercicio de lo entrañable, como en una sonata de Scarlatti : interminable y dulce, como la flauta traviesa en sus notas.
¿Pero una pregunta Qué Placido es ese? Es el mismo, que sonríe como personaje de Rocco y sus hermanos (1960. Luchino Viconti / Rocco e i suoi fratelli ).
Alguien se confesaba conmigo, esta mañana mientras escribía este texto, sin ella saberlo…
Los recuerdos son parte de un hermoso sueño del pasado, te queda la satisfacción de tener el privilegio de haberlos vivido y ser parte de una historia heroica »
Elsa Núñez…
Al fin alguien sensible, suficientemente atenta, nos ha respondido y sin decirlo ha resuelto el enigma de los carnavales de nubes de Ángel Haché. (CFE)
