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domingo, abril 28, 2024

Guerra avisada en Argentina: FMI va por dinero, gobierno por la represión

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Patricia Bullrich, una ex guerrillera de los Montoneros, arrepentida, ex candidata presidencial por una coalición de la derecha, con cara de enemistad, anda advirtiendo a los argentinos que con el áspero castigo a los bolsillos de los más necesitados, llega también la amenaza de los tanques y blindados militares para reprimir a quienes protesten.
Ella viene de la banda del expresidente Mauricio Macri, el último de los sepultureros, con el mismo cargo que ocupó antes y como muchos otros, convertidos en agentes libertarios para soportar a Javier Milei y su nuevo espectáculo.
La Bullrich es la ministra de Seguridad, ruda mujer de extensa experiencia en asuntos represivos, ahora junto al gobierno libertario de Javier Milei, con apenas días al frente de los asuntos del Estado argentino.
Viene de las filas del Gobierno de Fernando de la Rúa, gobernante que solo agotó medio período, ya que en 2001 fue desalojado en medio de grandes protestas populares ensangrentadas que costaron 39 muertes en Argentina.
La Bullrich ha sido objeto de críticas y cuestionamientos, tanto durante los gobiernos de Fernando de la Rúa (2000 – 2001) hasta su final, y el estallido social, como durante el gobierno de Mauricio Macri, negociante con mayores oportunidades, ahora, con Milei.
No es sólo la Bullrich, la que se afana en sus advertencias, sino que eso es la extensión de lo que ya dijo Milei, durante su discurso de ascensión al Poder, repitiendo lo que ya había cantaleteado durante su campaña para postularse al puesto de gobernante. Y entre otras potentes voces, en un mismo sentido, del vocero de Milei, Manuel Adorni: Esto alcanza al que corta, al que transporta, al que organiza y al que financia.
Esta Bullrich es la misma ministra del Trabajo que luego fue ministra de Seguridad Social, y que lleva en su cuello colgada la historia de haber recortado con dureza las jubilaciones, arrojando a millares al desempleo. Siempre se distinguió por ser rabiosa adversaria de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de todo lo que oliera a peronista, después de ella misma haberlo sido.
Esta mujer con ánimo impertérrito ha advertido que se apoyará en las fuerzas de Seguridad de la misma manera que lo hizo durante el Gobierno de Mauricio Macri, cuando ocupó por primera vez el ministerio de Seguridad. Dice que penalizará los cortes y bloqueos las calles y anuncia la intervención de fuerzas federales para liberarlas, y que habrá «sanciones severas» para quienes alteren «el orden público».
«Las cuatro fuerzas federales, más el Servicio Penitenciario Federal (SPF), van a intervenir frente a cortes, piquetes y bloqueos, sean parciales o totales. La ley no se cumple a medias. Se cumple o no se cumple», declaró Bullrich.
La amenaza con antecedentes sangrientos de la Bullrich fue publicada en el Boletín Oficial, allí se argumenta que la medida resulta necesaria ante la «recurrencia, intensidad, extensión y frecuencia de la interrupción del tránsito» que se volvió «insoportable para la población».
Lo más grande que se comenta en Argentina es el hecho de que la Bullrich formó parte de numerosas convocatorias y marchas que interrumpieron el tránsito, durante largos años en gobiernos anteriores. Ahora, en las redes se la califica de ser “la profeta del odio”.
Mientras en Buenos Aires y toda Argentina crece la tensión y la incertidumbre ante el grosero ajuste económico anunciado en diez medidas por Luis Caputo, el ministro de Economía, y las que se esperan para esta semana.
Existen allí los llamados «piqueteros», organizaciones populares que suelen manifestarse y cortar calles en reclamo de programas sociales. Se espera por las marchas masivas que cada año recuerdan el estallido social del 19 y 20 de diciembre de 2001, y que ya fueron pautadas. Todos los dirigentes sindicales y obreros, han dicho que no esperarán sentados.
Argentina necesita algo más que los fondos del FMI. Más producción para romper los déficits con mayores ingresos. De eso es de lo que no habla Milei, ni la Bullrich.

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