Sin tratar de pescar de pitonisa, la primera vez que la vi cantar supe que iba a dar “mucha agua a beber”, como se suele decir por estos lares, porque estaba frente a una extraordinaria cantante, de voz potente y acaramelada.
Aunque no obtuvo el primer lugar en el afamado concurso Operación Triunfo, desde ese momento se convirtió en mi favorita y yo en un fan furibundo. Desde ese momento he seguido de cerca su meteórica y excitante carrera, buscando sus canciones, que poco a poco fueron apareciendo, disfrutando de su exquisita y dulce voz.
Entre mis amigos de Santiago propagué sus canciones y su calidad como intérprete del buen bolero. Puedo decir que desde que la escuché cantar he sido un promotor de sus canciones y de su calidad como artista.
Sin más preámbulos le presentó a Tamara Macarena Valcárcel Serrano o más sencillamente “Tamara”. Nacida en Sevilla, España, el 27 de junio de 1984.
Descendiente de una larga estirpe de artistas, pues es nieta del cantante de copla y flamenco Rafael Farina e hija de la “bailaora y cantaora” Matilde Salazar.
Aunque muchos mortales supimos de Tamara a partir de su participación en Operación Triunfo, ella está dando de qué hablar desde niña, cuando se dio a conocer en España en la versión infantil de Lluvia de estrellas, donde imitó primero a Pocahontas y después a Laura Pausini.
Y grato saber que la voz de Tamara ha impactado a multitudes. El mejor ejemplo es que en 2003, la discográfica Muxxic le otorgó el Disco de Diamante por las ventas de un millón de copias pertenecientes a sus tres primeros discos Gracias, Siempre y Abrázame.
Su biografía refiere que “su excepcional interpretación del bolero “Encadenados” en un programa de TV en el que se homenajeaba a su abuelo, generó el interés inmediato de todas las compañías discográficas de España. Así, su figura de cantante melódica comenzó a dibujarse en 1999, cuando apenas tenía 15 años”.
Con su primer disco “Gracias”, compuesto de boleros y rancheras logró cinco discos de platino en España y disco de oro en varios países de América Latina, como Venezuela, México o Colombia.
No creo que nadie en su sano juicio discuta la sólida trayectoria de Tamara y la pegada que han tenido todos sus boleros, sobre todo, aquellos compuestos por el brasileño Roberto Carlos.
Pero por si acaso: cuatro premios cadena dial, premio de la música al artista revelación (2000), premio ondas de la música a la mejor canción (Herida de amor, 2001), varias nominaciones a los Grammy latinos y Premio Latino de Oro por su trayectoria en 2019, entre otros.
Todas sus canciones han sido éxitos indiscutibles: “Si nos dejan”, “Cada día”, “Gracias”, “Celos”, “Siempre”, “Herida de amor”, “Cómo le explico”, “El gato que está triste y azul” y “La distancia”. Y como suelo arriesgarme a tomar partido, mi bolero favorito en voz de Tamara es “Todavía”.
Tamara, la novia que no tuve ni tendré, como suelo de decir para expresar mi profunda admiración por ella, es una bolerista indispensable para quien se precie de melómano y una opción maravillosa para cualquier viernes bohemio. Además, cuando disfruta sus videos te das cuenta que ella se adueña del escenario y de la atención de los espectadores, que te hace estremecer con su histrionismo y el manejo de su voz, en esos boleros de siempre.
Y si este fuera un espacio radial o televisivo no tendría que escribir tanta plepla y diría: sin más preámbulo la exquisita voz de Tamara y dejará que el espacio se inundara con la fuerza, la dulzura de su cantar.
El autor es periodista, novelista, cuentista y poeta
