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viernes, mayo 17, 2024

Melómano:Lino Borges:  De recolector de berro a los más exigentes escenarios musicales

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No creo que exista una canción que con más dramatismo describa el fenómeno de la soledad como “Los ejes de mi carreta”, compuesta por el uruguayo Romildo Risso y magistralmente interpretada por Héctor Roberto Chavero (1908-1992), conocido artísticamente como Atahualpa Yupanqui.

El hombre a quien el silencio de la soledad le estorba y prefiere el chirrido de los ejes de la carreta. En la soledad se suele hacer una retrospección hasta lo más profundo de los sueños, los anhelos fallidos.

Hay quienes disfrutan la soledad y no se le puede culpar, porque la soledad es adictiva, te permite reflexionar sobre el sentido de la existencia, la existencia como un todo, donde eres a penas un granito de arena.

En mi caso, la soledad, cuando montado en un caballo o mulo buscaba agua en el río Bayguate, me permitió tomar la feliz decisión (aunque a veces ingrata) de dedicarme a escribir. En principio pensé en la poesía, que calladamente cultivo, pero luego me sedujo la narrativa.

A veces, en la ribera del río buscaba berro para comerlo, sin ninguna medida de higiene y me encantaba el picor que despedían sus hojas y tallos. Los lugareños lo llamaban berro silvestre y luego me enteré que los japoneses, que habían establecido una colonia en Jarabacoa, lo cultivaban para su explotación comercial.

Pero no se trata de mí, ni pretendo atormentar al lector con un aburrido ensayo sobre la soledad, sino hablar de los buenos boleristas y sus boleros.

En esta ocasión me voy a referir a un cantante que nació recolectando berro, en la soledad del campo y que con su voz se hizo referente del buen bolero en Latinoamérica.

Considerado una de las voces más destacada del bolero en Cuba, Severo Alberto Borges Abreu, Lino Borges, nació en agosto de 1933 en Batabanó, que es un municipio de la provincia cubana de Mayabeque, y fallecido en el mismo mes del 2003.

La Voz Romántica de Cuba, y sí que lo era, se inició como vocalista en agrupaciones musicales de su pueblo natal y luego formó parte del Conjunto Saratoga.

Borges trabajaba como recolector de berro, un vegetal que se produce en lugares anegados y fríos, y cuentan que en los momentos de descansos sus compañeros de labores lo animaban a cantarle, se deleitaban con su voz exquisita y suave.

Su debut como profesional se produjo a la edad de los 16 años, donde cantó con la orquesta de J. R. González, en la que estuvo varios años.

Posteriormente pasó a formar parte de los conjuntos Universal, de Melena del Sur, Casablanca, Casino, Rumbavana y Saratoga. Con Saratoga estuvo 20 años antes de decidirse por ser solista.

Borges falleció a la edad de 71 años en un hospital de La Habana de una afección pulmonar, pero gracias a la magia de la tecnología podemos disfrutar de canciones emblemáticas como “Vida consentida”, “Morir soñando”, “La vida es un sueño”, “Raro presagio”, entre otras.

Son hermosos los boleros “Vida consentida” y “Morir soñando”, con los cuales Lino se dio a conocer y ganó popularidad en el país, pero a mí me encanta la canción “Y me hace pensar”. Sencillamente por estas letras que copio a continuación:

“Son tus besos tan fríos

que en los labios míos

la muerte me van a dejar

Y yo sé que con esa mirada

una puñalada tú me va a dar”.

En este viernes bohemio, antesala de malos presagios por la amenaza de la tormenta Fiona, no hay nada mejor que acercarse a disfrutar de La Voz Romántica de Cuba, Lino Borges, que pasó del frío y anegado cultivo de berro a los más exigentes escenarios musicales e hizo nido por siempre el gusto popular. Y, ¡salud!

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