En ocasiones me da con escuchar las distintas versiones de los boleros de mi predilección y uno de esos viernes bohemios me detuve a escuchar “En un rincón del alma”, la canción compuesta por José Alberto García Gallo, que terminó llamándose Alberto Cortez, el extraordinario cantautor argentino fallecido en España, en 2019.
“En un rincón del alma”, una de las canciones emblemáticas de Cortez, que además la interpreta, también fue grabada por Milton Santos de Almeida, el Gran Miltiño, conocido como el Rey del Fraseo.
Además, por su compatriota, la exquisita Estela Raval (1929-2012), integrante estelar del grupo musical Los Cinco Latinos. Por ahí me encontré con el boricua nacionalizado dominicano Danny Rivera y hasta a Chavela Vargas. Además, a María Marta Serra Lima y últimamente me sorprendió la versión del hijo de Marco Antonio Muñiz, Jorge Muñiz, entre otros.
Es decir, que para escoger hay mucho “En un rincón del alma”, la canción que le gusta a mi compañero de cuita el ambientalista Eduardo Santos. Eso sí, que Santos es ñoño con la versión interpretada por Cortez, que definitivamente es uno de sus ídolos musicales.
Difícil es decidirse por dos emotivas y bien cantadas versiones de “Nada”, el tango compuesto por Horacio Sanguinetti (1914-1957) en 1944. Una la canta Felipe Pirela (Felipe Antonio Pirela Morón), el venezolano que engalanó la orquesta de nuestro compatriota Luis María Frómeta Pereira, el inolvidable Billo Frómeta (1915-1988), la Billo’s Caracas Boys. La otra, Roberto César Iannacone, que fue un músico, cantante, compositor y hasta actor argentino, cuyo nombre artístico es Roberto Yanés.
En los 80´s, Sergio Vargas, El Negrito de Villa, hizo una versión de este tango en tiempo de merengue y me parece que lo escuché cantarlo al estilo Yanés y Pirela, en versión bolero. Si no lo ha hecho, ojalá el Negrito de Villa se anime y lo grabe en versión bolero, pues estoy seguro de que tendrá la calidad y la fuerza interpretativa que le imprimió a varios boleros popularizados por Gilberto Monroig y que él incluyó en su repertorio con el sugerente título de Suite Monroig.
Siguiendo esa senda triste, ese doloroso aire de tragedia, abandono y desamor de la mayoría de los tangos memorables, la canción narra la historia de un hombre que va en busca de su amor de antaño y lo que encuentra en su casa natal es desolación, ausencia y abandono.
“¡Cuánta nieve hay en mi alma!
¡Qué silencio hay en tu puerta!
Al llegar hasta el umbral,
un candado de dolor
me detuvo el corazón”.
Solo un profundo dolor por un amor que a sabiendas se fue y un sincero arrepentimiento, motivó a este hombre protagonista del tango a acercarse a aquella casa en ruina.
Aunque el tango compuesto por Sanguinetti tiene tres estrofas, en las versiones cantadas por Pirela y Yanés solo se incluyen dos y está, que confirma mi afirmación anterior, es la segunda:
“Nada, nada queda en tu casa natal…
Sólo telarañas que teje el yuyal.
El rosal tampoco existe
y es seguro que se ha muerto al irte tú…
¡Todo es una cruz!
Nada, nada más que tristeza y quietud.
Nadie que me diga si vives aún…
¿Dónde estás, para decirte
que hoy he vuelto arrepentido a buscar tu amor?”
Roberto Yanés, que se convirtió en un referente de su época, además de cantar de una manera hermosa y peculiar, tocaba el piano. Lo de compositor fue porque compuso las canciones “Querer como nadie” y “Te desafío”.
Cuando Pirela llegó a la Billo’s Caracas Boys, liderada por Billo, era un cantante desconocido que empezó descollar en esa magnífica orquesta, por donde también pasaron José Luis Rodríguez, El Puma, Alfredo Sadel, Ely Méndez, entre otros.
En el relanzamiento de su orquesta en 1960, Billo recibió varias recomendaciones del Bolerista de América, como posteriormente fue conocido, ubicó a su hermano Edgar Pirela, quien fungía de su representante artístico, le probó y le firmó el 14 de junio de 1960.
Animado por su gran popularidad, Pirela decide lanzarse como solista y renuncia de la Billo’s Caracas Boys y a partir de ese momento su historia éxitos es de todos conocida. Y es uno de sus éxitos indiscutibles.
Como estrella en ascenso, luego de su salida de la orquesta de Billo, Pirela se convierte en el fenómeno musical del momento, actuando en exigentes escenarios de Estados Unidos, Centroamérica y el Caribe.
A pesar de su aire de tristeza, la ruinosa realidad que muestran sus letras, “Nada” es un tango para escucharlo como bolero, ya sea en la voz de Pirela o de Yanés. Difícil será decidirse por una de las dos versiones, pues se trata de dos monstruos de la interpretación del bolero.
