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martes, mayo 14, 2024

Melómano: El Jilguero de Cienfuegos, más de medio siglo entre risa y canto

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Difícilmente alguien sepa quién es Inocente Iznaga González y es natural que su nombre sea desconocido, como ocurre con la mayoría de los artistas. Cuando una persona decide dedicarse al noble oficio de entretener, ya sea en el canto, la actuación u otra actividad, lo primero que hace es buscar un nombre artístico (si está informe que el suyo), en mucho caso muy alejado de como el común de la gente lo identifica.

Este fenómeno de la inconformidad con el mote que adoptaron sus progenitores también se da en la literatura y para muestra tenemos el caso del extraordinario poeta chileno Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, que decidió adoptar el seudónimo de Pablo Neruda, que terminó convertido en su nombre legal.

Pablo Neruda
Pablo Neruda

Recuerdo que una visita a la comunidad de Haina, el grupo de la tertulia literaria que dirigía el escritor   Rafael Peralta Romero y director de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña,  tuvimos el placer de escuchar a joven local interpretar varios boleros a capela.

No recuerdo su nombre, pero en cuanto terminó de cantar y luego de los aplausos de los tertulianos allí presentes, exclamó con emoción: hoy nació Tano Marcos. Estuvimos de acuerdo, todos, que su nombre de pila era más adecuado y bonito que el seudónimo artístico que había adoptado.

Volviendo al cubano Inocente Iznaga González, lo que en alguna ocasión nos detuvimos a escucharlo lo conocimos por el nombre artístico de El Jilguero de Cienfuegos, nacido en 1930 y fallecido el 10 de febrero del 2012.

Tenía la peculiaridad de que sus canciones son hilarantes, cantadas para reír a carcajadas. Unas letras con una picardía extraordinaria, donde se muestra el depurado humor de nosotros los caribeños.

Además de sus letras jocosas, en la mayoría de sus canciones incluía su risa característica, que, aunque era fingida, provoca gozo en quienes las escuchaban.

El segundo sentido de sus canciones no era, como ocurre ahora, vulgar y, más bien estimulaba el suspenso y la expectación.

Inocente se inventó lo que se conoce como “Tonada de la Risa”, una forma muy peculiar de interpretación del punto cubano, donde se interrumpe la canción con una risotada.

Sus interpretaciones constituían y constituyen aún ese momento relajante en medio de la cadena de desamor, tristeza y traición que implica escuchar un programa dedicado al bolero, escrito, como aseguran algunos, “para sufrir el amor”. Una nota diferente, divertida, para apelar a una emoción gratificante como es la risa.

Otros boleristas han escogidos canciones jocosas para componer su repertorio, como es el caso de Daniel Santos y “Borracho no vale”, pero El Jilguero de Cienfuegos hizo de la picardía, el doble sentido y la Tonada de la Risa su sello personal.

Naturalmente que Inocente era de Cienfuegos, de escasa formación escolar, pero siendo un niño se interesó por la música, interpretando guajiras, sones y guarachas.

Por suerte sus fanáticos lo tuvieron 75 años cantando y riendo, cosechando a lo largo de su fructífera carrera artística la “Distinción Alejo Carpentier”, el “Camarón de Cristal de Cienfuegos” y la “Réplica del machete de Máximo Gómez”, entre otras.

En esta ocasión rindo homenaje a un verdadero embajador de la risa a través de la música cubana por 75 años, El Jilguero de Cienfuegos, y entre boleros y boleros recomiendo relajarse con una que otras de sus canciones en este viernes bohemio. Y, como siempre, salud.

El autor es periodista, novelista, cuentista y poeta

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